janabenito :
El lunes pasado tuve que pasar parte de la mañana en una residencia para mayores que ese mismo día abrían, dirigida por religiosas pertenecientes a una congregación francesa.
Los ancianos empezarían a entrar al día siguiente, tan solo iba a entrar ese día una señora. Por el cariño con que hablaban de ella, el haberle preparado la mejor habitación y otros detalles pensé que sería alguien importante. En esas llego otra señora, a la cual yo conocía, con un gran maletón. Le dijo a la superiora que tal y como le había encargado le habían comprado de todo a la que iba a entrar, ropa interior, zapatillas, zapatos, vestidos, un abrigo y ahí me perdí: no debía de ser tan importante la señora que iba a entrar.
Nos despedimos y por la tarde me encontré con mi conocida y ante mi curiosidad, me contó que a quien esperaban era una religiosa que dejó la orden después de muchos años para cuidar a su madre y a su abuela, que habían muerto con 106 y 108 años respectivamente. Ahora ella no tenía absolutamente nada, ni casa, ni familia, nada. Las religiosas al enterarse la localizaron y rápidamente le facilitaron con gran cariño todo lo que pudiera necesitar el resto de su vida. Al que tenga ojos para ver que vea y al que tenga oídos para oír que oiga.
Julia
Publicado el Wednesday, 04 December 2013
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