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 Tus escritos: Un cine a la medida.- Nacho Fernández

010. Testimonios
nachof :

Los directores del Opus Dei quieren para los suyos un cine a su medida. Eso se nota especialmente en los centros y, sobre todo, en los cursos y las convivencias anuales que en España se celebran en verano (julio, agosto y septiembre), aunque en el hemisferio sur (Argentina y Chile, sobre todo), por razones de temperatura es en la época contraria del año (enero, febrero y marzo). Como grupo que aspira a dominar una civilización, tambien aspira a que sus principios se plasmen en la vida civil. Esto fue especialmente patente en la época en que en España gobernaba el General Franco, aunque ellos (los opusianos) traten ahora de hacer ver que su fundador no comulgaba con ese militar. Ocultan que San Josemaría predicó Ejercicios Espirituales al dictador. Numerarios y agregados del Opus Dei no deben ir al cine, según lo establecen las normas internas.



Me han llegado noticias que últimamente en los centros  ha llegado un aviso, según el cual, las delegaciones de la Obra disponen de un completo elenco de películas para que los fieles célibes de la prelatura puedan contemplar, sin que exista ninguna objeción moral. Es apretar más el tornillo en la vida de estas personas que dicen que se santifican "en medio del mundo" y viven "como los demás ciudadanos", sus iguales. Ellos, que se dicen laicos, casi viven como hermanas legas de conventos de monjas de clausura, que salen a la calle para hacer compras de alimentación y de servicios de mantenimiento. A eso se llama estar integrados.

Cuando yo pité (me incorporé al Opus Dei) el 19 de marzo de 1965, el cine al que acudían los numerarios estaba en el Paseo de la Castellana número 50, entonces sede del centro de estudios, el Colegio Mayor de la Santa Cruz, nombre que se cambió con el tiempo por el de Colegio Mayor Montalbán. se trataba de un edificio alquilado provisionalmente al Conde de la Maza, pues en aquel entonces la actual sede de este colegio y de la comisión (vicaría regional) en Diego de León número 14 estaba en obras de adaptación, conservando la primitiva sede denominada Lagasca (nombre que ha pasado hoy a las mujeres de la Obra). Un año o dos años después, una vez terminados los trabajos, los numerarios iban a Diego de León. Lo recuerdo porque cuando yo pertenecía al centro Vitrubio número 3 ellos iban allí y a mi no me dejaban, porque estaba recién pitado. A veces la sala de cine estaba en el Colegio Mayor Moncloa, en la avenida de la Moncloa.

Al pasar a la situación de oblato (hoy denominado agregado), me enteré que este grupo no iba al cine a Diego de León, sino varias salas que estaban en el Instituto Tajamar, obra corporativa, o al denominado ITEP (Instituto Técnico de Enseñanzas Profesionales), en la calle Aravaca de Madrid, cerca del estadio Metropolitano, en el que jugaba entonces el club de fútbol Atlético de Madrid, o en el centro existente en la planta baja de la escalera 4 de la Glorieta de Cuatro Caminos número 4 de Madrid. Los encargados de proyectar las películas era oblatos-agregados que habían recibido la fromación correspondiente. Estas mismas personas tambien se encargaban de la proyección de las películas en los cursos y convivencias anuales de verano. como se ve, todo estaba cuidadosamente preparado.

La selección de las películas era hecha por los directores entre las que ofrecían las compañías productoras o distribuidoras. Una vez acudí a buscar una película que se iba a proyectar en un centro del Opus Dei. Al llegar a la sede de la empresa, me preguntaron que para qué sitio se iba a destinar la película. El empleado sospechó que yo pertenecía al entonces instituto secular. Solo alquilaban películas para el Colegio Mayor Moncloa. Se ve que tenían mala experiencia. Y dije que era del Colegio Mayor Moncloa. Al llegar al centro se me indicó que si iba otra vez debía decir ese nombre, Moncloa. Tengo entendido que las mismas cintas cinematográficas que veían los numerarios eran vistas luego por los oblatos-agregados. Para uno, en un lugar se proyectaba antes que en el otro.

¿Por qué las distribuidoras y las productoras cinematográficas no alquilaban películas a los otros centros de la Obra? La respuesta era muy sencilla. Antes de proyectarse la película en un centro era contemplada por un grupo de directores.  Ellos aconsejaban cortar físicamente trozos de la película, pues entendían que no podían ser contemplados por numerarios o agregados. Los centros de proyección disponían de acetona para pegar unas partes a otras. Las cintas eran reintegradas al día siguiente a las distribuidoras y productoras con los correspondientes cortes. Por si no había poco con los cortes de la censura del Gobierno del General Franco, el Opus Dei añadía una nueva censura que era todavía más fuerte que la gubernamental. Y ya es decir. Este detalle es ignorado por mucha gente que ha pertenecido a la Obra. No se me olvida la frase de San Josemaría de que cuando la Santa Sede había retirado el índice de libros prohibidos, él (el fundador) ponía otro índice para sus hijos correligionarios. Los dos casos de censura son parecidos.

Pasaron los años. Cuando yo me fui en 1998, seguían las proyecciones cinematográficas privadas para los fieles del Opus Dei que seguían las órdenes de los directores. Digo estoy porque se de varios numerarios y agregados que iban a los cines por su cuenta, sin que, en muchos casos, lo supieran los directores correspondientes. En Opuslibros se ha publicado que el escritor numerario Pedro Antonio Urbina iba al cine con amigos. Los directores del Opus nos daban la justificación que ellos (los autorizados) tenían profesiones especiales que requerían estar al corriente de las películas que se proyectaban. Vuelvo a preguntar lo que pregunté anteriormente ("La favorecida") por qué unos disponían de "Un pisito para perseverar" y otros no. El último verano que estuve en el colegio Mayor Ayete se nos proyectó la película "El perro del hortelano", de la realizadora Pilar Miró. En algunos momentos de la proyección se oscureció la pantalla, pues había que saltar una escena de un beso. ¿Eso es estar en medio del mundo?

Hasta pocos años antes de abandonar el Opus Dei, yo pensé que esa era la única "política" cinematográfica del Opus Dei. Había otra. Un grupo de numerarios y supernumerarios habían "aterrizado" en las empresas cinematográfica  Dipenfa y Filmayer, que en aquel entonces tenían un papel destacado en España. A una de ellas se debe la película "La ciudad no es para mí", protagonizada por el actor Paco Martínez Soria, una de las más taquilleras de la historia del cine español. El argumento presentaba la vida  de un campesino que iba a la ciudad a ver a sus hijos y echa de menos la limpieza de su vida en el campo.  Quien me dijo esto fue Fernando Arcos, numerario del Opus Dei, que trabajó en una de estas empresas. Posteriormente fue subdirector de la delegación de Madrid Oeste, se ordenó sacerdote y fue director de las delegaciones de la Obra en Valencia y Madrid-Oeste.

La película "La ciudad no es para mí" estaba basada en la obra teatral del mismo título, también protagonizada por Paco Martínez Soria, que consiguió un enorme éxito y que fue representada en España durante varios años. El autor era un nombre ficticio detrás del cual se escondía Fernando Lázaro Carreter, que con el tiempo fue director de la Real Academia Española, entidad fundada por el rey Felipe V, para preservar la lengua española. A este académico no le gustaba que se supiera este dato, pues parecía que le desmerecía un poco. Lo que no se sabe es que detrás de todo había numerarios del Opus Dei, como Fernando Arcos. Es un caso que conviene saber. Seguro que hubo más.

NACHO FERNÁNDEZ




Publicado el Monday, 19 January 2009



 
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