Hace unas semanas me encontré y quedamos para hablar otro día un viejo agregado y yo. Viejo agregado o agregado viejo, pese a no tener poco más de sesenta años. Pero viejo, viejuno, y voy a escribir con mucho cariño y muchísima pena.

Pues quedamos al fin y hablamos mucho y largo. Más de 40 años en la Obra, casi 40 años en la misma labor personal, colegio para más señas. Que yo sepa, en esos años no ha llevado nunca ni una vocación de numerario ni de agregado ni de supernumerario a la Obra. Centros de San Rafael para agregados por toda la ciudad dando círculos, campamentos, convivencias; luego centros de San Gabriel, atendiendo supernumerarios, convivencias. Y nada de nada. Afable, educado, obsequioso con los numerarios... Nada que no os sorprenda.

Lo realmente jodido es que vive solo en su casa, antes de sus padres; una actividad en Facebook que sonroja porque es la nada a pesar de viajes por España y sus fotos. Va de casa al curro y del curro a casa, es el abuelo de su colegio, es una persona afable y buena y que lo mantienen porque es número, porque aporta... Y como todo agregado desde hace ya tiempo, haciendo de su capa un sayo. Una vida sin amor, sin interés, sin nada, sin horizontes profesionales que nunca hubo, sin nada... Un día morirá y el mundo sigue andando, como dice el tango. Vaya vida, vaya toalla, colega. Y como el tantos, coitadiño jamás supo rebelarse, me vio irme y no dijo nada, quizás como yo era numerario mi ecuación se le antojaba irresoluble, y mi ecuación es sencilla: amo la vida. Me fui sin decir oste ni moste, me procuré un futuro profesional antes, creé una familia, tengo una vida profesional plena. ¿Y tú, amigo? Nada por aquí y nada por allá, como decía ese Cremades el Mago, como Simón. Mi amigo es la nada, él lo sabe. Ha visto irse a agregados y numerarios de todas las edades y los ha visto prosperar y ser felices. Él sabe que no es feliz, que es un solterón irredento muerto en vida. Y me da pena, no lo niego. Es como una maltratada que tiene dependencia económica y afectiva de su maltratador, ese es el mejor símil de su vida y de la de tantos n y agd.

Eres un avatar, amigo, un remedo de ti mismo, de tu esencia, no eres, por ser eres invisible para los de arriba y estás y no te han dado puerta porque necesitan hasta los niños vestidos de soldado para combatir, como hiciera Hitler para defender Berlín. Ya lo llamé El hundimiento, Ocáriz ya ha envenenado a Blondi y la ha pasado la pistola a Eva Braun, esa bruja de la Asesoría que en entrevistas a los medios saca sus pajas mentales (perdón por usar palabros, aunque Antonio Moya lo hace). La Obra es el Titanic que navega en el mar negro y frío. En Villa Tevere la orquesta toca Fieles vale la pena. Y tú, amigo agregado, debes de pensar que vendrán a rescataros. Pues no. En fin, esto periclita del todo. Le pido al Buen Dios ver la bandera roja en la azotea del Reichstag.

Prometo dos entregas: una sobre el Centro de Estudios anejo a la Comisión Regional de España y los seres abominables que pasaban de alli el Centro de Estudios a dar por riau (Solís, Florencio, Tomás, Herrando, Belda y Vera, Salva y Rafa...); otra sobre la burbuja supernumeraria, ese estanque donde se refugian los supernumerosos y sus hijitos y sus amiguitos afines, lo malo es que ahí defeca una tubería de residuos y no la ven y a la vez, alguien ha echado crías de especies invasoras, pobres barbos supernumerosos porque los siluros están engordando y comen carne humana.

Un saludo y numerata que me lees, el 19 see you later alligator. Ocáriz, vaya mierda agusanada que te dejo noman llamado Javi.

Madurez