Es bien sabido por todos que la sexualidad en el opusdei es el tema. Lo peor es que dentro, es un tópico tan manipulado, desinformado, satanizado y vilipendiado, que deja secuelas nefastas en mayor o menor grado en quienes han pasado por la obra. Muchos “ex” tienen verdaderos traumas y complejos debido a las historias de terror que escucharon de los “directores de almas” más desinformados del planeta y que ni la gracia de estado de la que se envanecen y tanto cacarean los ha ayudado ver el sexo como lo que realmente es: algo natural, completamente normal y sobre todo, algo íntimamente personal.

La sexualidad de cada quien y todos sus matices únicamente le pertenecen a uno mismo y si acaso a su pareja. Ni los sacerdotes, ni los directores, ni el público en general tienen por qué opinar, cotillear o aconsejar sobre la sexualidad de los demás, sencillamente porque en teoría, desconocen completamente la materia. La sexualidad es un tema muy complejo en el que ni los sexólogos se ponen de acuerdo en sus peculiaridades, ¿Qué le hace pensar a un fiel del opus que tiene el criterio necesario para dictaminar nada sobre ello si ‘supuestamente’ son puros e inmaculados y viven la castidad en grado heroico? El que cualquier persona se inmiscuya en esa parte tan íntima del ser humano y además se atreva a opinar y encima cuente los pormenores de la sexualidad ajena me parece una aberración.

La obra en sí ha hecho muchísimo daño a las personas arguyendo todo tipo de historias fantásticas sobre la vida sexual de todos aquellos a quienes considera traidores o peligrosos. En su maquiavélico proceder no se detienen para difamar, inventar y tergiversar hasta la historia más inocente de una amistad, por ejemplo, para convertirla en algo sórdido y pecaminoso.

Peor aún, hay personas que han salido de la institución con un saco enorme de traumas y complejos sexuales, y en lugar de resolverlos o superarlos, se dedican a cotillear en tono de burla la mayoría de las veces, sobre la vida sexual de los demás, contando anécdotas inverosímiles que cualquiera en su sano juicio rechazaría categóricamente, pero que dentro de la obra y con los “ex” que siguen cerca de ella, tienen un éxito arrollador y se van repitiendo (siempre añadiendo falsedades) con más eficiencia que los cantares de gesta con los juglares medievales.

Hablar de la sexualidad ajena, en cualquier tono que no sea el científico, la mayoría de las veces es un atentado contra el pudor de quien escucha o lee semejantes “acusaciones”, porque por regla general, cuando se comenta sobre la intimidad de los otros es en tono acusatorio salpicado con mucho morbo.

Realmente, ¿A quién le puede interesar lo que haga o deje de hacer una persona en el tema sexual? Creo que sólo a quienes no tienen una vida sexual propia y satisfactoria. Además, ¿Quién se atreve a adjudicarse el derecho de juzgar a quien sea por su sexualidad? Es muy fácil etiquetar a las personas como: “sátiro”, “zorra”, “maricón”, “marimacho”, “pajillero”, “putero”, “facilona”, etc. Nunca he logrado entender el por qué no se usa el mismo tono despreciativo para referirse a una frígida o un impotente. El caso es que es completamente inaceptable encasillar a los individuos por la forma en la que viven y disfrutan de su erotismo. Ningún sacerdote fuera de la sss+ está mínimamente interesado en todos los pormenores con pelos y señales de la vida sexual de sus penitentes. Es más, desde que salí de la obra, puedo asegurar que ningún cura con el que me haya confesado me ha hecho ninguna pregunta relacionada con el tema.

Lo que haga cada quien con su sexualidad no lo define como buena o mala persona. Si un hombre se va de putas o una mujer se va a los bares a buscar una aventura casual es problema de ellos y de nadie más y los demás no tenemos vela en el entierro y esas cosas no deberían determinar a nadie. Si a alguno le gusta mandar fotos de sus partes íntimas no es problema de nadie más que del que las manda y de quien las recibe. Muy diferente es el caso cuando una de las partes acosa a la otra para satisfacer su instinto. El sexo no consensuado es un abuso, pero tampoco es para comentarlo jocosamente, es para ayudar tanto a la víctima y protegerla como al victimario, porque éste necesita recibir atención especializada para no llegar a más.

Dejemos de sacar las cosas de contexto y dejemos que cada quien viva su vida sin ser juzgado, criticado, acusado y condenado.

El opusdei tendrá que responder algún día por este tipo de difamaciones, y cada uno de nosotros, también lo tendrá que hacer por seguirles la corriente y propagar cosas que ni nos constan ni nos atañen.

Por favor, dejemos en paz a los demás en todo lo referente a sus vidas, incluyendo la sexualidad de cada quién. Uno de los mejores regalos que recibimos al dejar el opusdei fue el ser libres. Respetemos la libertad de todos sin comentarla ni criticarla.

Un abrazo para cada uno.

Salypimienta