Ana Azanza :
estimados Orejas,
Es llamativo como el opus marca a la gente con el tema de la sexualidad. Lo hemos podido comprobar una vez más con los consejos a la ex numeraria desesperada que se acuesta con su novio. Alucino con todo lo que estáis contando, la obsesión que observo por confesarse en algunos, la obsesión con el sexo en los hombres que dejan el opus me parece que también merece un comentario porque no es normal. Delata la represión tan tremenda en la que se vive ahí dentro y el efecto rebote.
Algunos recomiendan que se lea el catecismo como si fuera la guía de instrucciones de la vida: sinceramente ¿créeis que incluso los mismos que han redactado el catecismo de la iglesia católica lo consultan en sus encrucijadas existenciales? probablemente no, porque me parece que los redactores de este documento son todos clérigos católicos con su vida afectiva y sexual plenamente resuelta. No es normal andar mirando el catecismo para saber qué es pecado y qué no lo es. Tampoco los opusianos lo hacen.
Porque está claro que la parte de la doctrina social de la iglesia no se la han mirado, cuando sabemos como nos cuenta ex apendice que durante 20 años trabajó de profesor para el opus sin que hubiera cotización a la seguridad social. Pero curiosamente, nadie ha venido a recordarnos ante este caso los puntos del catecismo referentes al séptimo mandamiento.
Contrasta la oleada de consejos frente a esta cuestión que a mí me parece bastante menor frente a otras que han salido. Como aquella de los abusos sexuales ante la que nos quedamos mudos si no llega a ser por Isabel Sala.
Para llevar una vida sana tras el opus en todos los aspectos de la palabra salud hay una premisa fundamental: no relacionarse con ese ambiente opresor.
En el caso de la persona que nos ocupa resulta que la madre es supernumeraria. Entonces la encrucijada no es sexo sí o no antes del matrimonio, lo que de verdad está en cuestión en este caso: ¿quiero vivir mi vida, tomar las decisiones yo y sentirme y saberme responsable de lo que hago o prefiero seguir dependiendo? ese es el gran reto que se nos plantea.
Renunciar a la sociología opusiana que ha sido la nuestra puede ser muy duro, pero es que al salir del opus llegó ¡por fin! la hora de crecer. La hora de ser ciudadano de pleno derecho, y en España al menos con esa edad no es normal tener ese tipo de dudas y andar escondiendo a los padres lo que uno hace con su novio. No tiene sentido.
Ana Azanza
Publicado el Friday, 03 July 2009
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