Gervasio y Pepito:

Cuando le puse el título a la serie no me refería a los hombres como sexo masculino, me refería a los hombres como personas en general. Quizá debí poner más atención en el pronombre y escribir: “Esclavas del hombre por vocación divina”. O debí de haber utilizado el tan de moda lenguaje inclusivo y titularlo: “Esclaves de les Hembres por vocación divina”. Fuera de bromas, creo que el título ideal sería “Esclavas del Opus Dei por vocación divina”, el problema con ese encabezado es que habría tenido que escribir sobre la esclavitud a la que te somete la institución en todos sus miembros, incluido el Prelado porque todos son y fuimos esclavizados por un conjunto de reglas que muchas veces rozan en lo inhumano, y habría sido el cuento de nunca acabar. Yo creo que en las auxiliares el sometimiento es más marcado que en todos los demás y concuerdo con Gervasio cuando dice que en la Obra se consideró como vocación al oficio de servir, ese es el motivo principal por el que me parece que es una especie de esclavitud encubierta. Sólo con recordar que la advocación final de todas las normas en la sección femenina es: Ecce ancilla domini, nos damos cuenta de que todas las mujeres en el Opus Dei somos vistas como esclavas (la traducción literal de la palabra ancilla en castellano es sirvienta).

Quise hablar de las numerarias auxiliares y de sus vidas dentro de la Obra. Mencioné en el texto a las numerarias porque ellas son quienes conviven con las nax. Hasta hoy no he sabido que haya directores de administración como tampoco hay numerarios auxiliares. Por lo mismo, los conflictos que surgen se dan entre numerarias y numerarias auxiliares, y como en todas las esclavitudes, también tiene que existir un capataz, que es el papel que tienen que ejercer las numerarias de las administraciones.

El tema de las clases sociales en el Opus Dei merecería otra serie, pero en “Esclava de los hombres por vocación divina” no era el punto central, las veces que toqué ese punto fue meramente circunstancial y claro que existe esa diferencia de clases, pero existe entre todos los miembros, no sólo entre las nax y las numerarias. En la Obra es muy notorio como bien dijo Zartán en su último escrito, que: ‘unos son más iguales que otros’ parafraseando a Orwell.

Probablemente mi escrito haya dado la impresión de que las numerarias auxiliares viven una vida miserable mientras están en la Obra, nunca mi intención fue dar a entender eso porque sería una falacia. Todas las nax con las que he hablado concuerdan en que tuvieron épocas MUY felices y grandes alegrías en el Opus Dei al igual que todos nosotros. También todas coinciden en que atender la sección de varones era mucho mejor que atender la sección femenina como dijo Antonia. Quizá es porque las mujeres somos más emocionales que los hombres y algo más complejas. Los varones, en su mayoría son mucho más fáciles de atender que las chicas y también son más agradecidos, aunque tengan prohibido manifestar ese agradecimiento. Tampoco dije nunca que todas las numerarias eran unas arpías cuya misión particular en la vida era atormentar a las nax. Hubo y hay numerarias muy queridas y respetadas por las auxiliares, igual que hay otras que fueron y que son aborrecidas. Eso es algo normal en toda convivencia humana.

Me ha sorprendido mucho que “Esclavas de los hombres por vocación divina” haya levantado tanto revuelo tanto dentro de OpusLibros como fuera de la web. He recibido muchos correos y mensajes por la serie. La mayoría han sido comentarios buenos, y también ha habido comentarios malos. Incluso alguno se ha atrevido a acusarme de manipuladora, seductora y pecadora irredenta. Me han pedido que me desdiga de todo cuanto he escrito por ser un mal cierto a la Obra de Dios. La acusación más grave que he recibido en estos días es que todo lo que redacto surge de mi profundo odio por el Opus Dei y mi insaciable sed de venganza.

Yo, a la Obra no le tengo ni odio, ni rencor, ni albergo ningún sentimiento de venganza hacia ella. Al Opus Dei le tengo agradecimiento porque mucho ha tenido que ver en forjar (un poco a palos) la persona que soy, y reconozco que mucho de lo bueno que hay en mi lo aprendí ahí dentro. Mi salida no se debió a mi egoísmo, ni a mi maldad, ni a mi infidelidad a Dios ni nada por el estilo. Todo cuanto he escrito lo he hecho con profundo sentido de justicia y sobre todo, desde lo más hondo de mi conciencia y nunca he escrito con el afán de hacerle daño a la Obra, mi interés siempre ha sido, que los demás sepan cuál es la realidad que se vive ahí dentro y quienes entren o permanezcan en la institución sepan o se den cuenta de que el Opus Dei tiene la marcada tendencia a dar gato por liebre y no porque sus miembros sean malvados (que en su inmensa mayoría no lo son, más bien todo lo contrario), sino porque la institución hace muchas décadas que dejó de ser una Obra de Dios, para convertirse en una industria de la salvación, que como toda industria pasa por encima de lo que sea sin miramientos a la hora de tener que presentar números de producción (todas las vocaciones) y balances financieros. Tengamos en cuenta que la materia prima con la que trabaja el Opus Dei es con la conciencia humana, y la Obra no busca en esa materia prima sacar lo mejor de cada uno, sino hacer el mismo molde con cada uno para tener un exhaustivo control de calidad en beneficio propio… y eso es lo que está pésimo, al ser humano hay que tomarlo como si se tratase de un bloque de arcilla para hacer de ella una obra de arte, no como una tonelada de metal para meterlo en una máquina y hacer piezas idénticas para que la misma máquina siga funcionando puntualmente.

Besos

Salypimienta

salypimientalaencomendada@hotmail.com