Hola Javier, gracias por el mensaje en respuesta al mio..

Entiendo lo que dices. Me encantaría que esas personas que te hicieron daño te pidieran perdón (igual acaban haciéndolo, porque la vida nos acaba sorprendiendo a todos…), igual que me parecería de justicia que el Padre pidiera perdón a nivel institucional por algunas formas de actuar tan extendidas que se pueden llamar “líneas institucionales”, como son, entre otras, plantear la vocación a los adolescentes sin respetar su madurez y por tanto su libertad, y que tanto dolor han producido a tantas personas. Pero lo único que está en mi mano es pedir perdón a título individual…

En esta misma línea, también os pido a vosotros que perdonéis a la gente que os hizo daño. Lo contrario es intoxicarse a uno mismo y quedarse atrapado en el pasado. Perdonar es renunciar a la venganza y al rencor y desear, a pesar de todo, lo mejor para el otro. Perdonar es ver al agresor como una persona digna de compasión. Y no hay nada más cristiano y más liberador que perdonar.

Respecto a lo que dices de que tienes derecho a defenderte y a criticar a una institución que te hizo daño, me parece que tienes razón. Yo no pretendo animar a nadie a callarse lo que en conciencia crea que debe hacer público. Perdonar no es cerrar los ojos ante lo que se considera una injusticia. Creo que la web opuslibros no hace daño a la Obra, siempre y cuando quien escriba no mienta ni falte a la caridad con personas concretas ni esté dominado por el rencor. Es necesario que la verdad se abra camino y probablemente el testimonio de los que os fuisteis sea necesario para que la Obra rectifique. Si lo que decís es verdad, la verdad debe conocerse y la verdad siempre es liberadora.

Personalmente sigo creyendo que la Obra es de Dios y Dios es mucho más grande que nuestros miedos, que el afán de algunos miembros (sólo algunos) de controlarlo todo, de taparlo todo y de no dejar a los demás que se expresen en libertad.

Una última cosa, como veo que muchos escribís sobre la última carta del Padre, los que estamos dentro la leemos en clave de cambio y por tanto de esperanza.

Un abrazo.

Marianac