Queridos amigos,

En sus 90 años de vida, el Opus Dei se ha convertido en una máquina de la comunicación, expertos en el control de los medios. En mi época de numerario se decía que, si la Obra quería publicar algo de manera muy formal, lo hacía en Romana; si buscaba hacerlo de modo simpático, lo publicaba en su web; y si quería decirlo sin que apareciera como autora, lo publicaba Apezarena en El Confidencial Digital. Por ello, creo que a nadie sorprendió que ayer se anunciara la expulsión de José Pedro Manglano del Opus Dei... precisamente en ese portal web.

Conocí a Don Josepe (así se le llama en la capital) durante sus años en el Colegio Mayor Moncloa. Lo tenían en un habitación apartada, arriba junto a la azotea, con mucha libertad de movimientos. Era el tiempo en el que el Opus se ufanaba de estar "en sintonía" con la sociedad actual, con la juventud que llenaba estadios en las JMJ. Rouco les había encargado animar el cotarro para Madrid 2011, y ellos mostraban las iniciativas de 2 curas numerarios como el summum de los nuevos apostolados. Uno era D. Javier Cremades, y el otro, precisamente Manglano. Durante años, en las convivencias de san rafael triunfaban los libros de D. Josepe. No debe haber adolescente pijo en España que no haya hecho oración con sus libros del Cura de Ars, Teresa de Liseux o el de la Misa antes-durante-después. Junto con "El Hombre de Villa Tevere" era de lo más entretenido para leer en el oratorio, aunque para los curas pata-negra aquellos no dejaban de ser libritos sin fondo:

- Guillérmez, llévate algo serio a la oración, hombre. Ya está bien, todo el día leyendo "Manglanitos".

Aún recuerdo con gracia el cabreo que se pillaba cierto cura muy pata-negra cuando llegaban nuevos libros de Manglano al centro. Lo primero que hacía era irse a la contraportada, a ver si le habían vuelto a poner la foto en la que salía con la mano en la cara, ocultando el alzacuellos.

 - Este hombre se avergüenza de ser cura. Qué poco testimonio, Dios mío.

- Hombre, D. Timbal, yo creo que es justo lo contrario. Este señor lleva ya más de 15 libros hablando de Dios a todo el mundo. Lo compra mogollón de gente, ayudan mucho. Quizás el truco sea ese, que no aparece como una cosa super clerical.

- Tonterías, Guillérmez. No sé cómo le dejan publicar esto.

Por aquella época teníamos de subdirector de la Delegación de Sevilla a un hermano de D. Josepe. Juan Ignacio Manglano era el lado opuesto. Cariñoso y cercano, sí, pero serio y firme como pocos. Tanto era así que había una rima interna que se le decía en los centros del Sur, medio en broma medio en serio: "Manglano, detén tu mano". Por eso nos asombraba que el autor de los libros entretenidos fuese familiar suyo. Qué diferencia. Poco a poco, los libros de D. Josepe fueron mejorando su audiencia. Creo recordar que alguno hasta se lo publicaron en Planeta, sancta-sanctorum de los libros en España. Y sus prédicas e intervenciones públicas eran de lo más solicitado por los numerarios jóvenes de todo el país. Aún recuerdo una meditación suya donde contaba el caso de la conversión reciente de una persona a la fe:

- Tonterías - me dijo el cura pata-negra cuando se lo conté a los pocos días-, yo también he visto conversiones fuertes y no les doy tanto bombo. ¿Conoces a D. Fulanito, cura numerario, verdad?.

- Sí sí, perfectamente.

- Bueno, pues la primera vez que ese hombre pisó un centro de la Obra... iba en camiseta de tirantes. ¡En camiseta de tirantes! Fíjate si estaba perdido el pobre hombre... ¡en tirantes! (Esta anécdota es totalmente cierta, la conversación fue tal como la transcribo).

En los 13 años que han pasado, D. Josepe ha seguido publicando libros, a cada cual más entretenido (no sé si tapando o no el alzacuellos, ya no me importa). Y no sólo eso, sino que continuó tratando a los chavales/as que se le acercaron a raíz de la JMJ. A diferencia de gran parte de los curas numerarios (pata-negra), siguió atendiendo a la gente que conocía, aunque ya no dependieran de su centro y no contaran en la lista mensual de "atendidos". Y se iba con ellos de excursión, y a tomarse una cerveza, y a rezar en una iglesia normal, no hacía falta que estuviera encomendada a la Prelatura... Y cada vez más chicos/as se le acercaban, y eso formó un grupo, y otro grupo, y otro grupo. Y todo ello sin rigideces, listado de costumbres y praxis, separación de sexos ("entre santa y santo...") ni tonterías opusinas.

¿Recuerdan aquello de Escrivá de la barca y el porta-aviones? Pues D. Jose Pedro ha montado un porta-aviones, y ahí está Dios. Sólo en número de conversiones, confesiones y oración le dan la vuelta a todos los "apostolados" del Opus en muchas ciudades. Al final, la Obra se ha convertido en aquello de lo que huían los chicos jóvenes de sus comienzos: una estructura opaca, rígida, carca, con miedo a todo lo que le rodea ("hay que ser prudentes"...) y ningún futuro por delante. Así visto, que se quede Nacho B., con su barquita, viendo como hace agua.

Queridos amigos, no se le pueden poner puertas al campo. Dios sigue actuando en el mundo, y eso no lo pararán las reglas maniáticas de Escrivá. Ni el Opus Dei es la culminación de la Iglesia, ni hay un antes y un después del 02/10/28. Si las reglas asfixiantes de Escrivá no sirven a la gente, pues a por otra cosa, mariposa. A nadie le convencen de pitar diciéndole que van a entregar su vida para hacer grande a una institución; uno pita ilusionado con ser santo en el mundo, viviendo en la calle con la gente como él. Otra cosa es que pronto se da cuenta de que en la Prelatura eso no puede pasar. Ojalá haya más curas en el Opus como Manglano, que no detengan su mano... ni dejen que se la detengan.

Guillérmez