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 Tus escritos: Mi testimonio. Una década en el opus dei.- AMELIA

010. Testimonios
AMELIA :

UNA DÉCADA EN EL OPUS DEI: CÓMO ENTRÉ, POR QUÉ ME RETUVIERON, MOTIVOS DE MI EXPULSIÓN.

Amelia, 19 de noviembre de 2010

 

 

Ofrezco mi testimonio como fuente documental que facilite al lector conocer la praxis del opus dei en la actualidad, pues no hace muchos años que salí.

Comienzo este testimonio confirmando lo que muchos ex declaran en esta web: LA VERDADERA VIDA COMIENZA AL ABANDONAR EL OPUS DEI.

¿Por qué escribo mi historia? ¿Por qué no acudo a alguna autoridad eclesiástica? ¿Por qué no asumir mi historia y olvidar?... son algunas de las cuestiones que los miembros del opus dei se plantean actualmente sobre las personas que nos decidimos a contar nuestra historia. Escribo este testimonio porque creo necesario que la sociedad conozca de primera mano qué es lo que pasa de puertas hacia adentro en la prelatura...



En mi caso, ya he acudido a las autoridades eclesiásticas correspondientes. Esto, no excluye que considere necesario hacer público lo vivido dentro del opus dei para conocimiento público de todo el que quiera conocer la versión que tenemos del opus dei los que nos marchamos y no tenemos contacto con la prelatura. Esto no quiere decir que haya dejado de ser católica. Me considero igual de católica que antes de entrar en el opus dei; pero teniendo muy claras dos ideas:

1º-Dudo que el Santo Padre Benedicto XVI conozca a fondo LA PRAXIS del opus dei. La falta de transparencia es notoria en la prelatura, incluso estando dentro, tardé años en percatarme de lo que era el opus dei en realidad.

2º-Los directores y vicarios de la prelatura, bajo el pretexto de ocupar cargos de gobierno y de fines que consideran buenos, utilizan medios aberrantes para manipular a los fieles a su antojo importándoles muy poco el bien de la persona y su dignidad.

A mi juicio, es escandaloso el número de personas que están abandonando la prelatura. ¿Por qué, si se trata de algo tan sencillo como comprometerse a buscar la santidad en medio del mundo? ¿Por qué, la mayoría de los que abandonan este camino, salen en tratamiento psiquiátrico o psicológico? ¿Por qué muchos otros abandonan la fe católica? Es evidente, que algo ocurre en el seno del opus dei.

Quiero dejar claro al lector, que es duro el camino que se emprende al dejar la prelatura, pero que tras la fase de duelo, aceptación, reflexión sobre el engaño del que se ha sido víctima y, con mucho esfuerzo, el perdón por el daño causado por parte del opus dei, uno se siente muy libre y muy feliz. Hay un periodo de adaptación a la vida en sociedad y al ámbito familiar, pero siempre se vuelve a ver la luz y a volver a encauzar la propia existencia. Yo, por ejemplo, estoy felizmente casada y con una familia maravillosa.

Y aquí, comienza mi historia:

DE COMO ENTRÉ EN EL OPUS DEI

Tengo familia lejana en el opus dei. Mis padres, buscaron un colegio católico y terminé en Fomento. ¡Cómo lamentaron mis padres más tarde esta elección!, además de por perder a su hija durante una década, porque se fueron dando cuenta de que el profesorado era bastante mediocre en cuanto al ámbito profesional.

Llegó la deseada edad de los 14 años para el opus dei y me catalogaron como pitable. Así es como, con intereses por parte de la prelatura, una numeraria se encargó de hacerse mi amiga íntima. Compartimos aficiones, intereses y ratos de diversión en los que una mujer adulta se transformaba en adolescente para fomentar la empatía con la pitable. Pero, llega el momento en el que los padres se dan cuenta de que: “A nuestra hija le gusta ir por el centro”. Comenzó la prohibición familiar.... pero... en un año, había pitado SIN PERMISO DE MIS PADRES, como muchas otras aspirantes lo hicieron.

Comenzó mi vida clandestina en el opus dei desde el momento en el que, en horario escolar, me sacaron del colegio y pité. Jamás pensé a todo lo que me comprometía y a los derechos que la prelatura iba a ejercer sobre mi persona. ¿Fue un acto LIBRE? En absoluto, pues tenía 15 años, con la consabida inmadurez de una adolescente, mi familia desconocía todo lo que me pasaba y el opus dei solo me dijo que venía a ser santa con mi trabajo y a hacer apostolado. Esto se traduce en que se desconoce el 99% de lo que es el opus dei. (Repito que tardé 10 años en darme cuenta de cómo funcionan).

