Angel :
La guillotina de Nacho
Estimado Nacho:
Tienes razón cuando hablas de la destrucción de los libros. Vivo en un continente y un país muy lejano al tuyo, aunque he paseado y conozco Diego de León, de esto hace casi 30 años.
Por supuesto que no vi la guillotina y a lo mejor no se usaba entonces, porque recuerdo que en mi país décadas atrás la destrucción de publicaciones se hacía a mano.
Vívía en una ciudad pequeña, donde existía y existe una obra corporativa, y el director de mi casa y yo nos encargamos un día de destruir -uno por uno y manualmente- todos los ejemplares de "la prodigiosa aventura del Opus Dei..." de Jesús Ynfante. Lo único, junto con la obra de Artigues, escrito por esos años.
Tiempo dspués, ya lejos del Opus Dei, un librero amigo mío, me prestó clandestinamente el único ejemplar que existía de "Los hijos del padre" de Alberto Moncada. La edición íntegra había sido comprada por la Comisión Regional, por eso nunca se pudo leer en mi país, aunque el librero se las arregló para birlar un libro, pese a la precauciones que se tomaban para que no quedase ninguno.
Este librero, además, descubrió un buen negocio, ya que se dedicó a importar libros críticos o heterodoxos sobre el Opus Dei y venderselos, a un muy buen precio, a la Comisión. Lo que no sé si para ese entonces ya se usaba guillotina o el proocedimiento seguía siendo manual.
Como en una versión esperpéntica de Farenheit 451 y Torquemada, me deslizaba a la trastienda de la librería a leer lo que había podido sustraer a la acción inquisitorial de la Comisión.
Supongo, que con Internet y otros métodos "diabólicos", aplicar la guillotina no sea tan sencillo ni efectivo y quizá esté en retroceso frente a los "filtros".
Un saludo
Angel
Publicado el Monday, 07 June 2004
|
