El caso Gaztelueta parece que está trayendo a Opuslibros ( y al Opus Dei, evidentemente) mucha más cola de lo que parecía en un principio, tras un respetuoso silencio. Parece que se está abriendo la caja de los truenos de un aspecto poco tocado hasta ahora en Opuslibros y casi siempre muy por encima: el tema de los abusos sexuales en el Opus Dei. Y va a ser- está siendo ya- un fuerte ventarrón; aunque seguro que provechoso, si los afectados quisieran aprovecharlo, que no querrán, mucho me temo. Ya era hora, pensándolo bien.

Empezaré con dos recuerdos personales, uno al inicio de mi encuentro con la Obra y otro casi al final de mi relación con "el lado oscuro". Cuando conocí el Opus Dei y sus curas numerarios me quedė muy gratamente sorprendido. Había estudiado en un colegio de frailes bastante "romos" casi todos, duros, varios de ellos pederastas desmadrados, sin vocación y más de derechas que el capitán Trueno (para los no españoles: héroe de cómics especializado en luchar y vencer contra moros, vikingos y demás enemigos de España). En ese colegio abundaban los casos de pederastia, algunos bastante notorios. Yo mismo me libré por los pelos, tras varios asaltos entre mis diez y mis catorce años. Jo. Treinta años después, hablando con mis dos hermanos mayores me enteré, con gran consternación suya y mía, que ellos habían sufrido los mismos acosos; afortunadamente también salieron indemnes.

¿Relación con el caso Gaztelueta?...

Pues que yo, sin haber sufrido personalmente ningún abuso, tardé treinta años en poder comentarlo con ellos, que tampoco lo habían hablado entre sí. Y eso que siempre tuvimos una magnífica relación los tres hermanos. Aunque no teníamos nada de que avergonzarnos, no fuimos capaces de contárnoslo aunque ellos, mayores que yo, siempre me cuidaron y vigilaron con cariño. Si hubiéramos sufrido lo que el pobre Asier sufrió... nos lo hubiéramos llevado a la tumba, probablemente. O sea, que comprendo perfectamente las dilaciones y relatos a medias del chico de Gaztelueta, como ha hecho el tribunal a instancias de los expertos. El que no ha pasado por algo así no sabe lo que cuesta contarlo.

En el Opus Dei ví otro modelo de curas: cultos, educados, finos, de los que juraría que jamás harían esas cosas. Fue una de las cosas que me atrajeron de la Obra.

Muchos años después, poco antes de liberarme de las ollas de Egipto, en un curso de retiro el predicador , uno muy justamente afamado, afirmó a voz en grito que los del Opus Dei podíamos tener muchos fallos pero que él podía afirmar "como sacerdote de Cristo" (o algo así de fuerte) que si algo se vivía bien en la Obra era la Santa Pureza. Se me quedó grabado, porque no venía muy a cuento y porque mi experiencia llevando confidencias era que la gente de la Obra en ese aspecto era normal tirando a buena, aunque no ángeles puros.

Pero, tonto tontísimo de mí, aunque me fuí del Opus consciente de muchas cosas malas, hubiera jurado que en ese tema no había nada especial que decir, salvo pecadillos muy normales, sin especial consideración, más dignos de comprensión que de condenación. Y así llegué a defenderlo ante amigos ajenos al lado oscuro que insinuaban que seguro que algo gordo habría, que todas las sectas revientan por ese lado... y yo jurando que era cierto, que nunca había visto nada especial, salvo un caso que otro día contaré y que pensé que por su enorme gravedad era excepcional.

Y ahora Opuslibros empieza a abrirme los ojos ¡después de treinta años!.... y resulta que un cura numerario acosa a un chaval en plena sacristía; que todo un director espiritual acomete al pobre Horatio en plena noche... (felicidades por tu valentía, Horatio) Uf, Uf, uf.... y lo que está por venir. Es necesario que todo el mundo que pueda cuente su historia. No por morbo, que esto solo da rabia y asco, sino para sacar todo eso a la luz, confirmar a los que nos fuimos y prevenir y adoctrinar a los que desde dentro lean esto. Pensad que cuando se escriba la auténtica historia del Opus Dei, los historiadores que lo hagan tendrán muy ante sus ojos nuestros escritos aquí. Y que históricamente, lo que no conste por escrito, esculpido, grabado o filmado, no existirá. El "problemo" gordo, tanto en la Iglesia como en esa "partecica" de ella que es el Opus Dei, radica en la enquistada estructura de autodefensa y anulación de la autocrítica que permite que medren esos turbios corruptores. Sacándolo a la luz hacemos no pequeña contribución a extirpar esos malignos tumores. Y no por el Opus en sí, que bien poco me importa, sino por las víctimas que han sido, son y pueden ser. Sobre todo por éstas.

Y para dar ejemplo, contaré dos cosas personales:

Durante mis primeros años en la Obra, el subdirector de San Miguel en mi Delegación (en mi zona, vamos), el que se ocupa de numerarios y agregados, era un fulano que siempre me sorprendió desagradablemente por lo melifluo de su carácter, pelín amanerado, untuoso. En varias ocasiones como tertulias o visitas a centros le vi tratar con claro favoritismo, palmaditas y cariñitos a algunos de los numerarios jóvenes -y guapos y de "buena familia" todo hay que decirlo- y departir con ellos en privado. No le di mayor importancia, pero hora se me despiertan todas las alarmas. Se fue unos años después, afortunadamente.

En otra ocasión fue un numerario de menos de veinte años de edad, bastante simpático, guapo y seductor como un "Lolito". En la charla- confidencia me contó que sentía fuerte atracción por los niños del club en que trabajaba, por todos en general. Y de alguno creía estar locamente enamorado, con los correspondientes sueños húmedos etc... todo muy platónico, afirmaba, y supongo que era cierto. Aparte de la enorme imprudencia que suponía poner a un pipiolo como yo (20 añitos y tres en la "cosa nostra") a dirigir espiritualmente a nadie, el tema tenía sumo peligro. Creo recordar que le orienté a que lo hablara con el cura y que solicitara otro encargo apostólico, lo cual le daba horror. Al poco tiempo me fui de ese centro y no supe más de esta persona hasta años después en que le nombraron subdirector de San Miguel (el que se ocupa de numerarios y agregados, como he dicho antes). Y más adelante, se ordenó sacerdote, aún sin cumplir los treinta. No sería justo ni siquiera insinuar que sus inclinaciones fueran a más, pudo haber madurado correctamente. Pero todo esto es muy muy peligroso. Si pasó en este caso ha podido pasar en muchos otros; y la estadística no falla: habría más de un caso de abuso.

Tonto de mí, durante años he pensado bien del Opus Dei, aunque fuera sólo en ese aspecto.

Amigos lectores: no seáis tan tontos vosotros. Animo, pues, a todos los lectores que hayáis padecido abusos o tengáis conocimiento fidedigno a que lo contéis en Opuslibros. Como dije antes, tened visión histórica. Con claridad, discreción y el menor morbo posible, para bolígrafos basta con uno, ya entendéis. Lo cortés no quita lo valiente

Y la gran pregunta: ¿Qué pasa con las chicas de la sección femenina? Echo en falta colaboraciones femeninas en este tema ¿Ninguna de vosotras sabe de ningún caso?. Vale, la pederastia es mayormente masculina por alguna razón que no alcanzo a comprender, pero haber casos en la Sección Femenina, seguro que haberlos, haylos.

Y como se hacía en la radio de mi niñez: un saludo a Dionisio que me estará leyendo: ¡te echamos en falta!

Pez