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 Tus escritos: Esclavas de los hombres por vocación divina (2).- Salypimienta

077. Numerarias auxiliares
salypimienta :


ESCLAVAS DE LOS HOMBRES POR VOCACIÓN DIVINA (2)

 

Todo cuanto expuse en mi escrito pasado y lo que expondré en este y los siguientes, son datos que me han proporcionado ex numerarias auxiliares mexicanas. Quizá en otros países las reglas sean más relajadas, o se ablandaron hace más tiempo que en este país. Yo lo cuento tal cual me lo han contado ellas.

¿Cómo era la vida de las numerarias auxiliares al principio?

Con ‘al principio’ me refiero a cuando llegaron a los internados de los que hablé la vez pasada. Su día desde luego comenzaba, se desarrollaba y terminaba trabajando casi sin descanso... 



En la mayoría de los internados y en las administraciones, los cuartos de las numerarias auxiliares (nax en adelante) eran cubículos diminutos en los que cabe una cama pequeña, una mesita con su silla, un armario pequeño y un lavamanos. Todos los cuartos son individuales, pero los baños son compartidos y en el área que ellas ocupan suele haber un baño por piso con 3 duchas y 3 retretes. Todos con separaciones y puertas para al menos tener la intimidad requerida en esos casos.

La vida de comenzaba a las 6:00 a.m., hora en que se tocaba la primer campanada, en la que tenían 30 minutos para arreglar sus habitaciones, ducharse, vestirse y arreglarse… y ponerse el mandil blanco (esto del cambio de mandiles es una locura). A las 6:30 tocaba la segunda campanada para ir al Oratorio a hacer media hora de oración e inmediatamente después iniciaba la Misa. Aunque para las alumnas que no habían pitado esto no era obligatorio, sí estaba muy mal visto no asistir. Las que no lo hacían comenzaban a trabajar a esa hora, no es que se pudieran quedar un rato más en la cama o dedicándose a su arreglo personal.

Después de esto, a las 7:45, se tenían que cambiar el mandil por uno azul y comenzaban con las labores de limpieza de las casas, siempre supervisadas por una instructora, es decir, por una nax con experiencia y bajo la atenta mirada de una directora. A las 9:00 podían entrar al comedor especial para ellas a desayunar. Mientras las directoras desayunaban todo tipo de exquisiteces como pan de dulce (bollería), huevos preparados de diferentes maneras, bollos salados individuales, café, té, leche y frutas variadas, las nax y las alumnas se conformaban con leche, huevos revueltos con frijoles de la olla y rebanadas de pan. Alguna fruta sí había, pero era igual para todas. Después del desayuno a seguir con las tareas de limpieza, lavandería, plancha y cocina. Se formaban grupos de unas cuantas y se iban rotando el trabajo para que todas hicieran de todo.

A las 12 se paraba un momento para rezar el Angelus y a seguir con la faena hasta la 1 en que entraban al comedor. La comida invariablemente era la que sobraba del día anterior de las directoras o de la residencia. Otra vez rebanadas de pan (nunca un bollo individual para cada una) y agua saborizada de sobrecito. Aquí abro un paréntesis. En México, a diferencia de otros países, la costumbre es comer con agua ‘de sabor’ que se prepara con pulpas o zumos de fruta como la limonada o la horchata. Al decir ‘agua de sobrecito’ me refiero a que esta es preparada con polvos saborizados, no con substancias naturales. Después de la comida tenían pocos minutos para ir a asearse un poco y de regreso al trabajo. Después de la comida de las directoras y/o los residentes y de recoger y limpiar los comedores y los trastes, debían de cambiarse el mandil de nuevo por el blanco y pasaban a las aulas, pero no a estudiar materias escolares que era lo que les habían prometido al principio, sino la teoría de la limpieza, el planchado, la cocina, etc. Ninguna de ellas terminó la secundaria y mucho menos la preparatoria que les habían ofrecido. Es más, al terminar los ‘estudios’ en Técnica en Servicios de la Hospitalidad, les dieron un papel impreso que decía que habían estudiado eso firmado por la directora de ‘la escuela’ pero sin validez oficial ya que ni la escuela ni la carrera estaban registrados ante la Secretaría de Educación Pública, que es el órgano mexicano que da reconocimiento oficial y valida a todos los estudios.

Después de dos horas de ‘clases’ de técnicas de trabajos domésticos pasaban a la tertulia. Lo típico: películas del Padre Josemaría, historias del Padre Josemaría, y todo lo relacionado con la vida, obra y milagros del Padre Josemaría. O sea, el lavado de cerebro a toda marcha.

Terminado el tormento, había que cambiarse de nuevo el mandil por el azul y regresar a las últimas labores y a cenar. La cena de estas chicas tampoco era igual que la de las numerarias y/o los residentes. Siempre, en todas las comidas, se les servían platillos mucho más sencillos que a los otros haciendo más notoria la diferencia de clases.

Las ‘alumnas’ podían ver a sus familias una vez al mes en que sus padres y demás familiares tenían permiso de visitarlas. Podían hacerlo en las salitas especiales dedicadas para ello o bien, llevarlas a dar un paseo por las cercanías de dos horas. Si no regresaban a tiempo, al siguiente mes no se les permitía la visita de nadie. En estas visitas, los familiares tenían que llevarles artículos de tocador que eran supervisados por las directoras evidentemente. Si a la directora de turno no le parecía adecuado, sencillamente no se lo daban sin mediar explicación alguna.

Esta era la vida que llevaban las chicas de las escuelas de hostelería, que no eran otra cosa que escuelas gancho para hacerse de numerarias auxiliares. Todo lo que prometieron cuando las señoritas numerarias se las llevaron se cumplió al más puro estilo opusino: arbitrariamente, jalando agua sólo para su molino y acomodando todo para beneficio de la institución. Esas escuelas nunca fueron ni han sido escuelas de hostelería que les daría a las niñas una carrera profesional como Técnicas en Servicios de la Hospitalidad. Su verdadera razón, por cruel y feo que se lea, ha sido ser centros de capacitación para sirvientas de alto nivel, pero sirvientas al fin y al cabo. Su fin era, y es (en las pocas que quedan) captar numerarias auxiliares.

En el próximo envío hablaré de la vida en estas escuelas cuando las chicas ya pitaron.

Salypimienta.

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Publicado el Monday, 28 October 2019



 
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