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 Tus escritos: Carta abierta al Prelado (III).- Salypimienta

070. Costumbres y Praxis
salypimienta :

Es de hacer notar que una de las ‘cualidades’ por las que la Obra se envanece es la pureza de sus miembros. Creo que la pureza es algo completamente cuestionable. Uno puede ser completamente puro de cuerpo y tener un alma asquerosa, igual de manera contraria. Lo malo es que la pureza en el Opus Dei más que como una virtud, se vive como una obsesión, y las obsesiones siempre suelen resultar dañinas. ¿De qué sirve cuidar tanto la castidad si el espíritu termina pervertido?...



Se ha hablado hasta el cansancio de los abusos sexuales cometidos por personas que dedican su vida a Dios y sobre la indiferencia que la Iglesia ha mostrado ante estos atropellos. El Opus Dei se ha mantenido irreprochable ante estas acusaciones. A excepción de algunos casos aislados, la Obra ha podido salir más o menos bien librada. Pero no hay que cantar victoria, en Casa hay muchos armarios repletos de esqueletos. Las violaciones de tipo sexual no son más graves que las que comete el Opus Dei que viola las almas de las personas sin compasión. Porque por duro que sea decirlo, esa es una realidad dentro de la Prelatura. Se dice todo el tiempo que “Al alma de las personas hay que entrar de rodillas”, en la Obra se irrumpe en el alma de las personas buscando pruebas incriminatorias, la charla fraterna es un interrogatorio brutal en el que se indaga sin escrúpulo alguno sobre las cuestiones aún más íntimas de las personas violentando el pudor de éstas. Eso Padre, no tiene ni justificación alguna. Las secuelas que deja el sufrir violaciones al pudor son exactamente iguales a las que se experimentan al sufrir una violación sexual. En ambos casos se violenta lo más íntimo del individuo.

Más grave aún, como en todo tipo de violaciones, es que estas se hacen incluso a menores. Porque que el sacerdote o quien te dirige espiritualmente te pregunte sobre si te tocas las partes íntimas, ya es de por sí como para escandalizar a cualquiera. Que te manipulen para engañar sistemáticamente a tus padres y que encima te den estrategias de cómo hacerlo diciendo que es lo que quiere Dios para ti cuando aún eres un alma cándida y que a un menor de edad le obliguen a usar el cilicio para acallar las manifestaciones naturales de su despertar sexual, es una violación en toda regla. Que quieran que les cuentes con pelos y señales de la vida sexual que llevas con tu cónyuge es también un tipo de violación. Que te presionen con guardar la vista en todo momento para no pecar te hace parecer un degenerado sexual en potencia y termina por afectarte profundamente, igualmente que te hagan dormir sobre una tabla para matarte la concupiscencia, también es una violación.

La charla fraterna y la dirección espiritual en el Opus Dei, cometen con demasiada frecuencia violaciones al pudor y la intimidad con total desfachatez. Que quede claro, que cualquier intromisión al pudor y la intimidad de alguien mediante el empleo de violencia física o psicológica o mediante el uso de mecanismos que anulen el consentimiento de la persona es una violación. Incluso, la pésimamente entendida ‘corrección fraterna’ evangélica, tal y como se practica en el Opus Dei es también una forma de violación.

Por más que lo nieguen ante las autoridades Padre, todos quienes hemos sido parte de la Prelatura sabemos, porque lo hemos vivido, que todo cuanto se dice en la dirección espiritual y en la charla fraterna no se queda ahí. Es ampliamente difundido, comentado y estudiado por directores, consejos locales, y demás instancias prelaticias. Ya es una falta total de respeto, de caridad y de justicia, que no se aclare puntualmente que dentro del confesionario, después de la absolución, todo lo que se cuenta puede ser divulgado. Porque muchos de sus miembros creen que todo lo que se dice a través de la rejilla está protegido por el sigilo sacramental cuando con toda mala maña, el sacerdote, después de la absolución sigue indagando sobre lo que se confesó para poder contarlo. Eso Padre, es una infamia en toda regla.

