Refieren las escrituras que Jesucristo comunica estos dichos a los que serían sus discípulos al proponerles hacerlos “pescadores de hombres”, dejando todo a su paso. Correcto. Pero yo no alcanzo a interpretar de ninguna manera un sentido de exclusión ante la felicidad y gloria eterna para los demás, ni siquiera en esta selección de unos u otros hombres o mujeres para tal propósito.
La promesa del ciento por uno y la gloria eterna la hace Jesús para todas las personas. Todo el que lo sigue, de la forma que sea, es bienvenido en esta promesa. Y en esta entrega es absolutamente valido, normal y genuino que los hombres y mujeres en este mundo busquen su propia felicidad. El mismo Jesús la formula en esta comparación numérica -ciento por uno- y no conlleva ningún trazo de egoísmo, sino que es una derivación natural y consecuente de nuestro ser consciente.

Ahora bien, reflexionemos específicamente esta promesa al ser numerario(a):

• ¿Crees que por tener un nombramiento como numerario eres “más” de Cristo -y por tanto más feliz- que cualquier otra persona que no tiene circunstancias AÑADIDAS a su cristianismo?
• ¿Crees que esta promesa está supeditada a tu entrega específicamente en el Opus? (entre más entregado al Opus, más felicidad).
• ¿Crees que eso te dará el cien por ciento aquí en la tierra más que a tu vecino de al lado?

Cada quien sus pensamientos, pero en la frase de Jesús, repito, no veo distingos especiales. Jesús nos llama a ti y a mí en sus evangelios, y en su Iglesia en general (no necesariamente en específicas particularidades como el Opus), y la felicidad cristiana es alcanzable en su grado máximo simplemente siendo eso, un cristiano común y corriente, sin más. Recuerda además que en el Opus se INDUCE tu supuesta vocación, y curiosa y tramposamente esta te “lleva” a formar parte de su organización (esto es un añadido que no es necesario).

El Opus al final es solo una elección de estilo de vida y espiritualidad -que no se discierne al ser captado tan joven- y que tristemente al volverte del Opus altera tu condición ordinaria de vida: Por más que te doren la píldora dejarás de ser normal para pasar a ser institucional. EL HECHO MISMO DE NOMBRARTE “numerario” ES YA POR SÍ ALGO FUERA DE LA MISMA NORMALIDAD (la que defiendes a capa y espada tener). Tu vida se volverá una carrera contra el tiempo -que no recuperarás- para volver a ser lo que siempre debiste ser, solo un cristiano común y corriente.

Sobre este punto te puedo asegurar -con conocimiento de causa- que ese “ciento por uno aquí en la tierra” en el Opus es una completa burla. Tu estilo de vida será siempre estrujante, tenso, lleno de remordimientos permanentes acerca de todo, teniendo por igual imposiciones institucionales por doquier. No se trata de que vivas como mirrey para ser feliz en esta vida, solo se trata de que vivas LIBRE… y esto, en el Opus, no se dará jamás. Ojo, te dirán que es Cristo quien te pide este “sacrificio”, pero solo es el pretexto de permanencia y engrosamiento de su institución porque, aún “sacrificándote” por ello, no serás ni más ni menos discípulo de Cristo que cualquier otra persona que lo sigue a tu alrededor.

Y hablando de la gloria eterna, reflexionemos tu caso siendo numerario(a):

• ¿Te creerías más beneficiado al final de los tiempos por haber sido supuestamente “selecto” entre los hombres y mujeres por ser del Opus?
• ¿Acaso un numerario(a) pensaría que “deba ser más feliz” en el cielo que cualquier otro cristiano por el hecho de haberse “exprimido como un limón” en el Opus?
• ¿Considerarías que por haber sido “fiel” al cumplimiento de lo que dispuso tu sacro santo fundador deberías recibir mayor felicidad?
• ¿Te sentirías con el derecho de un mayor reclamo ante Dios por ello?

De igual manera todo pensamiento es respetable, pero todo lo que podamos interpretar acerca de “una entrega personal” ES POR SÍ una reflexión UNICA E INDIVIDUAL que cada uno tiene con Dios, y nadie más puede juzgar ni parametrizar sus criterios, alcances y grados (como cuestión contable al modo del Opus que sí “mide” toda tu relación con Cristo). Recuerda la parábola de los trabajadores del campo o los mismos hechos ocurridos a Dimas en el Gólgota. En esto están solo Dios y tú. Así que todo el montón de aleccionadores espirituales que se cosen y fabrican en el Opus son literalmente un añadido más que innecesario. Además, todo allí es a rajatabla y al ritmo que se te impone, aquí no cuentas tú ni tu felicidad, solo el susodicho fundador y su obra dizque divina… (y de paso “exprimirte como un limón” mientras dure tu tránsito por allí).

Pero si acaso te sintieras con el derecho de una mayor felicidad derivado de esta “enorme” entrega en el Opus (cosa que contrapone el sentido de una entrega desinteresada), considera lo siguiente: ¿Habrá grados de cielo o felicidad en el más allá? Para los cristianos allí está lo escrito en las postrimerías, pero yo solo apunto algo que escuché hace mucho y que es un argumento sumamente sencillo: Uno es feliz comiendo una pequeña rebanada de pastel, y otro es feliz comiéndose todo el pastel... ¿Cuál es más feliz? Esto en nada supone conformismo, es solo que los dos están igualmente satisfechos y felices por haber comido la parte que, de acuerdo a sus propias circunstancias -formas de ser, de ver e interpretar la vida- comieron de pastel, aunque esta haya sido en diferentes proporciones. Hasta como argumento filosófico, el reflexionar comparativamente en grados de cielo me parece más que intrascendente en la presencia y gracia de Dios que es infinito para todos (luchemos por ser mejores personas día a día y lo demás está en manos de Dios).

Así pues:

• Sobre el ciento por uno, está en cada uno y en nuestra propia relación con Jesús -en conciencia- dictaminar qué es o qué no es lo que realmente nos supone esa entrega y felicidad humana prometida en este mundo, que no implica el que “añadas” una vocación inexistente para entregarte a Él (como todas las falacias del Opus).

• Y sobre la gloria eterna, solo Dios sabrá qué y cómo suceda todo lo que suponga esa felicidad para los hombres al final de nuestro tiempo (el Opus es solo una distorsión enfermiza y obsesiva de esa lucha en busca de esa felicidad).

A todo esto, creo que el numerario verdaderamente sensato y maduro pensará más bien que su dichosa “entrega” en el Opus -y todo el específico adoctrinamiento recibido por décadas allí- ha sido solo una carga inútil que no conlleva ningún beneficio espiritual ulterior. La entrega a Dios siempre debe ser desinteresada (que no por ello se pierde el anhelo de felicidad, sino va a la par), y considera que el ciento por uno y la gloria eterna prometida por Jesús no se cursa a través de quienes te inventan y maquinan una vocación que convenientemente alinean para que seas parte de su organización.

La promesa de felicidad de NJS para todos los hombres y mujeres en ambos casos -temporal y eterna- se mantiene intacta para el cristiano. Jesús no engaña, quien engaña es el Opus, arruinándote la vida en el camino.

JasonJonas

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