Al hilo de lo que se ha estado escribiendo aquí últimamente respecto a las numerarias auxiliares, me gustaría hacer la siguiente observación: es diferente, muy diferente, trabajar en una casa de la sección de varones, entiéndase por casa un centro, una residencia, una delegación, lo que sea donde vivan numerariOs, que en una casa de la sección femenina.

Y la diferencia es, y que alguien me corrija si me equivoco, que en la casa de la sección de varones solo hay trabajo. Un trabajo agotador, en condiciones de esclavitud, con las absurdeces correspondientes de “tono”, de “conviene que se haga así”, de “está dispuesto” y mil estupideces más, con horarios imposibles y extenuantes... pero solo es trabajo, y puedes tener la suerte de que te toque una administradora “normal”, en cuyo caso puedes darte con un canto en los dientes.

En las casas de la sección femenina, sin embargo, además del mismo trabajo, o peor porque si hay que planchar siete blusas, es un ejemplo, siete numerarias irán al planchero con siete instrucciones diferentes y se quejarán amargamente si las instrucciones no se siguen, hay un componente importante de acoso psicológico, propiciado por la proximidad y la convivencia, algo que no existe en las casas de la sección de varones.

La numeraria se siente con derechos sobre la auxiliar, porque esto es lo que le han enseñado: que no hay que dejarlas solas, que siempre debe haber una numeraria con ellas, que son “las hermanas pequeñas”, entendiendo por “pequeñas” poco menos que discapacitadas mentales, con todo respeto hacia las personas de esa condición. Una numeraria auxiliar en un centro de la sección femenina siempre será consciente de ser menos, de ser diferente, de no ser igual. Superados están, gracias a Dios, los tiempos de dormir en camarillas, de tratar de usted, de utilizar la ropa desechada por las numerarias y de comer en una vajilla de inferior calidad, pero el concepto subyace a día de hoy, solo porque hacen el trabajo que las numerarias no hacen y porque está impreso en el ADN de la institución que las auxiliares son lo que son, y no importa si los tiempos han cambiado y la sociedad ha evolucionado, y lo que era normal en España 1967 es del todo absurdo e irracional en donde-sea-2021: las auxiliares son lo que son.

Administrar casas de la sección femenina es mucho más duro que administrar casas de la sección de varones, aunque conlleve menos trabajo, porque la presión psicológica es infinitamente más fuerte, las exigencias, más absurdas, y el reconocimiento, nulo.

¿Todas las numerarias son iguales? No. Yo he conocido numerarias que hubieran dado la vida por las auxiliares, que intentaban ahorrarles trabajo, que velaban por ellas, por su salud y por su descanso, y que se hacían harina para que las auxiliares estuvieran bien. ¿Eran las más? No, lamentablemente eran las menos, pero existían y quiero pensar que existen, aunque fueran, y sean, la excepción.

Mediterráneo 

“Las cosas que aquí se ven / ni los diablos las pensaron” – José Hernández, Martín Fierro.