Queridos amigos,

Acaba de pasar el 19 de marzo y probablemente muchos acabáis de no-renovar. Felicidades, enhorabuena, habéis demostrado ser valientes. Empieza una nueva vida por delante, enterita para vosotros. Dios no os abandonará, porque Él no se deja ganar en generosidad.

Sólo un humilde consejo: no volváis a acercaros al Opus Dei, nunca más. No era lo vuestro, salid de esa zona de confort y buscad en otras aguas. Esto es como un noviazgo. Si ya viste que esa chica o ese chico no era para tí, ¿para qué intentarlo de nuevo? Vas a perder tiempo tú y te vas a quedar peor de como estabas.

¿Por qué cuento esto? Porque a mí me pasó. 3 años después de mi traumática salida (11 de numerario), me mudé a una ciudad donde el Opus cuenta con una universidad propia bastante potente. Apenas unas semanas después, un numerario me invitó a un círculo de cooperadores, y pensé ¿por qué no?. Ya me sentía bastante liberado: tenía novia, sabía relacionarme con amigos, había aprendido a perdonar... Craso error. Solamente entrar de nuevo a un centro hizo que despertaran en mí recuerdos y sensaciones llenos de sufrimiento. Ese olor a centro, con muebles tipo centro, con sonrisas forzadas de numerarios en su centro... ufff!

Aguanté sólo 3 semanas en el dichoso círculo. Lo impartía el director del centro, que a su vez era vicerrector de la Universidad. Primera semana: los Ángeles de la Guarda, ok. Segunda semana: devoción a San José (según los escritos de Escrivá), insufrible. Pero la tercera semana, con la charla sobre D. Álvaro, se me revolvió el estómago. No había contenido que me sirviera espiritualmente, todo era darle vueltas a lo grande y bueno que había sido Del Portillo. Al terminar hablé con el Director para decirle que no volvería:

- Mira, Fulanito, te agradezco mucho esta oportunidad, pero acabo de confirmar que la Obra no es lo mío. Voy a buscar en otro sitio de la Iglesia, esto no me aporta.

Ni que decir tiene que este señor se lo tomó como algo personal, y se enfadó bastante:

- Pero, ¿cómo? Encima que te abrimos las puertas de nuevo, y te integramos como uno más... (ese "de nuevo" le salió del alma, no podía callárselo).

- De verdad, muchas gracias de corazón, pero esto no es lo mío.

Dos meses después, una amiga que trabaja en la Universidad del Opus me dijo que quedaba una plaza en su departamento, y que yo encajaría perfectamente. Había pasado mi CV a su jefa, y ésta quería conocerme. Perfecto. Allá fui, tuve la entrevista, y todo fue sobre ruedas. La jefa me dijo que buscaban exactamente mi perfil, y queme querían a mí. Me presentó al equipo, y me dijo que sólo quedaba una formalidad, pero que contara con el puesto. Magnífico. Estoy saliendo por la puerta, y justo me topo con el vicerrector, el que me dio los 3 círculos.

- Hombre, Guillérmez, ¿qué haces aquí?

- Ya ves, Fulanito. Vengo de hacer una entrevista con Setanita para su departamento, y todo fenomenal. Parece que en unos días empezaré a trabajar aquí.

- Qué bueno, qué bien. ¿Setanita, me has dicho? ¿Setanita la del departamento X?

- Sí, sí, ella misma.

- Perfecto, Guillérmez. Ojalá vaya bien.

Media hora después me llamó mi amiga, sorprendida. "Qué raro, al poco de irte entró el vicerrector Fulanito a hablar con mi jefa. Nunca viene aquí, no sé qué querría..." A los dos días me llamó Setanita. Que lo lamentaba, pero había surgido un impedimento para contratarme. No podía darme más detalles, lo sentía mucho.

Queridos amigos, una vez que te sales de la Obra, ya no cuentas para ella. Es más, eres un enemigo más o menos tolerado, pero enemigo. Te van a cerrar todas las puertas, no van a perdonarte "tu traición". ¿Para qué darles la oportunidad de que te lo demuestren? "En el mar hay muchos peces de colores..." búscate el tuyo. Pero no caigas dos veces en la misma piedra.

Guillermez