ESCLAVAS DE LOS HOMBRES POR VOCACIÓN DIVINA (6)

Comienzo de la serie

Muchas veces hemos comentado en este foro que el Opus Dei no es capaz de adaptarse a los tiempos que corren. Su insistencia en querer hacer todo al modo que dejó indicado su fundador es la principal causa de sus problemas. Por mucho que presume de que el Padre Josemaría era un visionario, es muy fácil darse cuenta de que eso es un bulo. El mundo avanza en todos los órdenes y el Opus Dei insiste con obstinación en vivir y pensar con los mismos criterios de la mitad del siglo pasado. Escrivá murió hace casi cincuenta años. Nada es igual que como lo dejó: ni la sociedad, ni las comunicaciones, ni la economía mundial, ni siquiera la religión. Si hubiera sido un visionario como tanto les gusta alardear, hubiera previsto que la Obra tuviera toda la apertura del mundo para resistir la modernidad, sin embargo hizo todo lo contrario y dejó tan detalladas reglas, criterios, vademécums, fichas de notas, etc., que dejó atenazado al Opus Dei de por vida y con ello lo incapacitó para ser una institución perdurable y universal. La mayoría de las ‘costumbres de Casa’ son arcaicas y eso es lo que les está llevando a la perdición… 

Volviendo al tema, las numerarias auxiliares viven en las mismas condiciones que lo hacían las sirvientas de la burguesía de mediados del siglo XX. Quizá de muy pocos años para acá se haya relajado un poco en cuanto a la idea de cómo tenían que vivir, pero por lo menos hace 10 años, las condiciones laborales y de vida de ellas seguía el patrón caduco impuesto por quien lo fundó.

No me voy a poner a disertar sobre las extravagancias y los delirios de grandeza que tenía Escrivá, sólo quiero hacer hincapié en que la ‘vocación’ de numeraria auxiliar la diseñó según el patrón de lo que veía en las casas burguesas de mediados del siglo XX y así han vivido estas mujeres hasta hace muy pocos años.

La relación numeraria-numeraria auxiliar lleva mucho tiempo teniendo serias dificultades, sobre todo con las que son mayores de 45 años que insisten en que las cosas sigan idénticas a como eran en el pasado. Ellas siguen siendo las ‘señoritas’ y muchas de ellas siguen viendo a las nax casi como a seres inferiores y esto se demuestra en el trato muchas veces despótico con el que se dirigen a quienes ellas consideran sus subordinadas. Así se les educó y esas formas quedaron muy arraigadas en ellas lo que hace casi imposible que cambien.

En el Opus Dei se trata a TODOS sus miembros como si fueran niños pequeños incapaces de razonar por sí mismos. En el caso de las nax no sólo eso, se les trata como si además tuvieran alguna deficiencia mental. Escrivá decía que había que verlas como las “hermanas pequeñas”, un eufemismo que usó para no decir que había que verlas como seres casi sub-humanos, porque así se les trata. A las numerarias auxiliares desde el principio se les condena a permanecer en ‘su sitio’ de por vida, tan es así que una de ellas jamás puede ser parte de un consejo local, ni tener puestos de dirección, ni a llevar charlas, ni aspirar a nada dentro de la Obra que no sea cocinar, lavar, limpiar y planchar. Se les considera incapaces de decidir por su vida y sus acciones. No se les ve ni se les ve como seres libres, más bien como seres inferiores por doloroso que sea escribirlo.

En teoría, una numeraria auxiliar podría y debería hacer correcciones fraternas a las directoras. Eso en la práctica es imposible. La mayoría ni se atreven a consultarlo y las  audaces que lo hacen se topan con un muro de concreto en la directora a quien consultan que termina por enredar las cosas de tal manera que al final, la que está mal es la numeraria auxiliar. En casos ya muy graves, cuando una de las numerarias de la administración de ha extralimitado ha sido reportada a la delegación. A la numeraria le llaman la atención y a la nax le esperan días de frialdad, reproches y venganzas muy infantiles por parte de ‘la acusada’. En eso es en lo que se demuestra la subordinación a la que están sometidas. No pueden ni defenderse de las injusticias que se cometen con ellas y tienen que soportar todo con resignación por la sencilla razón de que lo ordinario es que todo lo que dicen sea subestimado o ignorado o que los superiores lo tomen como un arma en contra de ellas mismas.

No me sorprende nada esta actitud, conociendo los estilos opusinos así les pasa a todos los miembros porque menos el prelado y sus custodes, todos están supeditados a la ‘visión sobrenatural’ peculiar del superior que casi siempre interpreta la norma a su propio modo que no siempre es la manera en cómo se dejó establecida.

Las numerarias auxiliares por lo tanto, pertenecen al equivalente de soldado raso de la tropa de Escrivá que se atrevía a decir que era “El apostolado de apostolados” y que casi que “Eran la base de todos los apostolados del Opus Dei”. De ser ciertas esas palabras del fundador, uno no se explica cómo es que no se les cuide como paño en oro y que se les trate con mucha humanidad, extrema delicadeza y profundo agradecimiento.

Sólo el simple hecho de que un numerario no pueda ni darle las gracias a una nax por un servicio recibido ya es de por sí una falta grave de educación. Más cuando se supone que son miembros de la misma familia con lazos más fuertes que los de la sangre. Tampoco se entiende que si el Padre Josemaría decía que eran “las hermanas pequeñas” de la familia, tengan que vivir en habitaciones diferentes, comer en comedores diferentes, con vajillas, cubiertos y comida diferentes que las numerarias y usar uniforme desde que se levantan hasta que se acuestan y sólo en casos excepcionales puedan usar ropa de calle.

