comentafotos :
El Papa Francisco
parece sentirse incómodo en la primera visita de los representantes del Opus
Dei.
Cuando estaba en la
obra de Escriva me contaron una anécdota de un prelado de Madrid (Eijo y Garay
?) que iba a reunirse en audiencia con dos jesuitas, y que daba por hecho que
iban a hablarle mal de la obra de Escriva.
Al parecer, ya
sentados, y ante el inicio del discurso por parte de uno de ellos (de" los
de siempre" como nos decían desde el primer momento), el prelado hizo un
ademán con la mano, como de alto. Se puso a liar un pitillo en silencio, lo
engomó, se lo puso en la boca, lo encendió, aspiró una bocanada y comentó para
sus adentros: ahora ya somos dos contra dos.
Esta incomodidad de
ese prelado es la que ahora observo en las fotos de esa entrevista, pero
casi al revés.
Las fotos más interesantes
de las publicadas por el servicio fotográfico del
Vaticano, me parecen las de la entrevista
a solas entre el Papa y el prelado de la obra de escriva. El prelado debió de
llegar a esa entrevista tan ansiada con un discursillo e introducción muy bien
pensada y elaborada para caer bien y poder sintonizar desde el primer momento
con el Papa Francisco. Es posible que el tema elegido fuera el de la
pobreza, pero podía haber sido cualquier otro: dirección espiritual,
proselitismo...
Debió de ser una
introducción para dejarle claro al Pontífice lo bien que ese tema se ha vivido
desde el inicio de la obra, porque nuestro fundador lo había vivido
heroicamente, así y así... y había mandado a sus hijos lo vivieran de un modo
exquisito.
Se me ocurre pensar
que aún no había terminado la exposición del mismo... cuando el Papa va
levantando la mano izquierda en actitud de no conformidad, y luego de una forma
más visible de ¡alto ahí! Mientras el prelado está en el trance de no haber
visto su mano o no entender que el Papa le contradiga y, en vez de una
aprobación clamorosa a su buen trabado discurso, se encuentra con un disentimiento
en toda regla. Mal empezamos... debió pensar.
Me sorprende la
llegada del pontífice con la mirada baja ante el trío que le espera. Le cuesta
levantar la vista hasta que no empieza una conversación normal. Eso es
disgusto. Llama
la atención la mirada inquisitoria -a cualquier detalle por mínimo que parezca-
de la expresión del Papa para escrutar el grado de calor o frialdad del
acogimiento, y saber qué piensa el
pontífice sobre su obra.
Hay que advertirle al
custodio 2, que no es de buena educación mirar con tanta insistencia. Crea en
el interlocutor turbación y coacción.
No se observa en el
custodio 1 -al que no se puede nombrar en esta página- la familiaridad de trato
que mostró en las fotos de la pasada entrevista con el Papa
Benedicto, al que tomaba y acariciaba la
mano con una confianza llamativa, mientras le hablaba como para quitarle todos los
temores y reticencias sobre la obra. Parece como si el Pontífice estuviera metido
en tamaña encrucijada que estuviera materialmente en el "bote". No me
extrañó, por tanto, aquel artículo en el que se le reprochaba al Papa la
cobardía de la huida de sus obligaciones. Duro revés para ellos y enorme
incertidumbre de futuro con el próximo. El tiempo les ha dado la razón.
En las fotos de los
cuatro, el Papa está mucho más entretenido en mirar a los fotógrafos que tiene
en frente, fijándose en pequeños detalles de su trabajo, mucho más interesante
que poner cara de foto con los personajes que le acompañan, dejando de mostrar la
alegría habitual con la que se le ve en otras audiencia con la gente que le
visita.
Comentafotos
Publicado el Monday, 17 June 2013
|