Querida Aquilina,

A lo primero te respondo que hay un déficit en la formación de los que vinieron a la Obra en los últimos 20 años, es mi punto de vista. Así, no hay donde mirar, no hay personas idóneas para cumplir con el cargo de directora. Yo, esto lo entiendo porque llevo el doble de años dentro y he visto de todo en estos 40 años. Las directoras, sin ninguna mala intención, se atreven a “meterse” en muchos campos personales y no tendrían que hacerlo, a esto súmale una falta de respeto a la persona (a su modo de pensar, a sus espacios) encubierta, totalmente encubierta. Esto, como siempre se da en unas más, en otras menos, y en otras nada. Hay directoras de toda clase, podríamos clasificarlas de A (las mejores) a D (las que no tienen cualidades para gobernar) Quizás, el Padre, confiando mucho en nosotras no se puede imaginar hasta dónde puede llegar una directora D, y como es de buen espíritu estar unidas a las directoras, nadie se atreve a poner los puntos sobre las íes. Es algo muy complejo, delicado, que requiere mucho sentido sobrenatural, mucha valentía para perder el miedo a sincerarse con uno mismo y atreverse a razonar sobre este tema que, por otra parte, será en unos casos así y en otros asá (perdona mi informalidad al escribir).

Seguramente hace 30 o 40 años los vicarios, custodes del Padre estarían muy enterados de todo, no te lo puedo asegurar, como no te puedo asegurar cómo es ahora, todo no son más que suposiciones mías. Me consta lo que vivo a diario o lo que puedo haber vivido, porque te digo entre paréntesis que muchas cosas no son como antes, yo veo un cambio y, bueno, nuevamente te digo que lo que yo vivo actualmente quizás no se dé en otras partes del mundo Opus Dei.

En cuanto a la obediencia, tienes razón, se nos pide que obedezcamos en todo, y, como siempre, hay personas que mandan más que otras, hay quienes mandan delicadamente, otras no, hay quienes se valen de la obediencia para mandar cosas que no deberían mandar… hay de todo, como te decía y esto responde a que cada una es distinta de la otra. Aquí entra en juego la idoneidad de la directora, será idónea la que sabe mandar porque se nota cuando quien manda es humilde, sabe amar y sobre todo va por delante, quien no manda así está de más en su cargo y su mandato se hace insoportable. Aquí entra en juego también la santidad de la “súbdita” quien encuentra en ese mandato criticable por lo equivocado, la presencia de Dios no porque crea tontamente que la voz de la directora es la voz de Dios a rajatabla sino porque ve que Dios le pide que acepte aquella equivocación por amor suyo. En definitiva, Aquilina y todos, me da mucha tranquilidad pensar que Dios tiene sus caminos, insondables, para llegar a “su manera” hasta nosotros.

Por último, crees que es un cuento que me lo creo yo misma? Todo lo que les he dicho es una realidad que da respuesta a muchas de mis interrogantes, la primera: Qué hago en el Opus Dei? La respuesta da para mucho y aún me quedo en el Opus Dei.

Un abrazo con mucho cariño

Calandria