andromeda :
Quería decirle a Luciana
que me ha encantado su última publicación del día 29 del mes pasado, tienes
toda la razón. Gracias por escribir.
También decirle a Orange
que coincido con sus reflexiones sobre la oración en el opus y después. Yo
pregunté en la charla un día si podía hacer 20 minutos de lectura espiritual en
vez de los 15 previstos junto con el evangelio pero me dijeron que no, porque
no estaba dicho así por “nuestro” padre (el fundador). No se puede tener una
espiritualidad sana si está controlada hasta en los minutos.
Atomito salió bastantes años antes que yo
de la obra y las salidas o expulsiones siguen siendo igual, al menos en mis
años como numeraria. Yo siempre preguntaba por las numerarias que vivían en mi
centro y que, como por arte de magia, desaparecían sin verlas salir por la
puerta trasera (la de la administración). Las repuestas eran variadas pero
siempre tenía la culpa la que abandonaba: falta de generosidad, no cumplió las
normas, no fue sincera, hacía lo que le daba la gana o- después de 12, 15 o 10
años-: no tenía vocación…
Una vez quedé con una de las que habían desaparecido,
me llamó y acepté verla encantada porque me caía fenomenal y me había dado
mucha pena su marcha sin despedidas. Al volver al centro me preguntó la
subdirectora -con la que hacía la charla- que dónde había estado y le dije, con
toda mi espontaneidad, que había estado paseando con “A”. Su respuesta:
- “Muy mal, muy mal… nosotras le hemos dicho a “A” que
no quede con nadie del centro, que rehaga su vida y no venga por aquí y tú
desautorizas a la obra si quedas con ella”.
Con mis 20 años y la ceguera mental que tenía no hice
más que pedir disculpas y contestar un “ok”. Terminaron mis contactos con “A” y
nunca más volví a verla.
Como no podía ser de otra manera a mí también me llegó
la hora de la difamación al salir, en mi caso fueron 2 versiones distintas
sobre mi salida:
Versión que me daban a mí: “no tienes vocación” (después
de más de 10 años dentro…)
Versión calumniadora que le dieron a mi familia: “no
ha sido sincera”
¿Qué sentido tiene cambiar las versiones?
Mi familia es ajena al mundo opusino y nunca jamás
aceptaron mi “vocación” y claro… ¿cómo les dicen a unos padres después de 10
años dentro que su hija ahora no tiene vocación y además se la devolvemos
totalmente enferma? ¡Qué horror! ¡Eso sería darle la razón a los padres y dejar
en mal lugar a la obra! Pues… ¿qué hacemos entonces?... como el camaleón:
cambiaremos la versión.
A mí no se me ha olvidado aún la cara de mis padres
con los ojos fuera de las órbitas al comprobar semejante esperpento de
argumentaciones. Y para rematar la conversación la subdirectora les dijo que ni
se me ocurriera escribir todo lo que había pasado.
La verdad es que me dolió mucho todo aquello, llegué a
la conclusión de que unas señoras caprichosas que no hacen nada más que
cotillear la vida de los demás (directoras) y unos señores fanáticos vestidos
de negro sin libertad para dirigir a sus fieles (curas del opus dei) me habían
estado tomado el pelo durante 10 años utilizando el nombre de Dios y que debía
recuperar la salud, reinventarme y resetearme costara el tiempo que costara.
Yo me di cuenta de que era todo una mentira estando
dentro y por mi forma de ser no callé. La respuesta que más me dolió fue el
silencio de la directora:
-“Oye M, ¿tienes un momento? Es que… es que… me… me
estoy dando cuenta de que todo es mentira ¿sabes?... todo esto, todos los
Vázquez de Prada que me he leído…estoy muy confusa…
-Mmmmm… (mirando el reloj)… mira… faltan 5 minutos
para cenar, ya hablaremos.
Mi sorpresa fue que nunca quiso hablar conmigo a pesar
de que insistí.
Entiendo que es más cómodo mirar hacia otro lado y
seguir viviendo cómodamente en sus lujosas casas pero no a costa de inocentes
almas que confían en la obra.
Lo del trágico suicidio que nos cuenta Nicanor
me deja sumamente afectada. Como enferma mental que fui en el opus dei, desde
aquí quiero dirigirme a los que están dentro y toman pastillas por las
enfermedades que provoca la institución:
Salid corriendo como podáis de allí. Mientras
permanezcáis dentro estaréis enfermos porque el sistema de vida es enfermizo,
inhumano, siniestro. No les importáis ni lo más mínimo, solo sois un número.
Allí no hay amor, no hay cariño, consuelo, esperanza, libertad. Los psiquiatras
a los que os llevan están teledirigidos. Si la delegación les dice a vuestro
psiquiatra que os diga “X” os dirá “X”. No son verdaderos profesionales de la
salud mental sino meras marionetas en manos de los directores que se cuelgan el
cartel de médicos.
A mí me acompañaban directoras de la delegación al
psiquiatra y antes de pasar yo a la consulta, a veces me decían: ”Espera aquí
Andrómeda, primero paso yo un momento y después entras tú ¿ok?” Y una Andrómeda
ahora desconocida para mí solo contestaba con voz temblona: ok,ok.
Si alguno está enfermo y no puede salir que busque
consuelo, amor, y compañía fuera. Buscad un médico ajeno a la obra que no esté
condicionado por nadie. Arriesgad, armaos de valor y salid de ese infierno.
Dios es muy grande, mucho más que ese infierno que padecéis.
Os quiero mucho aunque no os conozca porque sé lo que
es padecer una depresión mayor allí dentro. Hay salida, no os rindáis. Cuidaos.
Andrómeda
Publicado el Friday, 13 December 2013
|