Me pongo en el año 2000 y observo el cambio sufrido o experimentado por la sociedad española, ha sido absolutamente de película. En España, hemos pasado de ser agricultores a ser programadores en solo 20 años. En el Opus ha pasado lo mismo y, al igual que le ha pasado a la sociedad, no sabía lo que se le venía encima. El control que tienen sobre nosotros los medios de comunicación y los globalistas empieza a ser parecido al de la secta. Veía el otro día la película "La Isla" y me sorprendía con lo de siempre, uniformidad absoluta, una meta o un objetivo común, un deseo,...

"The Island", se produce una prohibición de casi todo; de tener sentimientos, de acercamiento a los demás, de movimientos, de afectividad, un control de pensamientos, controlan hasta los sueños y las constantes vitales. Tienen rutinas de trabajo y esparcimiento diarias. Al que se salía de la normalidad le llamaban al orden de inmediato. Pero no contaban con las ansias de libertad del ser humano inteligente y con capacidad de pensar, el individuo que se hace preguntas sobre todo lo que le pasa, el que no se conforma con lo que hacen todos, el que arriesga hasta su vida por encontrar una respuesta. Se empiezan por cuestionar cosas tan triviales como: a dónde irán esos tubos que rellenan en el trabajo cada día, por qué vamos todos vestidos de blanco y quién nos limpia la ropa, por qué a unos les toca la lotería para llegar a la famosa isla y a los otros no... Preguntas que "los controladores" responden siempre con las mismas evasivas; tienes que descansar, estás nervioso, debes tranquilizarte, algo no funciona. Incluso terminan por eliminar a los personajes que resultan problemáticos porque son demasiado listos o los apartan de los demás o les toca la lotería... (No quiero destriparos la película, esto es solo el principio).

No sé si os suenan estos sucedidos y argumentos trasladados a otras situaciones. El control absoluto del ser humano se ha intentado siempre desde que el mundo es mundo, por regímenes de derecha y de izquierda, dictaduras, reinos absolutistas, religiones y sectas en especial. El hombre, desde que es hombre, (y la mujer), es un ser libre y necesita sentirse libre, tenga más o menos dinero, le guste el deporte o no, sea joven o viejo. Quiere ser capaz de elegir quedarse en casa o salir, pero no le gusta que se lo impongan a la fuerza. Siempre se busca un motivo de fuerza mayor por el que se tiende a quitar la libertad de elección, incluso de equivocarse, a las personas. (Esta pandemia ha removido todas esas cosas en mí).

En mi caso, entré en la secta en los años 80, sin conocer en esos momentos de mi vida verdaderamente la capacidad que tiene el ser humano de ser tan desleal, de traicionar a otros o simplemente de mentir por unos miserables euros. Pensando que todo el mundo era bueno y que no podían engañarme, yo me creía ya "muy inteligente" a mis 15 añazos... La decepción que uno se lleva en el momento en el que sufre estas cosas de primera mano viniendo de seres queridos o conocidos o en los que confías ciegamente es tan dolorosa que uno se llega a morir en vida. En "casa" ha pasado lo mismo, tantas decepciones, incomprensiones, ocultamientos, mentiras, traiciones. Y lo peor de todo, sin poder quejarte o compartir tu dolor con otros. La obediencia ciega lleva en la mayoría de las ocasiones al abismo.

Otro día veía en la televisión "las hermanas Bolena" y de nuevo más de lo mismo. Todos los servidores de Enrique VII de Inglaterra, obedecen y sirven al rey porque cualquier otra opción es traición. (Me gusta mucho más la peli "Un hombre para la eternidad" que se centra más en Santo Tomás Moro. Al final el mayor servidor del rey, el duque de Norfolk, sufre lo indecible cuando tiene que matar a su gran amigo Sir Tomas M., pero acata la orden real y la cumple, Tomás Moro es decapitado como la mayoría de los cortesanos a manos del sanguinario apóstata que acalla su conciencia matando al que se mueve, el duque sería eliminado también junto con toda su familia años después). El Miedo, ese es nuestro peor enemigo. Con ese sentimiento han dominado y nos dominan los gobernantes, jefes y los malhechores. Nos provoca hacer cosas que no queremos hacer, algunos hasta cosas que les repugnan, traicionado la propia conciencia. No tengamos miedo!!! a los que matan el cuerpo, para los creyentes. Para los no creyentes diría que es igual. No debemos tener miedo, debemos ser cautos e inteligentes y superar los obstáculos que nos ponen con sabiduría.

Después de 4 meses de confinamiento, la conclusión de los entendidos llega tarde, hace falta que el porcentaje de contagio de la población para que superemos la pandemia deba ser, al menos, de un 60%. (Estamos en un 5%). Uno ya no sabe de quién fiarse. Me he "divertido" en mi exposición, no sé si os ayudará a pensar o a vivir más libres, espero que estas cosas nos ayuden a reflexionar y a salir adelante sin preocuparnos de lo que piensen u opines los demás, con independencia, con libertad.

Pepgrass.