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 Tus escritos: Y le di la vuelta a un libro de Escrivá…- Nicanor

070. Costumbres y Praxis
Nicanor :

Esperando a un amigo ingresé a la librería CRISOL para suspirar por todos esos libros que quisiera leer sin dinero ni tiempo. Encontré una fila con portada de Escrivá, ¡Otro best seller! Le di la vuelta para que sólo se viera la contra portada, ¿No nos había enseñado esa santa pillería el mismo Escrivá a sus hijos cuando encontrásemos libros inmorales?

 

Vino a mi memoria un reciente correo que envié a AOP para F., un numerario con el padecimos la agonía y muerte de su madre. A F. le encantan los Mini Cooper y, al salir del trabajo vi uno, ponché fotos y las envié para F. Al poco me respondió F: "Nico, ¡Te acordaste que me encantan los Cooper!... Gracias". Una sensación de extraña pesadumbre invadió mi alma - ya "condenada" por ser ex - trayendo la imagen de F., anciano y la única persona que le enviaba unas fotos de la afición que dejó al hacerse numerario era la mía y probablemente la de su sobrina que vive en Inglaterra. Aún te recuerdo, F., cuando me aconsejaste que mejor reparase mi salud mental o quedaría como tú, imposibilitado de dejar el Opus porque ya no tenías nada más en la vida...



Triste amargura la de cientos de numerarios mayores y una radical soledad que acaba destrozando sus cuerpos y almas hasta llevarles a la locura "¡Quiero comer!, ¡Quiero comer! gritaba aquel cura ya loco golpeando la puerta del comedor que únicamente se calmaba cuando el Director le decía: el Padre te manda decir que esperes hasta que él diga" rezaba la anécdota sobre la Santa Obediencia.

 

"¡Por favor, hazme pecar!" suplicaba aquel supernumerario a la mujer que siempre amó y ama para dejarla embarazada y casarse con ella porque su Director y Cura le aconsejaban que la deje, toda vez que la muchacha no cumplía con la hojita de normas de una candidata para tener tantos hijos que, de entre la manada, salga algún cachorro pitable. Así pues, el supernumerario en cuestión, obedeció, cortó a lo bruto y se casó con una supernumeraria (Dios los crea y ellos se juntan) y ahora adiestran a mi ahijada para ser una linda numeraria alejada de los consejos de su condenado padrino ¡Menudo modo de santificarse los papás negando que sus hijos visiten a tíos o abuelos que pueden corromper sus cerebros con pecados de infidelidad! (Como curiosidades de la vida, su Director acabó escapando del Opus años más tarde).

 

Todas estas cavilaciones afloraron en la conversación con una persona muy querida y cercana a la familia, ¡Pero qué extremo de sometimiento de la propia voluntad!", exclamó. Sí, en el Opus de vive un Deísmo apabullante no sólo en la voz de Dios que sale de la boca del Padre, de quien lleve tu conversación de temas íntimos o del Sacerdote que te asignen, sino también de esas "manifestaciones ordinarias" de la "vida corriente": un letrero, un símbolo, la palabra de una persona, el silbato de un policía... todo trasmite un mensaje que ha de pasar por el filtro de la mente del Padre (ad mentis Patris) y aceptarlo como teofanía para seguir siendo fieles a la Prelatura. Obviamente quedan descartados de esta semiología los tatuajes, piercings, portadas de diarios y revistas, graffitis, palabrotas de borrachos, conversaciones coloradas, etc. Estos últimos han de ser considerados materia de jaculatorias de expiación y de conmiseración para con esas pobres criaturas no elegidas por Dios.

 

El Deísmo propio de la espiritualidad dejada por Escrivá como herencia para sus hijas e hijos tendrá derroteros fantásticos. Una joven y excelente ingeniera laboraba en la empresa de un supernumerario y me confesó que le parecía una excelente persona que alababa su desempeño profesional. Puesto que lo conocí, le dije: "No lo dudo, pero ten cuidado, porque tienen comportamientos erráticos dirigidos por otras personas". Dicho y hecho, a la semana siguiente la despidieron. "¿Pero qué hice mal si usted me decía que soy una excelente profesional?", "No lo dudo pero... la empresa tiene algunas dificultades y... vamos, que todo te va ir bien y vas a salir adelante", "¡Pero me hubiera avisado antes para ir buscando otro empleo, ahora me encuentro en la calle y con pagos por cancelar!", "¡Ánimo! Encomiéndate reza al santo de esta estampita y él te ayudará, pero más no puedo". Como las mujeres son de llegar hasta el fondo del asunto, se enteró que una numeraria requería del empleo y entró en su reemplazo. Así pues, el santito de la estampa, ayudó a la numeraria y a la otra... ¿Nos importaba acaso? ¿Nos importaba acaso que nos dijeran que dejásemos la amistad de tal amigo de siempre porque no encajaba y, cuando tal amigo alcanzaba algún puesto interesante económica y socialmente se hacía el milagro que ahora sí encajaba?