Ni siquiera se les puede obsequiar con algún detalle de cariño en las fiestas. Durante algunos años, por Navidades, yo acostumbraba mandar una cesta de galletas para las numerarias de mi centro, otra idéntica para las nax y una más para la casa del sacerdote que nos atendía. Cuál no sería mi sorpresa cuando me enteré de que la que era para las auxiliares nunca llegaba a ellas, la enviaban para las numerarias de otro centro o la regalaban a alguien más. Lo reclamé en la charla y me dijeron todo tipo de tonterías alegando quién sabe qué cosas de la humildad, la pobreza y la manga del muerto. Después de eso dejé de mandar esas cestas para siempre. Si no las podían tener unas, tampoco las tendrían los demás. Era una cuestión de justicia… y hubo una directora que se atrevió a reprocharme que ya no lo hacía. En Navidad, tampoco su comida es la misma que la de los numerarios y numerarias. Una de ellas recuerda que casi siempre les daban chuletas de cerdo con puré de papa. Los regalos tampoco son semejantes, a ellas se les dan cosas muy modestas mientras las numerarias reciben otro tipo de obsequios mucho más costosos y sofisticados.

Las numerarias más jóvenes han puesto un poco más de sentido común en esta relación. Son quienes han hecho la vida de las nax más agradable en lo que cabe. Las tratan con más cercanía que las de la vieja escuela, afortunadamente. Pero el mal ya está hecho, la mala fama que se ha hecho la Obra ha conseguido que cada día sea más difícil reclutar numerarias auxiliares. En México, casi ningún centro tiene la administración completa, es más, algunos no tienen ni administración y se las arreglan como Dios les da a entender. Por ejemplo, en la delegación de varones de la Ciudad de México viven 4 numerarias auxiliares, pero no vive ninguna numeraria. La directora de esa administración habita y también trabaja en otro centro de la sf que queda como a 3 km. de distancia. Cuando surge un problema, la mayoría de las veces la tienen que resolver las auxiliares sobre la marcha según su propio criterio porque es muy difícil encontrar a la directora que tiene otros muchos encargos. Al final, cuando esta se entera de lo que pasó suele poner mil pegas y hacer mil recomendaciones y casi siempre critica las decisiones que se tomaron. No se puede dirigir la administración de un centro por teléfono y querer que todo salga como si estuviera ahí presente.

La repetición incesante de estos patrones sólo consigue que llegue un momento en que las nax salgan de la Obra despavoridas como todos los que hemos salido de ahí.

La reconstrucción de las numerarias auxiliares al salir es igual de difícil que la de todos, pero quizá la readaptación a la nueva vida es un poco más complicada. Muchas de ellas provenían de familias muy humildes, de alguna manera, su pertenencia al Opus Dei las ‘ascendió’ de nivel socio cultural, las hizo acostumbrarse a comodidades que no tenían en sus casas. Regresar a una vida sencilla no es tan fácil para muchas. Dentro de la Obra vivían en un ambiente sobreprotegido, salir de ahí significa tener que encarar la vida tal y como viene, con sus limitaciones y carencias materiales, y aún así, prefieren eso a seguir dentro. Aunque el hecho de reacomodarse en su nueva vida sea complicado y muchas veces doloroso.

Algunas de ellas han tenido graves problemas psicológicos tras su salida. Alguna incluso ha tenido que estar internada en un hospital psiquiátrico por algunas temporadas debido a los severos traumas que le dejó el Opus Dei. Otras se han superado y han terminado carreras universitarias, con lo que les ha ido mucho mejor en la vida. A algunas les ha ido muy mal, al grado de tener que realizar trabajos muy duros para poder subsistir. Unas más, se han adaptado a sus nuevas vidas con resignación y en ella han encontrado la paz e incluso la felicidad.

Ninguna de las nax con las que he hablado se llevaron de la Obra nada más que sus escasas pertenencias. Ninguna recibió un finiquito ni nada por el estilo. Salieron, como se dice coloquialmente con una mano atrás y otra delante. A las que se fueron a causa de una enfermedad las ayudaron económicamente con NADA.

La relación de las numerarias con las nax cuando estas salen de entrada es nula, en algunos casos, al pasar de los años las n. han vuelto a buscar a algunas ex nax para proponerles volver como cooperadoras (¡es el colmo del descaro!) y ninguna de ellas ha querido volver a acercarse ni de lejos a la institución.

También hay casos en que la ex nax ha conseguido trabajo en alguna obra corporativa o de alguna manera vinculada al Opus Dei. Aunque dentro de ‘casa’ siempre se procura guardar las formas, cuando una ex nax se cruza con alguna numeraria ni se voltean a ver, o a lo mucho se cruzan una mirada o un saludo impersonal. Tampoco ha faltado la numeraria déspota que al cruzarse con ellas las ha detenido para recriminarlas duramente instaladas en su ‘superioridad’ imaginaria llegándoles a gritar en público y a exigirles que las traten de usted y de señorita saltándose todas las normas de urbanidad y de caridad a la torera. De todo hay en esta viña del Señor.

Continuará…

Salypimienta

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