Bienvenido a Opuslibros
Inicio - Buscar - Envíos - Temas - Enlaces - Tu cuenta - Libros silenciados - Documentos Internos

     Opuslibros
¡Gracias a Dios, nos fuimos
Ir a la web 'clásica'

· FAQ
· Quienes somos
· La trampa de la vocación
· Contacta con nosotros si...
· Si quieres ayudar económicamente...
· Política de cookies

     Ayuda a Opuslibros

Si quieres colaborar económicamente para el mantenimiento de Opuslibros, puedes hacerlo

desde aquí


     Cookies
Utilizamos cookies propias y de terceros para obtener datos estadísticos de la navegación de nuestros usuarios y mejorar nuestros servicios. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Puede obtener más información aquí

     Principal
· Home
· Archivo por fecha
· Buscar
· Enlaces Web
· Envíos (para publicar)
· Login/Logout
· Ver por Temas

     Login
Nickname

Password

Registrate aquí. De forma anónima puedes leerlo todo. Para enviar escritos o correos para publicar, debes registrarte con un apodo, con tus iniciales o con tu nombre.

     Webs amigas

Opus-Info

NOPUS DEI (USA)

ODAN (USA)

Blog de Ana Azanza

Blog de Maripaz

OpusLibre-Français

OpusFrei-Deutsch


 Tus escritos: Una salida del Opus Dei de lo más tranquila.- Freesoul

010. Testimonios
freesoul :

Me dispongo a escribir mis impresiones sobre esta vida que llevo en la que el Opus Dei ha estado presente activamente durante unos 13 años. Aviso que me enrollo como las persianas y a veces divago demasiado, pero intentaré ser un poco ordenado en mis ideas. Primero relataré mi historia sin apenas juicios de valor. En otros envíos compartiré con vosotros mis deducciones sobre el funcionamiento de la obra.

 

Voy a empezar desde el final, que creo que es lo más interesante…

 

UNA SALIDA DEL OPUS DEI DE LO MÁS TRANQUILA

 

Mi vida dentro del opus ha sido, a grandes rasgos, la de un numerario de base dedicado al mundillo de los clubs. Pité a los 14 y medio, hice mi centro de estudios y fui dando los pasos de admisión a su tiempo (salvo la fidelidad que me la retrasaron porque no me veían. Que digo yo, me la podían haber denegado y me hubiese ahorrado unos añitos perdidos). Nunca tuve un cargo de gobierno, y mira que lo deseaba, me molaba muchísimo lo de servir y mandar, aunque no sé si en ese orden… Pero no hubo manera. Pero lo más curioso y, quizá, lo que me parece no he llegado a encontrar en ningún escrito de opuslibros, es que mi salida de la obra fue de lo más tranquila y con entendimiento total entre las dos partes...



Recuerdo que mi primer contacto con opuslibros hace unos meses, me pareció de lo más grosero. Os cuento el sucedido o anécdota. Después de leer durante días varios escritos de esta web (estando dentro ni me lo planteaba porque como recordaréis eran considerados unos resentidos, enemigos irracionales de la obra y por consecuencia, malos hijos de la Iglesia…), pero como nos ha pasado muchos, fue descorrer el velo de lo “prohibido” y no poder parar de leer horas y horas hasta que tus ojos sacaban bandera blanca. Bueno, pues como digo, cuando leí unos días la web, me entraron ganas de escribir a estas personas que ahora me parecían muy razonables. Les conté, de primeras, que había algo con lo que no estaba de acuerdo: que decían que en la obra te ponían pegas para salir y, ¡que a mí no me habían puesto ninguna! Y la persona que me respondió (ahora no recuerdo quién fue) me contestó, ni corto ni perezoso, que eso era porque yo no les interesaba. Eso me tocó la moral y mi orgullo personal y me vi obligado –para consolar a mi yo ofendido- a dejar de visitar la web. (Vamos, no me digáis que no tiene bemoles la respuestita… jeje) Pero bueno, han pasado unos meses y varias cosas, me han hecho pensar que esa respuesta no iba muy desencaminada. Después contaré el porqué.

Pero bueno, quiero contaros cómo fue mi salida para aplaudir por justicia la honestidad de los directores que estuvieron detrás.