También es una infamia el dedicarse a murmurar sobre las personas que se van del Opus Dei. Para preservar lo que creen que es su inmaculado prestigio, se dedican a desprestigiar vilmente a quien se va. Nunca he escuchado a nadie de dentro decir que tal persona se fue porque no pudo soportar más vivir las incongruencias, las injusticias y los despropósitos del Opus Dei, y sólo abandonando la institución fue la única manera que encontraron para conservar su integridad moral, psicológica e incluso física. Lo que sí llegué a escuchar fueron todo tipo de calumnias sobre quienes se iban. Casi siempre todas relacionadas a que: ‘sucumbió ante las provocaciones alguien que le hizo faltar gravemente a la castidad’, o ‘se descubrieron sus preferencias sexuales’ o alguna desgraciadez por el estilo. Le pregunto Padre, ¿a usted le parece cristiano difamar a quien le dio a la Prelatura sus mejores años, sus afanes y sus desvelos sólo porque no pudo soportar más la agonía de vivir perpetuamente en un estado de ansiedad espiritual? ¿No le parece extraño que la Obra nunca tiene la culpa de que se vayan miles de personas de sus filas? Es más, ¿le parece cristiano difamar a quien sea? Si alguien salió de la Obra a causa de un amor, no creo que sea una cosa para hacer todo un drama, al contrario, finalmente ese miembro encontró lo que buscamos todos los seres humanos: cariño, comprensión, cuidado, admiración y compañía, cosa que en casa es casi imposible de encontrar. Pero hasta ese sentimiento tan bonito que es enamorarse, en el Opus Dei se mancilla con difundir patrañas de desordenes sexuales, morales, etc.

Y hablando de los que se van, y me refiero específicamente a los numerarios y numerarias, ¿no le parece una injusticia que cuando se van lo hagan con una mano delante y otra atrás como se dice coloquialmente? Nunca he sabido de ninguno a quien la Prelatura le haya pagado una indemnización, o finiquito, o tan siquiera una ayuda para recomenzar como sí lo hacen la mayoría de las instituciones religiosas cuando uno de los suyos decide emprender otro camino. Además del trauma que implica el dejar el Opus Dei, que es una decisión que suele costar mucho dolor y muchas lágrimas, irte de ahí, a la aventura, a recomenzar una nueva vida de todo a todo, sin apenas algo de dinero y por la puerta de atrás es una injusticia. Si el Opus Dei fuera tan cristiano como presume, despediría a sus miembros por la puerta grande con aplausos y con un agradecimiento infinito por todo el trabajo que hicieron por la institución, pero exactamente por su manera de actuar ante esto, demuestra su ingratitud y con ello su bajeza.

Igualmente grave pero quizá menos notorio es el caso de las auxiliares, los supernumerarios y los agregados. Sales de ahí, y es como si te hubieras muerto, nadie de dentro te vuelve a nombrar si quiera… hasta que comienzas a ser un problema. Así no se hacen las cosas Padre. Como tampoco es decente buscar a los ex miembros sólo cuando estos comienzan a ser una molestia para la Prelatura. No sé a quién se le ocurrió la descabellada idea de que los ‘exes’ escribimos lo que escribimos porque somos unos resentidos, inmorales, retorcidos y gente herida. Eso es arrojar la piedra y esconder la mano. No creo que ninguno de nosotros escriba con el fin de dañar a la Obra porque la Obra no necesita de nuestra ayuda para dañarse, la mayoría de sus prácticas hacen que sola se menoscabe. Por lo mismo no logro comprender la insistencia de acercar de nuevo a los que salimos. ¿Qué parte es la que no se entiende que salimos de ahí porque no estábamos dispuestos a seguir sufriendo? ¿Con qué derecho quieren que dejemos de escribir sobre nuestras  vivencias? La Obra nunca nos proporcionó ningún medio para superar todo el dolor, la humillación y las arbitrariedades que cometió con nosotros ¿Por qué entonces nos quiere callar? ¿No sería más fácil rectificar?... Claro que esa rectificación impondría una reforma de la Obra desde los mismísimos cimientos, cosa que dudo mucho que pase, porque de así hacerla, del Opus Dei como lo conocemos, no quedarían ni las Preces.

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Publicado el Wednesday, 03 October 2018



 
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