Primero responderé a Voliyo acerca de su contestación a la contestación mía relativa a su contestación a mi artículo de hace fechas, es decir, la respuesta a la parte contratante de la tercera parte de la parte contratante de la primera parte de la parte contratante.

Ahora ya en serio: Estoy totalmente de acuerdo contigo en todo lo que dices en tu último correo. Es verdad que yo escribo en OpusLibros con mi nombre y apellidos, pero eso no quiere decir que tenga a gala las tres "b" de Paulino Uzcudum (Biolencia, Belocidad y Buebos, a lo que una amiga mía, en plan de coña, añadía Bantalones) ni que firmar con nombre y apellidos sea de mayor valentía o inteligencia que hacerlo bajo un seudónimo, pues cada situación requiere un modo adecuado de llevarla a cabo, y a la vista de todo lo que sabemos y que viene publicado en OpusLibros y, por ejemplo, el último escrito de EBE acerca de la peligrosidad moral de Escrivá, hay muchas situaciones que requieren una autoprotección del anonimato que es de justicia y de sentido común. No olvidemos que los directores del Opus Dei siguen siendo seguidores fanáticos de su fundador y en cuanto pueden hacer daño, lo hacen, aunque sea mintiendo….

Véase el caso de la denuncia a Agustina acerca de las publicaciones internas que terminó en sentencia favorable a ellos. La pusieron en un juzgado de lo mercantil alegando derechos de propiedad intelectual, cuando la realidad es que pretendían que siguieran ocultos determinados documentos internos por los que se ve claramente su modo de proceder absolutamente inmoral. También tenemos el caso de Ocáriz, que siendo un personaje eclesiástico muy conocido y relevante, le pone a Agustina una demanda por vulnerar la legislación de protección de datos de carácter personal. También tenemos el caso de muchísimos numerarios/as mayores que tras muchos años dejándose la piel son descartados, actualmente y desde hace años, de la noche a la mañana porque no son "útiles", con el ahorro económico que ello supone para el Opus, precisamente en una etapa de la vida en la que las goteras reclaman una mayor atención médica, y por tanto más pasta gansa después de haberles prohibido (fue mi caso) suscribir seguros médicos alegando "que la Obra te atenderá en la Clínica de Navarra" si llegara el caso.

Quienes leemos OpusLibros sabemos perfectamente cómo se las gastan los directores del Opus y lo despistados que están (numerarios incluidos) quienes están más abajo, no digamos los agregados y sobre todo los supernumerarios, en su mayoría gente buena, de quienes el Opus Dei solo busca la llamada "aportación mensual" (absolutamente ilegal desde el punto de vista jurídico, ya que no consta en los estatutos por ninguna parte), las "aportaciones extraordinarias" (sablazos, para entendernos), que lleven a los hijos a sus colegios, "enseñando" a algunos de ellos en la página web de la prelatura como ejemplo de santificación en la vida ordinaria (puro marketing) y si es posible, testando a favor del CARF o de algún engendro parecido.

La paulatina imbricación de los numerarios/as en el entramado económico opaco del Opus Dei justifica con creces todas las precauciones que describes tan bien en tu último escrito. Yo lo hice un poco a lo bestia: Siendo todavía numerario, le amenacé con querella criminal al numerario que gestionaba las sociedades mercantiles en las que poco a poco me habían metido si en un plazo breve no me borraba de todas, ya que (le argumenté) yo había entrado en el Opus Dei para servir a Jesucristo, no para verme en un entramado de sociedades mercantiles, delegando el voto a no se sabe quién y sin tener ni puta idea de derecho mercantil.

El artículo de EBE me parece acertadísimo, como todo lo que escribe. El título es doblemente acertado: "Escrivá, un hombre peligroso". No es un título injurioso hacia nadie, sino una descripción de HECHOS de su vida, que no entrando en su conciencia ni fuero interno, pone una vez más el dedo en la llaga de la conveniencia de DESCANONIZAR A JOSEMARÍA ESCRIVÁ.