¿No es esto un acto intrínsecamente inmoral cuyo protagonista es un menor de edad del que se aprovechan el que tenga unos proyectos buenos de vida? ¿Cómo entra un religioso en una orden? ¿Cómo entra un religioso en clausura? Aunque, en el opus dei se trata de un laico el acto de entrega es el mismo.

El que decide entrar en clausura puede hacer una experiencia vocacional, sus padres deben darle un consentimiento si es menor de edad, conoce lo que será su vida a través de sus constituciones o la regla de la orden sin que haya un entramado de documentos internos como los que tiene el opus dei y a los que no se puede acceder libremente si no es a través de esta web. ¿Dónde está la transparencia en esta institución que se dice católica?

Mi vida como adscrita transcurrió como si se tratase de una doble vida por pertenecer de forma clandestina al opus. Esto se traduce en: círculos en el colegio, charlas fraternas en los más diversos lugares, mentira tras mentira durante años hasta convertirme en una mentirosa compulsiva por recomendación del las directoras del opus dei.

Un año antes de incorporarme el centro de estudios de mi ciudad se me obligó acosándome bajo amenaza de expulsarme de la prelatura, a contarles todo a mis padres. Bajo mucha presión lo hice y me fui de casa sin permiso al cumplir los 18 años. Viví un año en un centro como adscrita y tras este periodo comenzó mi vida como numeraria del opus dei en un centro de estudios en el que se me metió en un molde para ser numeraria, para ser 100% opus.

Eso me llevó a no disfrutar de lo que es realmente la vida universitaria, a ser una mediocre en el ámbito profesional y a machacar mis aspiraciones profesionales con las que se suponía que había venido a santificarme. La verdad es que me sentía superior al resto de compañeros de la universidad, eso hace que una se vaya volviendo una clasista porque el opus dei me inculcó que yo era UN FAROL ENCENDIDO y el resto de la sociedad no.

Empezaba el proceso de transformación de mi personalidad, mi forma de ser, de expresarme, de vestir, de pensar y sentir. Un robo de la esencia de tu carácter y temperamento que te hace diferente al resto de las personas. Tuve que obedecer SI o SI a indicaciones del consejo local que contradecían a mi conciencia sana y recta por mero capricho del opus dei, sin darme cuenta que me estaban probando continuamente y examinando mi forma de ser y pensar como demuestran los informes de conciencia que publica esta web.

Debo decir al lector que lo que me salvó de ser numeraria fue que no consiguieron dominar mi cabeza al 100%, había un 1% de mi pensamiento y mi conciencia que nunca llegó a pertenecer al opus dei por acontecimientos que me sacudieron como persona e hicieron despertar a una conciencia recta pero a la que el opus dei había adormecido durante años. Por este motivo nunca estuve en un consejo local, nunca llevé una charla fraterna ni se me dio ningún encargo de gobierno o trabajo interno. Así procede el opus dei en su radicalismo y fanatismo absoluto.

Terminados los años de centro de estudios, pasé a formar parte de las filas del ejército de numerarias, comencé a darme cuenta de que la importancia que me daban en el centro de estudios se caía por su propio peso al llegar a un centro. Pasas a ser una numeraria que no tiene ni idea de nada de lo que se le viene encima y a la que no le han contado en los años de formación NADA de lo que supone ir a vivir a un centro.

Como ejemplos del gobierno del opus dei en el centro de estudios destaco los siguientes:

1º Varias veces entré en el despacho de la directora llamando a la puerta y a pesar de eso, al verme bajaba la pantalla del portátil o cerraba carpetas bruscamente como ocultando algo.

2º Correcciones fraternas asfixiantes.

3º Me dijeron que no podía ¡donar sangre! en las campañas de la universidad.

¿Qué es lo que se gobierna en el opus dei? ¿No es esto hacer de personas verdaderos robots sin sentimientos? ¿No se está gobernando una sociedad secreta?

Muchas chicas enfermaron en aquellos años....

Estos y muchos otros matices rechinaban en mi conciencia, los contaba en la charla y la obra los iba anotando para hacerse a la idea de que existía en mí ese 1% pensante.

