Queridos amigos,

Me encantó el otro día la comparación de Robredal entre los Diamantes de Sangre y las numerarias auxiliares. Qué buena semejanza. Si los primeros son aquellas gemas obtenidas mediante el uso de esclavos para financiar guerras, la vida de las Auxiliares no les va a la zaga. Escrivá diría que -más que a una guerra- ellas van "a un combate espiritual". Bueno, habrá que ver. Pero lo de su régimen de casi-esclavitud pocos lo dudan hoy en día.

Se ha recordado aquí muchas veces que el fin no justifica los medios. Que un objetivo, por más bueno que sea, se anula completamente si los procedimientos para conseguirlo son irregulares. Es una norma universal, reconocida por la Iglesia en muchas encíclicas. Hoy se aplica en Derecho (no se admite a juicio una prueba ilícita, aunque el acusado sea muy malo), Moral (no vale todo para alagar la vida de un moribundo), o incluso Política (véase el caso GAL en España).

En el caso de las Auxiliares, continuamente aparecen testimonios que dan cuenta de las condiciones leoninas en que ejercen su trabajo. Es un abuso en toda regla, por más que se pueda hacer por un buen fin. Jornadas de 12 horas sin vacaciones proporcionales, trabajando también en fin de semana, muchas veces sin estar dadas de alta en la Seguridad Social. Internamente se justifica bajo el mantra de la entrega, la abnegación, imitar la vida de la Virgen,… Es el famoso derecho "a no tener ya nunca ningún derecho", tan poco cristiano.

Si lo miramos de lejos, el Opus Dei tiene aquí una estructura parecida a una estafa piramidal. No genera nada, sólo se nutre de sangre nueva. Sin ese recambio, todo el chiringuito se viene abajo. Veámoslo con un esquema, que queda más claro:

1. Las numerarias auxiliares trabajan en condiciones de explotación para facilitar la labor apostólica de los numerarios/as.
2. Estos numerarios/as son a su vez objeto de abusos espirituales por parte de la Prelatura, con objeto de que estén a punto para tan alta misión.
3. Dicha labor apostólica es a su vez un compendio de abusos y manipulación de conciencia hacia terceros.
4.- El objetivo de ese actuar es únicamente conseguir nuevas vocaciones de numerarios/as y auxiliares que perpetúen el esquema.

Realmente, aquí todo el mundo abusa de todos. No es que nos apoyemos mutuamente; es que yo te vigilo, tú me vigilas, él nos vigila. Es una dinámica que se está conociendo ahora en España a raíz del caso de Rocío Carrasco. El que es abusador por un lado, suele a su vez ser víctima por otro. Ahí tenemos al numerario que controla a través de correcciones fraternas, a la vez que se las hacen a él; el que exige "sinceridad salvaje" cuando recibe charlas fraternas, y luego se pone colorado en la suya propia; el adscrito que presiona a sus amigos para el círculo, cuando a él le hicieron lo mismo antes de pitar; el cura al que piden cuenta de su labor en el Consejo Local, y él mismo avasalla a los chicos de san rafael.

En el Opus Dei todo-todo-todo se justifica en el bien de las almas y en la Gloria de Dios. Bajo ese mantra todo cabe. Ahora bien, ¿se ayuda espiritualmente a la gente, cuando hay cientos de testimonios de personas dañadas por ese mismo actuar? ¿Qué gloria se puede dar a Dios si la propia Iglesia lleva desde 1965  advirtiéndoles contra estos tejemanejes? ¿Cómo explicar el camino hacia la santidad del Opus Dei, cuando ni siquiera el Papa lo respalda? ¿Sigue realmente a Dios una institución denunciada tantas veces por abusos laborales, psicológicos, incluso sexuales? Y lo que es más significativo, ¿cómo sostener que la Obra durará "hasta el final de los tiempos", cuando diariamente se cierran centros y hay más ex que miembros activos?

El gran Aldous Huxley explicaba que los medios inmorales no pueden justificar nunca un buen fin. Y esto por una simple razón: en ese caso, el fin acaba teniendo la misma categoría moral que esos medios empleados. Medios malos = fin malo, así de simple. Pues, queridos amigos, blanco y en botella. Si son tan evidentes las malas prácticas del Opus Dei, no encuentro justificación a que siga siendo parte de la Iglesia. Está podrido desde su raíz.

Guillérmez

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