Dionisio :
Queridos amigos:
Comparto lo dicho
por Agustina y otros en cuanto a que lo importante es irse, si uno cree que
debe irse. Lo de menos es irse como un señor o señora. Hay que irse como sea. Como el que huye de un peligro mortal. Pensé que con lo que le respondí
a Ruta dejaba clara la idea de que la pretensión de irse como un señor es
bastante quimérica, ya que para irse en tales condiciones hay que reunir unos
requisitos muy poco asequibles, hasta el punto de que yo calculo que no pasan
del uno por mil.
Sin embargo, no
me extraña que muchos de los que nos hemos ido, y de los que se irán, hayamos
considerado la posibilidad de irnos en unas condiciones tan poco probables. De
hecho, yo lo pensé, pero pronto vi claramente que jamás me dejarían irme como
un señor, por eso me decidí por la opción de cortar por lo sano y desaparecer súbitamente.
No me arrepiento de haberme ido así y respetando todas las opciones me parece
la más recomendable para salir menos aporreado.
Decía que no me extraña
porque después de haber estado en el lado oscuro una notable cantidad de años
(en mi caso cerca de treinta) uno le coge cariño a muchas cosas, y a muchas
personas, quienes decían estar unidos a ti con lazos más fuertes que los de la
sangre, muchos que pensabas que, si no eran realmente hermanos, al menos eran amigos,
o por lo menos camaradas. Aunque quieras dejar la institución atrás, la gente
sigue estando en tu corazón. Pues cuando te vas esas relaciones se acaban o por
lo menos se enturbian.
En segundo lugar
viene el trabajo. Mucha gente en el lado oscuro trabaja para la organización.
Casper lo señalaba con mucha claridad. El lado oscuro los necesita y no les da
muchas facilidades para que se busquen la vida por su cuenta. No solo los
necesita para la burocracia interna, sino para todas las empresas educativas
que manejan y para la inmensa cantidad de actividades formativas que hay que
atender para supernumerarios y para célibes. No todos en el lado oscuro han
ganado unas oposiciones, o tienen un negocio propio, o una familia con negocios
que los pueden emplear. Una gran parte de los que nos hemos ido, no sabría decir
cuantos, hemos ido a parar a la dura calle, sin contactos, sin curriculum, sin justificación
por años sin empleo reconocido, sin experiencia. A todos esos les interesa, a mí
me hubiera interesado, salir como un señor, mantener mi empleo, mantener mis
contactos, o al menos tener una separación gestionada con tiempo y con ayuda
para que un día para otro no te dejes los dientes en el asfalto.
Es comprensible
que muchos hayamos querido salir como un señor, o como una señora. Pero el lado
oscuro no nos dio esa opción, ni se la dará a nadie que no esté en un
privilegiado círculo económico y social que no necesita para nada salir como un
señor. Esa es la realidad, dura, pero cierta. Pensar otra cosa es perder el
tiempo.
Por otra parte
hay que ser razonables. El lado oscuro no puede dejar que la mayoría de la
gente se vaya bien, como señoras y señores. Si lo hiciera, si mañana leyeran en
los círculos breves un aviso explicando los nuevos términos para los que
pidieran salir como señores, habría una verdadera estampida. Un alboroto por
salir corriendo. Ni se quedarían a rezar las preces.
Con todo cariño.
Dionisio, el
Areopagita.
Publicado el Tuesday, 26 November 2013
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