CAMBIO DE CIUDAD, CAMBIO DE VIDA: INCOMPATIBILIDADES CON UNA VOCACIÓN “EN MEDIO DEL MUNDO”

 

Hace unos años, con unos 10 años y medio en la obra (lo de los ‘y medio’ se te queda grabado a fuego y luego lo utilizas continuamente y la gente debe pensar: “¿qué me importa a mí que sean 10 años o 10 años y medio?” Pero vosotros me debéis entender), me trasladé de una ciudad donde llevaba 8 años a otra mayor para ejercer mi profesión. Aquella ciudad era –y es– conocida en la región por ser más liberal que el resto en la manera de vivir de los numerarios. Que por cierto qué fama más curiosa, ¿verdad? Si se supone que todos en la obra son santos, estos liberales lo son también, pero en la delegación y en los corrillos de directores era un riesgo que un numerario joven se fuera a esa ciudad… Curioso… por no decir ¡sospechoso! El caso es que aterricé en aquella ciudad con el curso empezado e incorporándome a una labor en la que nunca había estado: universitarios. ¡Menudo coñazo! No sé a vosotros, pero aquello me pareció de los más aburrido, inútil y más falso aún que la labor con chavalines… Fue llegar allí y todo mi mundo lógico empezó a desmoronarse.

 

APUNTE: (perdonad por mi desorden, pero escribo como os lo contaría en persona. No sé otra manera). De todo esto que me pasaba no fui consciente hasta 2 años después y de hecho yo me fui de la obra sin criticar ninguno de los aspectos problemáticos de la institución.

 

Me daba cuenta de que yo había igualado la vocación al jaleillo de los clubs, a los campamentos, a las actividades de los viernes y a la formación de los socios del club. Desaparecido eso, desaparecía mi vocación. Visto desde fuera, podría decirse que eso era un problema mío, que me había equivocado y que no había interiorizado lo que la vocación a numerario era realmente. Pero mi conclusión es otra: ¿no creéis que es el propio opus el que te lleva a esa situación? ¿No lo promueven al meterte en club y al sugerirte hasta la saciedad que des clases en el colegio labor personal u obra corporativa? ¿No crean personalidades infantiloides manteniendo a hombres hechos y derechos de 40 tacos rodeados de un mundo de niños? Creo que eso es así, y que es normal y lógico que la gente se replantee todo cuando sale de ese mundo. Mi vocación se desmoronaba al haberme apartado del club.

 

Pero toda esa crisis comenzó realmente unos meses antes de dejar mi ciudad. Aquí va el primer ANECDOTÓN. Estando en esa ciudad en la que estuve 8 años, ya empecé a sentir que algo no iba bien. Toda mi supuesta espiritualidad la veía cada vez más forzada y anti-natural. Sentía que yo no hacía las normas por agradar a Dios sino por agradar a mis directores. Como siempre fui fan de la sinceridad salvaje, contaba todo esto que se me pasaba por la cabeza. Pero los consejos de los directores eran para mí, sagrados. Siempre fui un chico ejemplar y sumiso a más no poder. Hasta que un día algo me pareció excesivamente fuera de lógica. Dada mi situación comencé a leer un libro llamado “Psicología y vida espiritual” escrito por un sacerdote numerario. Un libro que no era sospechoso de proponer un estilo espiritual que se saliera de los cánones establecidos. Pues bien, empecé a leer y comprobé cómo párrafo a párrafo mi situación espiritual y vital se identificaba hasta lo más concreto con la NEUROSIS. Y no era como cuando lees los síntomas de una enfermedad y te empiezas a emparanoyar porque te suceden algunos, NO. Todo estaba clavado. Por un lado me asusté porque eso de neurosis no sonaba nada bien y no me molaba sufrirlo, pero por otro me alegré porque había descubierto mi mal y, por tanto, podía darle una solución. Con rapidez acudí al cura de mi centro –hombre sabio con el que tenía una estupenda relación y al que veneraba–. Le conté que había leído ese libro y que había descubierto lo que me pasaba. ¿Cuál fue su contestación?: “Pues deja de leer ese libro”. ¡Ay Dios! Eso fue un golpe al sentido común que resonó en mi mente como uñas que arañan una pizarra. Nunca había puesto en duda a los directores, pero esta vez, aquello no era normal. Evidentemente me leí el libro con una avidez inusual. Ese hombre era sabio y bueno, pero no me quería ayudar.

