nometorres :
Una historia de sábanas, de sábanas blancas, para más
señas.
Como bien sabéis, ¿qué os voy a contar yo?, los horarios
de sueño en la casita de papel están permanentemente de últimas rebajas.
Durante mi estancia en el centro de estudios acostumbraba a ir corto de sueño
(como todo el mundo en todas partes, supongo) y el día del cambio de sábanas
era un drama. Yo por la noche soy un hacha, pero por la mañana soy muy, muy
torpe, y hacerme la cama con sábanas nuevas suponía perder un tiempo del que yo
no disponía... como veinte minutos, sin exagerar. Ese día llegaba indefectiblemente
tarde a la oración, con el consiguiente mosqueo de la dirección y alguna que
otra gili-corrección fraterna como consecuencia (a ver, jerbo, ¿te crees que no
me he dado cuenta de que llegaba tarde?, ¿a ver si te piensas que la carrera de
obstáculos para esquivar a las nax ha sido por afición?... eso por dentro...
por fuera el "gracias" de siempre... lo de la sonrisa igual hasta
algún día como que no me salía... ya estoy divagando...).
Un buen día Nometorres se hizo un propósito... no llegaré
tarde a la oración el día de cambio de sábanas. Y no lo hice... Recogí las
sábanas sucias, las eché en el saco ese de tela y dejé las limpias sobre la
cama para hacerla cuando volviera de la facultad. Ya, ya... no lo pensé... lo
siento... mea culpa... al volver la cama estaba inmaculadamente hecha por
alguna de nuestras hermanas. Gracias.
En mi afán por evitar levantarme antes, y después de
mucho estrujar mi neurona buena, concluí que la mejor solución para no cargar a
las nax con trabajo extra era repetir la jugada, pero dejando las sábanas
debajo de la almohada, todo cubierto por la colcha. Funcionó!!!!! Al volver de
la facultad la cama estaba sin hacer. Gran victoria... qué bueno que soy.
Pero ya se sabe que al criminal le pillan cuando regresa
al lugar del crimen. A la semana siguiente repetí el plan y, al ir a hacer la
cama más tarde, descubrí horrorizado que ésta estaba hecha. "Maldita
sea... esto ya es algo personal".
Pensé en dejar una nota sobre la cama diciendo "NO
HAGAN LA CAMA, POR FAVOR"... pero hasta un lerdo como yo era capaz de ver
que no era muy buena idea y que alguien me iba a decir algo en algún momentito
que me pudiera pillar. Mucho mejor sería esconder las sábanas en el armario y
así no me podrían hacer la cama... ay Dios, que no... ese día, al volver, me
encuentro la cama hecha, y encima un juego de sábanas en el armario que yo ya
no quería para nada. Con el tiempo me he enterado de que mi genial idea
seguramente supuso una larga excursión extra a buscar las sábanas... perdón,
perdón, perdón... os aseguro que me supo peor a mí que a vosotras.
Consiguientemente, vencido y humillado en mi guerra
contra las nax, alcé bandera blanca y rendí la plaza... Desde entonces me
levanté diez minutos antes para hacer la cama... y lo curioso es que seguí
llegando tarde a la oración y saltando escalones de tres en tres para no ser
interceptado por una chica vestida de azul... el hombre es un animal de
costumbres.
Nometorres
Publicado el Friday, 20 December 2013
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