ESCLAVAS DE LOS HOMBRES POR VOCACIÓN DIVINA (4)

La relación entre las numerarias directoras y las numerarias auxiliares.

A su llegada a los internados (escuelas de capacitación y captación), las niñas quedan bajo la supervisión meticulosa de las directoras de estos lugares. Por regla general, las instructoras son numerarias auxiliares con muchos años en la Obra. El trabajo de ‘adoctrinamiento’ lo hacen directamente las directoras, aunque es reforzado por las instructoras.

La relación de las niñas con las numerarias suele ser al principio de mentor y discípulo, al poco tiempo, esta suele transformarse en una relación superior-subordinado y también en algunos casos se forma un vínculo maternofilial…

La mayoría de las veces prevalece la relación superior-subordinado que parece más obrero-patronal. En México, hasta hace muy poco tiempo, y no siempre es el caso afortunadamente, a las personas que trabajan en las labores domésticas se les ve como seres de segunda clase. No sólo dentro del Opus Dei, es algo en general. Se les trata con infinita displicencia y se les sobrecarga de trabajo. Si esto sucede en un hogar normal, en ‘Casa’ es mucho peor debido a que el trabajo se duplica o se triplica en los centros y las numerarias no son precisamente las personas más sensibles y empáticas que existen, no porque sean malas, sino que el mismo sistema de la Obra con el tiempo te va haciendo así, es algo que sucede con todos sus miembros, quizá porque es la única manera de poder sobrevivir ahí dentro.

La norma de tratarlas de usted, de que las nax se tuvieran que dirigir a las numerarias también de usted y anteponiendo el ‘señorita’. El que las nax tengan que usar uniforme a todas horas (menos cuando salen a la calle), el usar diferente tipo de habitaciones, de comedor, de vajilla y hasta de comida, son costumbres totalmente decadentes, pero que hacen que la diferencia de estatus entre unas y otras sea más notoria. Muy rara vez se ha dado el caso de que una numeraria haga el trabajo de una nax.

Hace años me tocó ver en un centro de la sección femenina algo que me indignó. Una nax estaba rebanando pan y entré a la cocina junto con una del consejo local que le preguntaba no recuerdo qué cantidad de cosas sin importancia (yo estaba invitada a comer ahí ese día), entre la prisa por cortar el pan y la distracción de la numeraria, la chica se cortó un dedo y tuvo que salir a hacerse una curación. La numeraria se quedó impávida diciéndole que se apurara porque ¡YA! tenía que acabar y servir la comida. Toda indignada le dije que si no veía que se había herido, que terminara de cortar el pan ella en lo que la mujer se curaba. Me puso una cara de entre sorpresa e indignación y me dijo que ella no tenía por qué hacer el trabajo de una nax tan torpe y descuidada. Casi ni pude comer por el nudo en el estómago que me quedó. ¡Ni siquiera fue a ver si la nax estaba mejor o se había hecho bien la curación! Cuando me marchaba, me escapé a la cocina a escondidas para preguntar por la lesionada y me la encontré con el dedo vendado y la mano con un guante de hule lavando los trastes, al preguntarle que como seguía me dijo que le ardía un poco, pero que se lo estaba ofreciendo a Dios.

Ya he contado varias veces del último día que estuve en un centro, de cuando una numeraria le estaba dando de gritos a una nax porque el tapete de la entrada estaba un poco torcido. Así hay muchas anécdotas en las que se demuestra la prepotencia y la rudeza del trato de unas con las otras.

En los casos en los que se desarrolla un vínculo materno filial la cosa no termina mejor. Es una lucha constante de la numeraria por ahogar ese ‘afecto desordenado’ que siente por la nax que termina por destrozar emocionalmente a las dos.

Es el caso de una ex nax que siendo la menor de muchos hermanos, casi inmediatamente de llegar al internado comenzó a sentir mucho cariño por la directora y la directora por ella. La niña (14 años) vio en la numeraria a la mamá atenta que tanta falta le había hecho ya que su propia madre no le hacía todo el caso que requería por tener que atender a tantos hijos. Surgió en la directora el instinto maternal largamente reprimido y evidentemente, en la charla que te sacan hasta el más mínimo pensamiento y sentimiento le dijeron que eso no podía seguir así. Entonces la numeraria comenzó a actuar con frialdad e incluso hasta con crueldad para romper ese lazo que se había creado. Muchos años le ha tomado a la ex nax superar ese trauma que la dejó hecha un guiñapo emocionalmente porque nunca comprendió qué era lo que ella había hecho mal para ganarse el desprecio de quien tanto quería y admiraba.