Ninguno de los mortales somos quién para juzgar si Escrivá estará o no en la bienaventuranza. Sabemos que además de los aproximadamente 15.000 santos canonizados con los que cuenta la Iglesia hay una multitud incontable de ellos no canonizados. Solo canoniza la Iglesia a aquellos que, por lo que se conoce de ellos, pueden ser tenidos como ejemplo de aspectos concretos de la santidad y propuestos para que, quien quiera, los tenga por intercesores, sin perjuicio (como es mi caso) de tener por intercesores a otros fallecidos no canonizados, como por ejemplo, mis padres, a quienes, sin duda, tengo por muchísimo más santos que a Escrivá u otros santos canonizados. Lo del milagrito para la beatificación y otro para la canonización, es algo que tropieza con una dificultad insoluble: Jamás se podrá saber en este mundo si existe una relación biunívoca de causa-efecto entre la oración de alguien a un siervo de Dios y la actuación concreta (en el Cielo) de intercesión de ese siervo de Dios para esa oración concreta de petición y la actuación milagrosa (es decir, al margen de las leyes naturales dadas por el mismo Dios) de Dios como consecuencia de esa intercesión concreta de ese siervo de Dios.

Resumiendo: Que en este mundo no sabemos lo que pasa en el otro, como muy bien se recoge en la parábola del rico Epulón.

Por tanto, ese juicio de la Iglesia canonizando a determinadas personas, puede ser revocado, sin que ello implique juicio en contra, sino simplemente que tal siervo de Dios no merece ser propuesto como modelo de santidad de modo absoluto a todo el Pueblo de Dios, al haber en su vida determinadas conductas de fuero externo (sobre el fuero interno nadie juzga) que no parecen imitables y sobre las que puede haber razones médicas o del tipo que sean (sobre las que nadie debe entrar) que, sin afirmar que tal santo sea en realidad un criminal (podría ser un demente o un perturbado), simplemente no es bueno para los miembros de la Iglesia tenerle como ejemplo de santidad, que en último término se reduce a caridad, a amor a Dios y al prójimo desde el fuero externo y en condiciones de normalidad emocional, psíquica y médica, ya que un loco también puede amar locamente a Jesucristo, pero quizá no es adecuado canonizarle por cuanto no se pueden proponer disparates como ejemplos para la santidad. Una cosa es cierta heroicidad en las virtudes cristianas y otra los disparates. Y con mayor razón si tal individuo es fundador de una institución en la que mucha gente le sigue a ciegas.

Volviendo a Voliyo, quiero decirte que yo en mi casa, aparte de ser un humilde secretario de mi mujer, que ocupa un cargo institucional diocesano en Córdoba, hago con bastante destreza labores tales como fregar los platos y los suelos, poner y recoger la mesa, hacer la compra en el Mercadona, el Lidl o el Día o el Aldi, poner la lavadora, el lavavajillas, tender y descolgar la ropa, regar las plantas, limpiar la Roomba, hacer la cama y un largo etcétera, que considero igualmente "labores propias de mi sexo", pues a diferencia del Opus Dei, en mi casa, en nuestra casa, todas las labores son labores propias de los sexos de mi mujer y de mí.

Las únicas labores que no he conseguido todavía hacer con destreza son cocinar y planchar, pero más que nada porque estas dos actividades son un arte que todavía no he abordado a fondo y porque mi mujer no solo es una excelente cocinera, sino que además le gusta con pasión y no termina de dejarme meter mano en los fogones. Ahora bien, hago mis pinitos con la Thermomix y siempre que puedo hago de pinche de ella. Todo se andará. En la pandemia he comprado una buena máquina de coser y ahí también estoy haciendo pinitos.

Y te digo más: Soy feliz de verme liberado del papel de señorito que tenía cuando era numerario y tenía servicio doméstico a mi disposición.

La expresión "las labores propias de mi sexo", como sabes, es un parafraseo de lo que venía en las partidas de nacimiento de principios del siglo XX cuando se referían los nombres y profesiones de los padres y abuelos del recién nacido. Yo guardo muchas de esas partidas, pues hace unos 25 años me dio por investigar en mi árbol genealógico. Debo decirte que esa expresión de coña la emplean varias amigas mías de aquí de Córdoba.

Me alegra saber que eres de Madrizzzzzzzzzzzzzz. Yo también. Y por la edad que tienes me imagino que habremos conocido gente común del Opus Dei, sobre todo curas, de aquellos años, muchos de los cuales ya han fallecido al ser algo mayores que nosotros: José Antonio Galera, José Gil, etc.

Vuelvo ahora a EBE y a lo de la descanonización.

