Texto sacado de un artículo de la web oficial del Opus Dei titulado: "Las competencias del prelado del Opus Dei". Dice así: "...Los Estatutos de la prelatura del Opus Dei señalan que el prelado ha de ser, para los fieles de la prelatura, maestro y Padre, que ame de veras a todos en las entrañas de Cristo, y los forme y encienda con ardiente caridad, gastando su vida gustosamente por ellos”. (cfr. Estatutos de la prelatura del Opus Dei, 132, §3).

Pues bien, basta para desmentirlo conocer el trato que recibieron en su día personas como D. Miguel Fisac, D. Antonio Perez-Tenessa , Dña. María Angustias Moreno, Dña. María del Carmen Tapia, D. Antonio Petit , D. Juan Jose Marti, D. Danilo Eterovic, Mlle. Catherine Tissier y tantos otros y otras. Todos ellos, muy lejos de ser amados de veras en las entrañas de Cristo y encendidos con ardiente caridad, fueron tratados con prepotencia, hostilidad, desprecio, persecución e indiferencia en vez del amor que dictan los estatutos. Asi que, en el próximo artículo, por favor, nos cuentan una de indios.

Y ya, de cara a la próxima elección, el congreso y el próximo prelado deberían, además de emplear la consabida retórica aduladora de las bondades de la Obra y sus próceres, reconocer y asumir también sus fallos (que son muchos, graves y de dominio público).

También tienen en el congreso, si se dejan inspirar por el Espíritu Santo, una magnífica ocasión para iniciar una nueva etapa abandonando la tradicional actitud farisaica, hasta ahora casi consustancial al Opus Dei. En su lugar deberían tener la humildad de pedir institucionalmente por boca del nuevo prelado, perdón públicamente por los graves errores cometidos y por el profundo daño causado.

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