EL DRAMA DE LA VIDA

En la dualidad de las cosas, desde la más básica existencia del bien y mal, podemos concordar que la vida, en muchos de sus aspectos, es drama. Aun a pesar de que alguien considere que su vida ha sido maravillosa (y puede ser cierto), esta ha conllevado en algún momento drama, porque las cosas evidentemente no siempre son todas maravillosas. Aún más, el solo mirar a los seres humanos más desfavorecidos que literalmente han experimentado en toda su vida solo el mal, podemos reafirmar el drama de esta realidad dual (es un hecho inobjetable).

Bueno, si la vida misma ya conlleva el ser así, ¿qué afán habría de sumarle más drama aun? Lamentablemente eso lo hice yo y eso lo sigues haciendo tu al unirte y/o seguir en el Opus...

Estar en el Opus no remedia absolutamente nada de lo que ya la vida es. La gracia de Dios, su auxilio, el sacrificio de la redención, la providencia divina, el apostolado y todos los aspectos alrededor del seguimiento a Cristo no se alteran en un ápice al estar o no estar en el Opus, porque tú puedes seguirlo en plenitud y hacer todo lo que hace un cristiano sin pertenecer a esta institución. Lo que sí se altera, si perteneces a ella, es tu vida y la vida de los demás a tu alrededor, la cual se vuelve verdaderamente mucho más dramática para ti y para los que pretendes acercar a ella.

Aquí unos cuantos ejemplos del mayor drama al ligarte a esta institución:

1. Drama familiar (olvidar a tu verdadera familia, cortarla de tajo y dizque acoger a tu “nueva familia” con lazos “más fuertes que los sanguíneos… ¡qué gran farsa por donde se le vea!).

2. Drama personal (cargos de consciencia por una supuesta vocación inexistente: O te entregas o eres infeliz; o sigues aquí o te vas al infierno).

3. Drama normativo (imposiciones de gratis, normas, normas y más normas en toda tu vida).

4. Dramas de obediencia (u obedeces u obedeces, no hay valor en tu opinión. Todas las sugerencias “libres” que recibes son realmente mandatorios en las directrices de los “videntes directores de la voluntad expresa de Dios”).

5. Dramas de comportamiento (todo tipo de reclamos ante tu más ingenuo y natural actuar. Correcciones fraternas hasta con dolo).

6. Dramas de compensación (entrega de tus bienes y de toda tu remuneración $$ que van a parar a las “arcas “de Bruno Bouzzi, a las bicicletas de montaña de los más picudos en la delegación o vaya usted a saber a dónde).

7. Dramas de pureza (todo es pecado… No hay nada más que decir).

8. Dramas laborales (estudia una carrera afín a las disciplinas que convengan al marco educativo de nuestras escuelas… Olvídate de tu verdadera vocación de trabajo… Es más, si te lo piden ¡hasta sacerdote vas a ir a parar!).

9. Dramas corporales (cilicios, disciplinas… Todo es sacrificio continuo, todo es mortificación, todo es ofrecimiento… pero todo ello es ya ineficaz a la captación de adeptos y de consciencias. Las personas están más informadas y ya no caen en tu trampa).

10. Y la más dramática de todas: Drama existencial (al paso de los años te preguntarás indudablemente: ¡¿Qué carajos hago aquí?! ¡¿Que hice de mi vida?! ¡¿Cómo es que pude ser tan ingenuo y tan tonto?! (perdón por las expresiones). Esto invariablemente sucede y te sucederá.

Si ya solo este decálogo da mucho de qué hablar, añadámosle un largo etc. que pudiera ser de varias decenas de más dramas.

Estar en el Opus no solo no agrega valor, sino que retuerce el seguimiento a Cristo alineándolo a una visión estrecha y siempre condenatoria del evangelio, dizque procurando el mayor bien para todos, pero sabiendo que el Opus solo tiene ojos y solo actúa para sus “selectos”, para quien le proveen de algo valioso para ellos (dinero, status, poder, influencia), para los que cumplan a cabalidad el camino rígido del mandamiento en la sujeción de la consciencia. Eso no es de Cristo ni de su evangelio. Las obras realmente de amor y de caridad en el mundo no son lo valioso para esta organización, sino su propia “integridad” como sacrosanta institución pura y prístina a los ojos de los hombres. Y todo ello sí que es agregar mayor drama a tu vida y la vida de los demás.