Ya sé que en OpusLibros se opina, se escribe, se hace amistad, se hace crítica honesta. Tampoco es necesario hacer más, en principio. Pero en mi opinión, creo que ya hay suficiente material y suficientes datos (me vienen ahora a la memoria los artículos recientes de Elena Longo o el de Pier Luigi Giuducci) como para que alguien INICIE UN PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO O JUDICIAL, no lo sé ni soy jurista, encaminado a solicitar del Papa la descanonización de san Josemaría Escrivá de Balaguer porque no es conveniente para el bien de la Iglesia y porque tal acto no supondría un daño a la fama de nadie ni pondría en duda el fuero interno de nadie. Habría que dar el paso de la mera opinión a la actuación con EFECTIVIDAD JURÍDICA.

San Pablo VI descanonizó a varias decenas de santos que en aquel momento figuraban en el santoral. El obispo Ossio de Córdoba, que presidió el famoso concilio de Nicea en el año 324 hubo un tiempo en que estuvo en el santoral y luego fue descanonizado. Y no pasa nada. Aquí en Córdoba, a título individual, hay mucha gente que le venera. Tenemos una estatua suya en una de las plazas de Córdoba y lo tenemos como un cordobés relevante, como Lagartijo, Séneca, Lucano, el Gran Capitán o el mismísimo Manuel Benítez, el Córdobés.

Al fin y al cabo el santoral es un simple "catálogo", una lista de personas. No pasa nada por estar o no estar. Lo que importa es lo que pase en el Cielo.

En mi opinión, cada vez es más evidente que los problemas que ahora tiene el Opus Dei y que sus directores, empezando por Ocáriz, no saben solucionar, vienen de muy atrás, en concreto de san Josemaría y de su mente perturbada que le llevó a una serie de contradicciones que se han hecho peligrosas en la medida en que han estado y están unidas a un fenómeno sociológico de fanatismo acrítico y colectivo muy difícil de resolver incluso para este Papa, que viene demostrando tener muy buenas dotes de gobierno y mucha prudencia al gobernar.

Ya no se trata de poner parches o de desfigurar la biografía y la imagen que se pretenda crear o inventar de san Josemaría. Lo de "a vino nuevo, odres nuevos" no es solo una frase ascética, sino algo que el Señor aprendió de la experiencia de la vida real. Hay veces que se pueden hacer remiendos. Otras, no.

Los Legionarios de Cristo han tenido mucha suerte con la refundación que han sufrido al liberarse de su fundador Marcial Maciel.

Al Opus Dei le vendría bien, para poder seguir adelante, liberarse en cierto modo de su fundador y de las estupideces esperpénticas de su fundador. El objetivo no debería ser seguirle, sino seguir a Cristo, y san Josemaría es claramente un lastre.

Estoy casi seguro de que la perturbación mental de san Josemaría venía de atrás, de su enfermedad casi recién nacido que pudo dejar secuelas, de su niñez invadida de dolor por la muerte de sus tres hermanas, de la frustración por el descalabro profesional y económico de su padre que chocó con la probable idealización que él tenía del mismo, de la humillación de los años de Logroño, de las burlas de los compañeros del seminario que advertían en él modos afeminados en su piedad, por lo que le pusieron el mote de "Rosa Mística".

Muchas de las actuaciones posteriores de san Josemaría bien pudieron ser un mecanismo de compensación psicológica ante tanto dolor y frustración interiorizados, unidos a ideas delirantes como el entender a la Abadesa de las Huelgas como algo más que un personaje objeto de investigación histórica, así como el no tener talento para entender el momento histórico en que vivió, tanto en lo político (la España de Franco) como en lo religioso (el Concilio Vaticano II versus tradicionalismo de San Pío X). Si a ello añadimos la pobre formación jurídica e histórica de san Josemaría y la cabezonería aragonesa, que más que una virtud es un defecto del que jamás debió presumir, quizá podemos entender que muchas de las peligrosidades a las que alude EBE y otros muchos escritos de OpusLibros no han de tenerse necesariamente por conducta criminal fría y consciente, sino como algo sobre lo que solo Dios juzga, pero peligroso desde el punto de vista del fuero externo, que aconseja su descanonización así como una distancia por parte de los directores del Opus Dei si es que quieren poner algo de solución al follón en que se ven metidos.

Voy a terminar con una cita de la Sagrada Escritura, muy usada por san Josemaría, que viene a cuento de todo esto. Es del libro de Job. San Josemaría la citaba en latín: "Militia est vita hominem super terram", la cual traducía como "la vida del hombre sobre la tierra es milicia". Es sabido que san Josemaría decía de los militares que por el hecho de serlo ya tenían recorrido medio camino de la vocación al Opus Dei.