En cuanto la chica terminó el curso de estudios, la numeraria hizo que la mandaran a atender un centro de numerarias mayores del otro lado de la ciudad en donde se aburría mucho. Era un centro con 10 numerarias y 5 nax, todas ellas le duplicaban o le triplicaban la edad. Esta niña hizo todo cuanto pudo para que la cambiaran de centro hasta que lo consiguió y la mandaron de regreso a la administración de donde hizo el internado con gran desesperación de la numeraria que estaba asustada con sus sentimientos por esta muchacha. Tan dramático fue el caso que la numeraria no paró de ponerle obstáculos  para que se fuera hasta que un día en que la nax se tardó un poco más de tiempo en limpiar los baños, la directora la llevó a su cuarto a empujones y le dijo que recogiera sus cosas porque se iba a largar en ese momento porque no tenía vocación ni nada.

La chica aterrada le lloraba y le suplicaba que no la echara a lo que la numeraria hizo oídos sordos, abrió la maleta, metió todas sus cosas hechas bola y literalmente le arrancó la bata del uniforme. Una vez que la otra estuvo medio vestida la sacó de la casa a tirones y la puso en la calle junto con su maleta y las que presenciaron tal acto no acertaban a decir nada, sólo lloraban del miedo y de la impotencia ante una directora que estaba hecha un basilisco.

Han pasado muchos años de este incidente y la ex nax todavía no comprende cómo es que la echaron cuando le habían jurado que esa (la Obra) era su familia con lazos más fuertes que los de la sangre.

Obviamente las niñas no podían tener amistades cercanas con las otras alumnas. Eso se ve muy mal en la Obra trátese de quien se trate. La excusa es que nada más puedes sentir afecto hacia Dios y todos los demás afectos estorban. Yo pienso que esa norma se debe a que no se van a arriesgar en que “uno piense lo que al otro no se le ocurre”.

Aquí un ejemplo: dos niñas de 15 años recién pitadas aún en la escuela de ‘hostelería’. Se hacen muy amigas y se tienen que esconder para platicar. Una de ellas era la doncella del comedor de las numerarias. Fiesta “A” en casa y la chica servía vino en el comedor de las directoras entre otras exquisiteces. Se cruza con la amiga que va y viene de la cocina y le pregunta que si ha probado el vino, la otra le dice que no y entre ambas piensan que sería bueno probarlo, ya que debe de ser algo muy rico porque sólo se sirve en ocasiones muy importantes y se ve que las numerarias lo disfrutan. Toman dos botellas de las que sobraron del convivio, consiguen un sacacorchos y se van al cuarto de una de ellas. Ante el miedo de ser descubiertas se encierran en el armario. Sabían que estaban haciendo mal, a ellas NUNCA les servían vino en ningún momento, en las fiestas importantes se tenían que conformar con refrescos y la curiosidad las tenía en ascuas. ¡Total! Que cada una se empina la botella que le había tocado hasta que se la acabaron. Evidentemente agarraron una borrachera de miedo y se quedaron medio dormidas en la cama. Al no verlas en sus labores, la directora y una instructora las comenzaron a buscar y se las encontraron muy contentas durmiendo la mona.

La numeraria se hizo cargo de una y la nax mayor de la otra, y en baños diferentes las desnudaron y las metieron debajo de la ducha de agua helada. Las obligaron a vomitar y finalmente las metieron a sus camas. Al día siguiente fue todo un drama, no faltaron gritos, regaños, recriminaciones y a una de las niñas la mandaron a otra escuela fuera de la ciudad. Separaron a las amigas para siempre por más que las dos rogaban que así no fuera. Cuando la numeraria le preguntó a la chica que se quedó que por qué lo había hecho, quiero imaginarme que tuvo que reprimir una carcajada ante la contestación: -Es que como nada más se sirve en fiestas y a ustedes parece que les gustaba mucho, queríamos probarlo. Quedó prohibido contarlo. En adelante las numerarias se hacían cargo de contar las botellas sobrantes y resguardarlas bien y ahí terminó todo.

Salypimienta

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