 

Realmente esa fue la chispa que inició todo. 5 meses después de llegar a mi nueva ciudad estaba en la consulta del psiquiatra. Diagnóstico: trastorno ansioso-depresivo.

 

Y aquí fue donde vino la mano de Dios, que me había puesto a mi alrededor personas honestas que llevaron mi caso hacia mi propio bien y no hacia el de la obra. He de decirlo así aunque a algún lector de esta página no le cuadre. Pero es la verdad y a lo mejor todos tenemos que pensar si no somos demasiado radicales a la hora de juzgar. Tanto el psiquiatra (numerario, como no podía ser de otra manera), la persona con la que hacía la charla y el director de la delegación que atendió mi caso, buscaron por encima de todo mi propia salud y bienestar.

 

A los 2 meses de empezar el tratamiento (muy flojito, no como a otros que los empastillan y los dejan inútiles), empecé a dejar de hacer todas aquellas normas que sabía no me acercaban a Dios y que las hacía de cara a los directores. Eso lo permitió y lo aplaudió mi director espiritual (el numerario con el que hacía la charla, pero es que eso es muy largo). Aquello empezó a ser un cachondeo. Creo que en 4 meses no me levanté ni un día para la oración de la mañana. ¡Qué locura! Los demás del centro debían flipar, sobre todo los jovencitos. Y supongo que se les vendría a la cabeza aquello que comentaba alguien en esta página: “este no se ha levantado porque ‘se lo ha pasado bien’ esta noche”. Pero no era eso, era la incapacidad de hacer un esfuerzo por algo que mi cuerpo calificaba como inhumano. Y es que a mí me salvo mi cuerpo y mi inconsciente, porque mi mente consciente estaba segura de que lo correcto era hacer todas las normas todos los días. A esto se sumaba que mi trabajo era un caos –mi profesión lo es–. Y a no ser que fuera superman, era imposible hacer ni la mitad de las normas. ¿Qué acabo uno haciendo? La hora santa, no: la doble hora santa. Misa por la tarde, oración de la tarde, lectura, rosario, para empalmar luego con las preces y el examen de la noche. Sin perder de vista las imágenes de la Virgen, saludar al Ángel Custodio de la casa, rezar el Salmo II porque era martes, para empalmar sin anestesia con el tiempo de la noche y todo lo que ello conllevaba… ¡¡Pero por Dios Bendito!! ¿Es eso piedad? ¿Es rezar 2 horas seguidas por rellenar casillas, amar a Dios? No. Eso es crear robots de la falsa piedad. Es crear mentes atormentadas y escrupulosas. Y es deformar la idea de Dios, algo que aún no he logrado superar.

 

“SI QUIERES, TE PUEDES IR A UN PISO”

 

Después de varios meses siendo el escándalo del centro, (yo estaba muy tranquilo conmigo mismo, con ese “Dios” y con los directores que sabían el porqué de todo) decidieron proponerme la posibilidad de irme a vivir a un piso. He de deciros que, cuando escuché eso tuve dos sensaciones igual de fuertes: ilusión y miedo. Ilusión porque lo vi como una puerta abierta al cielo, a la felicidad; la salida de un sufrimiento continuo que llevaba viviendo 11 largos meses. Y miedo, evidentemente, porque en el opus te preparan para todo menos para la LIBERTAD. Me agarré a aquella proposición como a un clavo ardiendo y exageré un poquito mi nada ejemplar situación (tampoco mucho, porque ya era inusual de por sí, pero desde luego no intenté mejorarla). Un mes más tarde (como un ladrón en la noche) sacaba mis maletas por la puerta y me dirigía a mi nuevo hogar: un piso compartido.

 

Dejaré para otro capítulo, si tengo fuerzas, las aventuras de vivir “sólo” después de 9 años viviendo en centros. Pero en resumidas cuentas te das cuenta de que no tienes la menor idea de sobrevivir, de llevar una vida “normal” y relacionarte con tus semejantes humanos de una manera “normal”. ¿Realmente había vivido en medio del mundo?

 

PLANTÉATE SI ESTO ES LO TUYO… ¡¿PERDONA?!

