Hola orejas:

Hoy me decido a escribir, después de leer mucho tiempo la web.

Con 3 años fuí a un colegio de Fomento y con 16 pedí la admisión como numerari@, despúes de estar toda la vida en contacto con ellos, primero en pisos cuando no tenían club en mi ciudad y al final fuí de San Rafael. De esto hace ya más de 10 años!.

Mis padres son católicos practicantes pero estaban en desacuerdo con su doctrina, fuí a dicho colegio porque mi prim@ iba. Quisiera decir que en mi caso fuí yo quien pidió entrar porque creí que era lo que Dios me pedía, sin saber lo de las disciplinas, ni testamentos, ni separación de mi familia. Sí que hacía todas las normas de "casa" menos las internas. A mí me ayudaba mucho ese conocimiento interior y perder miedo a Dios, poder hablar con Él. Eso a los 16 años, cuando pasó un año ya solo completaba la agenda cada día, norma hecha:si/no. Los guiones de la charla fraterna eran de si/no, después de pasar por tres numerari@s que me lo llevaron por movimiento de personal.

Comenzaron a pedirme que trajera a gente a la meditación, sólo pude convencer a una compañer@ de clase, quien pitó como agregad@ pero duró meses. Desde aquí mis disculpas por las "malas artes" que me obligaron a hacer. A raiz de ello me negué a hacer apostolado, proselitismo ni nada parecido y lo dije en la charla fraterna. Me obligaron a hablar con un@ de la Asesoría y yo seguí en mis treces. Llegó el primer año de carrera y en la ciudad no había centro de estudios. Quiero decir que nadie me despidió cuando me fuí a estudiar fuera de mi antigüo club. Viví en una residencia que no tenía nada que ver con ellos e iba a formación al nuevo club. Quien me llevaba la charla no se molestó nada en mí, solo me pedía que llevara a gente de mi residencia. Tocó mi talón de aquiles, supongo que nadie le informó o al contrario le informaron demasiado.

Durante estos meses yo fuí descubriendo que el mundo era otro, que tenía gente con quien fuí encajando hasta que encajé con un@ quien me escuchó y me apoyó hasta que en marzo sin que ellos lo esperaran me volví ese fin de semana (coincidió que el 19 caía un sábado) y a las 12 de la noche después de llamarme y al dar conmigo, se lo dije por el teléfono, con angustia por lo que me hicieran, con miedo a empezar una nueva vida que sólo dependía de mí.T odo contacto por su parte acabó, meses después llamé a un@ nuemerari@ que le tenía mucho aprecio y quedó conmigo por obligación, me comunicó que ya no pertenecía y que dentro de 5 años podría ser supernumerari@. A mí me dió mucha pena, era un@ gran persona y no se daba cuenta de lo que le estaba diciendo. Nunca más me llamaron. Mi vida se quedó en blanco, tenía miedo que Dios me castigara ya que pensaba que lo había traicionado e hice una promesa... durante toda la carrera no saldría con nadie así Dios entendería que yo no lo había fallado. Lo cumplí.

Hoy estoy felizmente casad@, con niños y perro. Años más tarde os encuentro y ahora me gustaría escribiros, la herida está curada, mi vida rehecha pero la pregunta es ¿Cuanto@s están perdiendo su vida allí?. ¿Cómo podemos ayudar?. Contando lo que vivimos cada un@, o que nos pasó y uniéndonos para que vean que somos muchos, que perdonamos pero no olvidamos.

Un abrazo muy fuerte a Agustina y demás "quienes somos", me gustaría dar datos míos públicos pero la santa mafia esta leyendo y de momento no.

Hasta pronto,
Libre