 

"¡Como decía Teresa, la Teresona, Dios anda entre los pucheros!" y “pero nunca entre los "basureros", o sea, los que por fin nos fuimos. Dios siempre andará entre las exquisitas comidas, banquetes y aperitivos que bien saben preparar las auxiliares ¡Y qué maestría del Santo Escrivá para recoger a los santos purgados! He de reconocer, por la cantidad de correos recibidos, que - tras abandonar la "guardería de adultos" - uno se encuentra con incógnitas elementales: ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?, ¿A dónde voy?, ¿Hay alguien que me rodea?, ¿Soy capaz de pensar o sentir?... Un ex me narraba el experimento que se aplicó ante la deteriorada afectividad que afrontó tras su salida. Narraba: "...llegué a un punto en que no sabía con exactitud si era capaz de sentir algo por alguien o por algo. Tomé la decisión de no comer y saber si podía sentir hambre por lo menos. Lo único que sentí fue un dolor tremendo a los días de mi experimento por una apendicitis". A su mayoría de edad sigue recopilando información, como una esponja, sin necesidad de buscar en el fichero si puede o no leer tal o cual libro, ver tal o cual programa de TV o película de cine, reconstruyendo esa vida sin él que vivió durante poco más de treinta años dentro ¿Cómo no llegarías arrastrados - si es que alguno llegó - a los pies de Escrivá, para enjugar con sus lágrimas los pies del mismo y secarlos con sus cabellos si es que se habían convertido en creaturas del santo, o sea, títeres del Padre, castrados de ser nuevamente ellos mismos? Y, el cuento termina con una profunda reflexión: ...retornan sollozantes, suplicando volver, pero no, ya no es posible, una vez que se marchan ya no pueden volver, como Sara - la esposa de Lot - que volvió la mirada y se convirtió en estatua de sal ¡Uy qué miedo! Un cuco como para nunca escapar, el fantasma que siempre vive escondido en el clóset esperando devorarte cuando te asalte un pensamiento de infidelidad por agotamiento.

 

¿Agotamiento? Preguntará el lector ¡Pero si conozco personas del Opus con cachetitos y ropa de marca! No lo dudo. El agotamiento proviene del conflicto interno entre el Deísmo y la propia conciencia, la necesidad de pensar y decidir por libre ("¡Por lo menos enciendan la Therma para poder elegir si quiero bañarme con agua fría o caliente!, ¡Que ya sé que hay que bañarse con agua fría en las mañanas para ofrecerlo por las intenciones del Padre! De lo contrario, ¿Cómo puedo elegir libremente?" clamaba un ex a su Director). Pensar y decidir por libre qué amigos elegir o mantener, qué leer, qué ver, qué tomar, qué comer, qué... ¡Oye pero no me recortes el diario que quiero leer ese artículo aunque para ti sea blasfemo! Déjenme pensar, sentir repugnancia, dolor, miedo, ansiedad, anhelar, soñar, desear... sin necesidad de pasar por el tamiz de contarle todo a un tipo que poco o nada le interesa mi persona con tal que sea dócil a lo que quiere que haga, piense o sienta.

 

Bien sé que varios numerarios y numerarias van corriendo sus ojos por estas letras - además de los que ya nos fuimos - provocando en ellos un amanecer o un eclipse se sentimientos y pensamientos encontrados. Lo único que puedo aconsejarles, como a Sara - otra Sara, no la estatua de sal - presionen el botón de "reset" de sus vidas, actúen según sus propios pareceres y para ello retomen "lo propio" y dejen "lo ajeno". Sacudan nuevamente sus conciencias y corazones, no crean que por tenerlos bien enjaulados bajo siete llaves serán más felices y Dios más contento. Dios no vive enjaulado en setenta veces siete llaves ¡Rómpelas todas! Si quieres haz caso, si no quieres, no. Finalizo con un cuento que el mismo Consiliario RLJ nos contó en tertulia: "era un chico al que siempre uno abusaba de él. Le golpeaba en los recreos y el pequeño, ensangrentado, reía de su contendor. Tú puedes seguir golpeándome pero nunca podrás cambiar lo que pienso de ti". Sí, han arremetido contra ti durante años, décadas... un rescoldo queda aún en la chimenea de tu alma. Sóplalo, déjalo que se encienda de nuevo y provoque llamas de ese fuego que parece nuevo y en verdad eres tú, ese tú que - por más que te golpeen - nunca podrán aplacar.

 

Nicanor

nicanor.wong@gmail.com

Perú




Publicado el Monday, 13 June 2011



 
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