San Josemaría era antiguo, tradicionalista, al estilo de san Pío X, cuyo catecismo mayor no paraba de recomendar incluso años después del Concilio Vaticano II. Fruto de esa "antigüedad" era su cerrazón a la investigación bíblica y por tanto su aferramiento a la Vulgata y a la Neovulgata, expresión de lo cual es que la Biblia bilingüe de la Universidad de Navarra, por mandato expreso suyo es la traducción al castellano de la Neovulgata (versión nueva de la Vulgata de san Jerónimo, primera traducción importante de la Biblia al latín, de finales del siglo IV, de quien el año pasado celebramos el mil setecientos aniversario de su muerte). La Vulgata es la versión oficial de la Biblia en la Iglesia durante todos estos siglos. Pero en el siglo XX empezaron a proliferar de modo mucho más serio los estudios arqueológicos y lingüísticos acerca de los libros "originales" hebreos y griegos de la Sagrada Escritura por una elemental razón de sentido común: Si san Jerónimo tradujo la Biblia al latín, lo importante es acudir a las fuentes, pues cabe la posibilidad de que san Jerónimo no fuera un traductor "perfecto" o que tuviera él a su vez fuentes menos fiables que las que han aparecido posteriormente.

Los estudios católicos de la Sagrada Escritura se remontan a finales del siglo XIX y sobre todo al XX. Son algo imparable y reconocido por el Magisterio de la Iglesia. Como botón de muestra tenemos la conocidísima Biblia de Jerusalén, nada sospechosa de herejía ni demás tonterías. Hoy día los estudios bíblicos reúnen sin ningún tipo de complejos en amable camaradería a judíos, ortodoxos, protestantes, anglicanos y católicos de toda condición. Sin ir más lejos, el anterior arzobispo de Sevilla fundó hace pocos años una facultad interreligiosa de estudios bíblicos en la capital hispalense. Se trata de buscar la verdad, y para ello hay que ir a los textos originales o a los más antiguos que se conozcan, no de quedarse anclados en una traducción de hace 1700 años tomándola como algo inamovible, sin que ello suponga menoscabo de la buenísima labor de san Jerónimo para los medios de que disponía en su tiempo.

Pues bien, volviendo a la cita "Militia est vita hominem super terram", que tan interesadamente traducía san Josemaría, hay que decir que esa cita es, nada más y nada menos, que de la Vulgata. Pero ¿Qué decía el original hebreo? Eso san Josemaría no lo sabía.

Y yo tampoco, porque no soy profesional, pero recientemente he leído un libro de teología de un profesor de la Facultad Pontificia de Comillas en el que refiriéndose a esa cita, apunta que el original hebreo no tiene como traducción correcta la que hace san Jerónimo, sino más bien esta: "El ser humano cumple un servicio en la tierra", lo cual es bien distinto de lo que vemos en la Vulgata y su consiguiente traducción al castellano.

Con la Biblia hay que tener cuidado, en concreto con las traducciones y con las traducciones de las traducciones. Y sobre todo con las traducciones interesadas de las traducciones de las traducciones. Hay que ser respetuoso con la Palabra de Dios.

El año pasado estuve en Madrid en el Congreso de Laicos organizado por la Conferencia Episcopal Española. Un verdadero acontecimiento eclesial en el que me quedé con la boca abierta de la pujanza de la Iglesia Católica en España, tanto por la profundidad teológica de todos los que intervinieron como por los testimonios de verdadera fe, esperanza y amor que se pusieron de manifiesto. Me llevé una alegría enorme. Fue algo maravilloso.

Entre la multitud de gente y stands de publicaciones religiosas pude ver un pequeño stand, muy pequeño y que nadie visitaba. Era el de EUNSA. Me acerqué y vi que prácticamente lo único que tenían en exposición era la Biblia de la Universidad de Navarra. Me dio pena ver que mientras todos los demás stands estaban abarrotados de publicaciones y de gente, la chica que atendía el stand de EUNSA estaba solitaria y con cara de aburrida, como quien cumple un encargo de las directoras de llevar a cabo el papel de un pulpo en un garaje.

Bueno, no me enrollo más. Que os vaya bien a todos. Un abrazo.

Antonio Moya Somolinos