Estimado Antonio Esquivias:

No entiendo tu escrito del 5 de noviembre. No creo aclares nada, sino que añades más confusión. No aprecio un sentir mayoritario favorable a tu carta conminando a los lectores de esta web a salir del anonimato, del mismo modo que sobrevaloras la importancia de las firmas en la sociedad que vivimos. Y sí, es un escrito recriminatorio: hasta hay quien se sintió personalmente aludido, hasta el extremo de tener que justificar las razones de su anonimato.

Una carta abierta no se dirige a nadie en particular, pero sí a todos en general. Porque lo impone la ley se tramitó la iniciativa popular de que haces mención, pero hasta su mera admisión a trámite, pues posteriormente se transformó totalmente la propuesta. Igualmente fenómenos políticos como los que dices tienen el crédito que le proporcionan los votos, no ninguna firma. En cualquier caso, esas sí son firmas e identificaciones auténticas y autentificadas ante fedatarios públicos. ¿Esperabas alcanzar las 500 mil firmas de la iniciativa legislativa popular?. ¿O el millón trescientos mil votos de ese partido?

Lo del “me gusta” no se entiende la relación que guarda con el tema, pues para votar en los foros y páginas web no es necesario identificarse. En facebook hay muchísimas identidades falsas. Hasta las “llamadas” firmas en change.org, que no son tal, no se emiten previa acreditación de la verdadera identidad de las personas (muchos son seudónimos, al igual que en todos los foros que abundan en los medios de comunicación). No creo que, a sabiendas de que no iba a prosperar, tu intención en change.org fuera simplemente denunciar una injusticia laboral, que fuera enteramente altruista, en beneficio ajeno. Realmente crees o creías que por esa vía ibas a conseguir del Opus o de la seguridad social un incremento sustancial de tu pensión. Hay un interés crematístico legítimo, pero ilegal. Pensando mal, sería una forma de presionar en tus negociaciones para que te reconocieran tu tiempo de clérigo.

Cuando hablas en tu escrito de 22 de octubre de la falta de autoridad moral de opuslibros por el anonimato de sus autores, te confundes por no diferenciar anónimo de apócrifo. Efectivamente los escritos en su mayor parte son anónimos, puesto que no figura el autor real con nombre y apellidos, sino bajo un alias o seudónimo, pero no son apócrifos, que según el DRAE significa “fabuloso, supuesto, fingido” (primera acepción ). La página opuslibros describe experiencias vitales de gente que realmente ha sido miembro del Opus o le ha sido cercano por alguna razón. En la web se emiten también opiniones reales de esta gente. Y se documentan o documentaban escritos internos del Opus, que la propia organización ha reconocido como propios demandando su retirada. En este sentido, la autenticidad de la web está fuera de cualquier discusión. Son testimonios auténticos, bajo el tamiz subjetivo de la percepción o el recuerdo de sus autores. No es solamente una vía terapéutica para exmiembros, con ser esto lo más importante. Es también una fuente de información para quien quiera conocer otra versión del Opus Dei, que difiere de la historia oficial. Y una autenticidad , más corroborada si cabe, por la comunidad de experiencias, la similitud en lo vivido. Y esta es la autoridad moral de la web opuslibros: la autoridad de la autenticidad de los escritos que se recogen en sus páginas.

No creo, sin embargo, que esta o similares páginas puedan afectar en lo esencial a la estructura del Opus, y no sólo por su limitada difusión. Su antigua pertenencia al Opus la han reconocido personas principales, han contado en primera persona sus experiencias, han publicado libros, y ya ves que no parecen haber hecho mucha mella en la institución. Tampoco van a conseguirte una pensión mayor de la que legalmente te corresponda.

JaraySedal