Estuve posteriormente varios años haciendo de niñera con chicas a las que debía acosar para que rezaran, se confesaran y tuvieran la dirección espiritual de una numeraria. Examinaba sus conciencias a fondo para después rellenar cuadrículas indicando su número de confesiones, charlas, y ratos de dirección espiritual. Esas cuadrículas las entregaba semanalmente a la directora y, en una reunión con otra persona más se comentaba todo lo referente a la conciencia, forma de ser, situación social y familiar de la chica.

Con un horario que superaba mis capacidades a pesar de que llegaba a hacer varias cosas al mismo tiempo acababa el curso con un desgaste atroz.

¿Y cómo era la famosa “vida en familia”? Desconozco lo que fue el opus dei en sus comienzos en este campo. Lo que yo he percibido es un grupo de numerarias que viven aceleradas sin darse cuenta, en un “cumplo y miento” de mil ratos de oración, meditaciones, círculos y confesiones. Es un ambiente de: Yo, me, mi, conmigo, donde casi ni te miran a la cara más que cuando haces la charla. Es decir, percibes que solo te quieren para que rellenes cuadrículas y traigas vocaciones. Yo no sé lo que serían las tertulias antes, pero prácticamente lo que hacíamos era ver el telediario mirando el reloj, hablar de pitables y procurar que los sábados se organizara algo para enganchar a alguna adolescente.

Como ejemplos de la vida en familia en la actualidad:

1º Varias veces presencié discusiones en mitad de los pasillos. ¿Cómo no se va a crear un ambiente tenso en los centros teniendo que vivir con conceptos tan antagónicos en la cabeza, como que “hay que estar en zapatillas” pero que “en casa no se discute”?

2º Me sucedió que volvía de visitar a un familiar muy enfermo. Subía las escaleras con una gran tristeza, con un nudo en la garganta... llevaba varios días fuera y pensaba que volvía “a casa”. Me topé de frente con la subdirectora, y gritándome me dijo:¿Por qué llegas tan tarde?¿No ves que tienes que atender a las chicas?

3º Una numeraria desapareció del centro, se marchó del opus dei como muchas de las que vi después, haciendo la maleta a escondidas y saliendo cuando cenábamos. No se hablaba de ella nunca, y nadie me decía dónde estaba hasta que, en mi ingenuidad pregunté por ella en la mesa y la directora se puso colorada y me dijo que estaba de viaje. Pasados varios días me llamó para explicarme que había abandonado la vocación. Le pregunté: ¿Pero por qué? Me dijo, pues...ya sabes... ”o no ha sido sincera o no ha cumplido las normas”. Fue la primera de las muchas numerarias que vería desaparecer misteriosamente de un centro, sin poder despedirme y de las que el opus nunca me habló bien ni me dejó contactar con ellas.

4º Volvía una numeraria de su curso anual, y la recibimos al llegar. De forma espontánea le dí un abrazo al saludarla. Al día siguiente, me cayó una corrección fraterna porque: en casa “no nos abrazamos”.

Todo esto iba deformando mi forma de ser para pasar a comportarme como  un robot teledirigido.

Mi 1% pensante se iba haciendo más fuerte porque percibía cosas nada normales, como cuando me enteré que nadie que no sea oficial puede pisar las oficinas de la delegación. ¿Qué documentos ocultaban a los propios miembros del opus dei?

¿Y qué pasaba mientras tanto con mi familia real? Pues, el distanciamiento que me inculcaba el opus dei fue rompiendo lazos que no encontraba en “mi nueva familia”. Esta carencia hacía que sintiera una sensación de soledad muy fuerte, a pesar de estar siempre rodeada de gente que me sonreía artificialmente y que parecían vivir en un mundo ajeno a expresar de forma natural tus sentimientos. Además nunca dejé de ver antidepresivos y ansiolíticos entre las pertenencias de las numerarias.

DE COMO ME RETUVIERON EN EL OPUS DEI

Tenía que hacer la fidelidad y pedí retrasarla porque no estaba segura de hacerla. Entonces me dijeron que no había motivos de peso y me obligaron a hacerla con conciencia muy dudosa. Hacerla o marcharme. ¿Cómo puede un consejo local permitir que una persona haga la fidelidad sabiendo que la persona no está decidida firmemente? Pero, el opus dei, sigue sosteniendo que la persona que entra, lo hace libremente....

Al terminar mis estudios universitarios, me trasladaron de centro y de ciudad.

