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 Tus escritos: El Diablo te está enredando.- Simple-mente

060. Libertad, coacción, control
simple-mente :

Queridos amigos de Opuslibros:

Antes de nada, me gustaría deciros que, a pesar de que no os conozco personalmente, os aprecio mucho a todos y os tengo verdadero cariño.

Estoy leyendo todos vuestros testimonios y si algo se deduce de vuestros escritos es que vuestra intención es simplemente la búsqueda de la verdad, es decir que lo que os mueve, vuestra verdadera motivación no es otra que el amor a Dios, que es "el Camino, la Verdad y la Vida"...

Publicar la verdad para que lo sepa todo el mundo es un servicio a Dios y a la Iglesia, porque Dios es la Verdad y la transparencia; mientras que el Diablo es el principe de la mentira y la ocultación. Sin verdad no puede haber ni libertad ni caridad. Es por ello que he cogido tanto cariño a esta página, porque la veo simplemente como un punto de encuentro para que entre todos consigamos que resplandezca la verdad.

En mi caso, viví como supernumerario tan solo un año. Gracias a Dios jurídicamente no llegué a ser de la Obra ya que justo antes de la Oblación, de golpe, vi la luz y me di cuenta de que no podía tener vocación a la Obra.

Debo decir que ese año y medio desde que pedí la admisión fue tan intenso como varios años juntos. Estaba tan ilusionado desde el principio que todos y cada uno de los días hice el plan de vida con rectitud de intención, me lei todos los libros que me aconsejaron, y no lei los libros que me desaconsejaron. En definitiva, obedecí todos los consejos del director. Muchos de sus consejos en el fondo de mi corazón y de mi mente no me parecían razonables, pero desde que solicité la admisión me crei la idea que te dejan caer subliminalmente de que no es bueno fiarse de uno mismo porque es un síntoma de soberbia, y que hay que obedecer porque el director es capaz de ver lo que nosotros, al estar todavía al principio del camino, no somos capaces de entender.

Es decir que decidí conscientemente obedecer a ver que pasa, a ver si es que yo por mi soberbia no era capaz de entender consejos aparentemente tan irracionales y que, obedeciendo y rezando, con el tiempo, acabaría entendiendo.

Lo que pasó con el tiempo, y esto me di cuenta de golpe justo antes de la Oblación, es que cada día me alejaba más de Dios y del prójimo, rezaba de manera cada vez más mecanica, sin fervor. En definitiva, me di cuenta de que cada vez era más incapaz de sentir en mi conciencia la voz del Espíritu Santo.

Es por ello que creo, como se ha dicho en algunas ocasiones en esta página web, que la Obra es una estructura de pecado, porque te aleja de Dios, te impide escuchar la voz del Espíritu Santo, te aleja de la Verdad y te vuelve, sin apenas darte cuenta, cada día más cínico, más artificioso y más irresponsable por una obediencia ciega y sin sentido.

Desgraciadamente en la Obra no se obedece a Dios, sino únicamente a los intereses temporales de la institución. El fin de la institución justifica cualquier medio. Las personas no valen nada, son instrumentos de usar y tirar.

Gracias a Dios me di cuenta de que lo que realmente me había entusiasmado era la doctrina católica, y lo que chirriaba continuamente en mi conciencia era el espíritu de la Obra, que en mi opinión es en su mayor parte contrario al espíritu cristiano.

Y es que aquí reside el origen de toda la angustia, contradicciones y dudas de todos los que hemos creido tener vocación a la Obra: en no darnos cuenta de que la Obra utiliza una doctrina maravillosa de siglos de sabiduría, basada en la libertad, como es la doctrina católica, para el beneficio temporal de una institución que no cree más que en la sumisión y el enriquecimiento propio. En el momento en que nos damos cuenta de que lo que nos hizo vibrar en su momento, lo que nos apasionó, con lo que realmente nos comprometimos fue con la doctrina católica, y que lo que nos repugna en lo profundo de nuestro corazón es el espíritu de la Obra, en ese momento desaparece la angustia, porque nos damos cuenta que no hemos perdido nuestra vocación, pues seguimos comprometidos con Dios, si acaso todavía más al rechazar el espíritu de la Obra. Nuestra vocación a la santidad sigue intacta; son aquellos, los que a pesar de darse cuenta del engaño siguen dentro, los que han perdido su vocación porque son complices del fraude. Nosotros amamos la Verdad, amamos a Dios, amamos la doctrina católica que no es doctrina de la Obra, sino que la Obra ha usurpado del patrimonio de todos los católicos para atraernos a su trampa, para allí, poco a poco, de manera subliminal, eliminar de nuestra mente el espíritu de esa doctrina católica para sustituirlo por el espíritu de la Obra que no es otro que el espíritu de sumisión y sectarismo: espíritu de la Obra, contrario al espíritu católico, con apariencia de doctrina católica.

Por poner mi granito de arena en esclarecer la verdad de la Obra voy a contar en cada escrito un recuerdo que me venga a la cabeza. En este escrito os voy a contar que cuando quedé con el director para expresarle mis dudas sobre mi vocación a la Obra, justo cuando, utilizando la simple-mente que Dios nos ha dado para razonar libre y honradamente en la búsqueda de la verdad, estaba a punto de esclarecer la verdad de mi vocación (pensando si nuestra verdadera
vocación sería únicamente la vocación a la santidad, y que la vocación a la Obra no sería más que un simple medio como otros muchos para llegar al verdadero fin de la santidad), justo en ese momento me dijo: "el Diablo te está enredando".

Me parece repugnante utilizar el nombre de Dios y del Diablo para amedrentar y manipular las conciencias, para aniquilar las mentes y alejar a las personas de su verdadera vocación y atraparlas en el fraude de una falsa vocación.

Un cariñoso saludo a todos,
simple-mente



Publicado el Friday, 11 February 2011



 
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