 

Se suponía que aquella nueva situación iba a ser provisional. Que servía para separarme del terreno y contemplar todo desde la barrera. Una decisión que os digo, me pareció de lo más honrado, en serio y algo que agradezco a esas personas. Pero fueron pasando las semanas… pasaron los meses y mi situación mental no cambiaba: seguía confuso y sabía que este parón no me iba a preparar para una nueva vuelta a la vida en familia. Yo en mi interior estaba muy tranquilo, porque había hecho en todo momento lo que los directores me decían y yo había sido sincero en todo. Pero llegó el día (cuando llevaba 6 meses fuera del centro) en el que me sugirieron que me planteara mi salida de la obra. Aquello fue un duro palo. Mi mente y la formación recibida allí dentro se rebelaron, y así lo transmití. ¿Cómo podían proponerme eso? Durante años me habían inculcado que todo el que se iba era por no ser sincero. Que era un fracasado, que el fundador no le aseguraba la salvación, que seguramente había algo del sexto mandamiento de por medio; que, en definitiva, era un auténtico fracaso. ¿Qué significaba entonces la tan valorada Fidelidad? ¿No era un vínculo final que significaba que aquello era divino? Pues no. Todo aquello habían sido historias para no dormir, para que nadie se planteara la posibilidad de irse si no venía sugerida por los directores. Para que las vocaciones recientes ni se acercaran a los apestados y corrieran el riesgo de contaminarse. Era todo una exageración, pero una exageración que afectaba a lo más profundo de tu vida: la vocación.

 

Las explicaciones fueron lógicas: las personas cambian, las mentes maduran, las situaciones mudan y hay que adaptarse… Algo totalmente lógico, pero que había sido deliberadamente ocultado y falseado durante toda una vida de entrega en el opus dei. Me proponían ahora una visión llena de sentido común que podían haberme planteado muchos años antes. Quizás, como me decía alguien en esa grosera carta desde esta web, “yo ya no les interesaba”. Me había exprimido como a un limón, lo había dado todo por la obra, y ya no podían exprimirme más. Lo positivo y lo que sigo agradeciendo, es que no exprimieron más, como sí han hecho con muchos, cuyo sufrimiento puedo llegar a intuir y sólo de pensarlo me aterra. Yo gracias a Dios, no tuve que pasar por ello, gracias también a unas personas honestas que estuvieron allí en ese momento.

 

Finalmente, un año después de dejar el centro pedí la dispensa y pocos meses me llegó. Todo fue de lo más tranquilo, sin tiras y aflojas y quedando todos la mar de contentos.

 

EPÍLOGO

Esta ha sido la historia de mi salida, que a muchos os habrá aburrido, a otros os habrá parecido familiar y a otros, quizá sorprendente por lo suave del proceso. La realidad es que como a casi todos, a mí me ha servido para poner por escrito y ordenar en mi cabeza un proceso que ha cambiado mi vida y que ha provocado que mi relación con Dios pase de ser la de un soldado de Cristo a ser la de un indiferente en busca de la Verdad.

 

Como os dije al principio, enviaré otros escritos para comentar con vosotros lo que vi en el opus dei como algo reprobable y otras cosas que se critican fuertemente en esta web, pero que yo no veo fuera de lo normal:

 

- Obediencia, pobreza y castidad: ¿una aberración o lo mismo sucede en cualquier institución de la Iglesia?

 

- Vivimos en medio del mundo: ¿es el gran engaño que produce tantos trastornos psicológicos?

 

- Las intenciones de los directores: ¿mentes retorcidas o ejecutores de una dinámica establecida?

 

- La intimidad de los miembros manoseada hasta el extremo.

 

Freesoul




Publicado el Monday, 15 August 2011



 
     Enlaces Relacionados
· Más Acerca de 010. Testimonios


Noticia más leída sobre 010. Testimonios:
Diecinueve años de mi vida caminando en una mentira: OPUS DEI.- Ana Azanza


     Opciones

 Versión imprimible  Versión imprimible

 Respuestas y referencias a este artículo






Web site powered by PHP-Nuke

All logos and trademarks in this site are property of their respective owner. The comments are property of their posters, all the rest by me

Web site engine code is Copyright © 2003 by PHP-Nuke. All Rights Reserved. PHP-Nuke is Free Software released under the GNU/GPL license.
Página Generada en: 0.117 Segundos