Los estudios no me fueron bien y tenía que recuperar muchas asignaturas en septiembre. A pesar de que pedí por favor que me dejaran el verano libre para estudiar y poder terminar mis estudios, me mandaron al curso anual donde tenía que asistir a clases de teología, hacer las normas, estar presente en las tertulias, asistir a clases etc. Tuve que empezar a robarle horas al sueño y comencé a tener mucha ansiedad hasta empezar a enfermar.  Entonces manifesté que quería dejar el opus dei y que iba a llamar a mi familia. No me dejaron y, por obediencia, no los llamé. Durante aquel mes estuvieron hablando conmigo diariamente para que no abandonara el opus dei.

Comenzó un nuevo curso, con mi 1% intacto, pero muy débil de salud.

Aquel curso no me apretaron mucho pero no dejé de decir que la vida de una numeraria no era nada sana y que me quería marchar. Entonces, se me argumentó, que la pertenencia al opus dei era un contrato y que la obra ya había dado su opinión sobre mí al permitir mi fidelidad y que por eso ya no había marcha atrás. Totalmente confusa, perdida y con continuos cambios de charla pasé aquel curso. Aquel verano me fui de curso anual convenciéndome a mi misma de que “NO HABÍA MARCHA ATRÁS” “NO HABÍA MARCHA ATRÁS” “NO HABÍA MARCHA ATRÁS”.

Como la naturaleza humana tiene un límite, enfermé gravemente hasta estar totalmente inhibida, tomando 6 pastillas diarias, y sin poder hacer vida social ni familiar de ningún tipo. Comenzó un auténtico CALVARIO. Enferma, sola, viviendo en el centro pasando las horas encerrada llorando sin consuelo de nadie. Totalmente derrumbada y aislada. El trato que recibe un enfermo mental en el opus dei es lamentablemente indescriptible. Es una etapa de mi vida que no quiero recordar.

Se me insistió en que TENÍA VOCACIÓN A PESAR DE MI ESTADO.

Conseguí recuperarme muy poco a poco y fue como volver a nacer. Solo quiero matizar que no pude elegir médico, que se me obligó a ir a uno que pertenecía al opus dei y que allí me encontraba a otras personas que también iban al psiquiatra.

Tras recuperarme, me prometí a mi misma que JAMÁS permitiría que el opus dei me volviera a robar la salud.

A partir de entonces, comenzaron mis problemas con las directoras y directores espirituales: Quisieron cambiarme de ciudad pero dije que no porque tenía entonces que dejar mi trabajo. Pasó el tiempo, y me pidieron que me fuera a un centro de San Gabriel donde la media de edad era de 70 años. Allí me fui sin saber que mi salida, por parte de las directoras, ya estaba pactada.

MOTIVOS DE MI EXPULSIÓN DEL OPUS DEI

La primera tarde que pasé en aquel centro me topé con una numeraria sin pelos en la lengua que, en resumen, vino a decirme que aquel centro estaba lleno de enfermas mentales y no mentales. Aquella noche no dormí nada, me levanté a la mañana siguiente, metí en una mochila lo imprescindible dispuesta a no volver y desde la estación llamé a la delegación diciendo que no volvería más. Vinieron a buscarme no dejándome marcharme y volví a mi anterior centro.

Pasé unos meses muy malos, sin darme cuenta de que no sabían cómo deshacerse de mí porque ya no les interesaba. El 1% pensante había pasado a ser el 90%.

Volví a otra revisión médica y fue el médico el encargado de soltármelo: NO TIENES VOCACIÓN.

En aquel momento mi sentencia estaba escrita, dejaba de ser del opus dei. Había entrado coaccionada y salía coaccionada.

Durante los meses posteriores trataron por todos los medios de que me fuera amistosamente, jamás lo consiguieron. Decidí quedarme a ver qué pasaba, para comprobar si eran capaces de poner mis cosas en la calle.

Entonces comenzó una persecución encubierta y descubrí la maldad en esencia pura de las directoras del opus dei. Fui objeto de una ignorancia pura, de correcciones fraternas injustas, de invitaciones a irme una temporada con mis padres, de falsas acusaciones, de mucha presión. El día que menos esperaban, pasadas unas semanas, me fui con lo puesto y jamás volví. Me persiguieron de varias formas pero nunca cedí. Me marché de mi país unos años y eso me ayudó a recuperar mi identidad, a olvidar, a rehacerme.

Un fuerte abrazo.

AMELIA




Publicado el Friday, 19 November 2010



 
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