El Opus es un estupendo ejemplo de cómo, en las paradojas de esta vida dual, se quiere lograr el supuesto bien como objetivo, pero arrastrando consciente e irremediablemente el mal, en todo el drama de la vida misma. En este contexto, ¿será el Opus todo lo que escribo a continuación?:

• El Opus es falsedad, jamás habla con la más pura y transparente verdad.
• El Opus siempre sopesa, siempre mide, siempre tergiversa (sus pasos son astutos, no en la nobleza del cristiano, siempre esperan algo a cambio).
• El Opus es oportunista.
• El Opus es elitista.
• El Opus es engañoso (inventa por doquier vocaciones a cuanta gente se vaya topando en el camino. Eso sí, los analiza y segmenta porque la supuesta vocación también es selectiva).
• El Opus es despiadado y cruel para quien lo desafía (desde el comportamiento de su mismísimo fundador).
• El Opus es derrochador (grandes y costosas casas, oficinas y escuelas para su operación, muchos de ellos en el abandono).
• El Opus es mezquino (no atiende el verdadero mal de las almas, no es ni siquiera “caritativo” con ellas, solo atiende a quienes se alinean y atiendan a su interés).
• El Opus esclaviza realmente a las numerarias auxiliares (con impedimentos de movilidad y de comunicación, con extenuantes e inhumanas jornadas y condiciones de trabajo, todo para la comodidad de sus “hermanos y hermanas numerarios y numerarias”).
• El Opus es soberbio (solo ellos tienen la razón en todo, todo el que no piense igual está en el error, aunque seas Papa).
• El Opus esgrime una única verdad (su verdad -la de su fundador- y no la de Cristo).
• El Opus enarbola a su sacrosanto/fast track fundador por sobre el mismo Cristo.
• El Opus es una evidente manifestación de la mayor manipulación de las consciencias (primero sutil en el engaño de la amistad y de un genuino interés, posteriormente sin vergüenza alguna).
• El Opus es un semillero de trastornos psicológicos depresivos (y tristemente en muchos casos al grado de suicidio).
• El Opus atenta a la libertad de los más vulnerables (los niños que no saben discernir a quienes apaña en sus “labores apostólicas”).
• El Opus constriñe tus capacidades profesionales (seas lo que seas, terminas de cuidador de niños en cualquier club de excursiones).
• El Opus busca desmedidamente de hacerse de más y mejores bienes materiales (descarada y ferozmente pelea las herencias de gente incauta, junto con las tuyas también... Ah, pero su sacrosanto fundador nunca realizó testamento alguno y su herencia fue a parar a un familiar, no al Opus). 
• El Opus solo atiende a los pobres como una fachada en la atracción de almas para su servicio doméstico (y en el decir que hacen labores comunitarias para aparentar ante la iglesia).
• El Opus “te bota a la calle” si ya no piensas igual que ellos, por más décadas que te hayas brindado a su servicio.
• El Opus te condena (Dios no)…

Y así, el Opus, el Opus, el Opus… (tal vez centenas de frases más como estas pudiéramos escribir acerca de).

Y todo esto lo hace de una forma igualmente dramática e irónica: A nadie “obliga”; todo lo hace con el “consentimiento” personal de quien se acerca y/o es mayormente acercado a él por la noble búsqueda de Dios... ¿Obra de Dios? Caray, en todo esto no hay nada de Dios, no hay nada de Jesucristo en la realidad institucional del Opus que pueda justificar todo esto.

Esto solo se explica al ser producto de la manipulación del evangelio y del afán desmesurado de gente que realmente buscaba/busca su propio legado institucional y las mejores consideraciones de los hombres para con ellos. Esto siempre han sido y será la base de cimentación para encumbradas obras evangélicas y pastorales, pero al final solo son galimatías de santidad. Solo los verdaderos santos humildes son de los que realmente reconocemos en la Iglesia como verdaderos portadores de la buena nueva, y no remedos y auto elaborados personajes que sí lograron su propia gloria (incluirse en el santoral), pero solo gloria humana y de unas cuantas gentes incautas (y no tan incautos, como los poderosos miembros del Opus que hacen y deshacen a su propio beneficio y provecho en las instituciones políticas y empresariales del mundo).

Así pues, drama humano y también divino. Pero en el mayor afán y más pura y libre consciencia, no eches a perder tu tiempo de vida -cualquiera que sea- en esta aún más dramática obra mundana. No vale la pena en lo absoluto.

JasonJonas