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 Libros silenciados: La espiritualidad del Opus Dei.- Gervasio

090. Espiritualidad y ascética
Gervasio :

 

La  espiritualidad del Opus Dei

Gervasio, 10/01/2’22

En una versión española de los estatutos del Opus Dei de 1982 —está colgada en OpusLibros— se afirma que el Opus Dei tiene una espiritualidad plenamente laical (2§1). Se trata de una mala traducción, entiendo yo. Tanto en la versión inglesa como en la alemana la traducción es la correcta. Se traduce el original latino secularem al inglés por secular; al alemán por säkular. Al Opus Dei no hay que atribuirle —me parece a mí— una espiritualidad ni sacerdotal, ni diaconal, ni laical, ni tampoco episcopal. Si acaso, esta última. Paso ilustrarlo con ejemplos…



A cualquier sacerdote —sea del Opus Dei o no— lo que le corresponde es una espiritualidad sacerdotal, digo yo. Los sacerdotes nunca asisten a misa, sino que la dicen. Un domingo a un sacerdote puede tocarle tan guapamente decir cuatro o cinco misas. Binan y hasta trinan cual jilguerillo. Lo propio sucede con las bendiciones con el Santísimo Sacramento y demás actos de culto. Es su oficio. A un ingeniero le corresponde tener mentalidad de ingeniero; al peluquero, de peluquero; etc. La mentalidad de un sacerdote y la de un laico son distintas. A un sacerdote —sea del Opus o no— no le queda más remedio que tener o adquirir, si no la tiene ya, mentalidad sacerdotal. Lo propio sucede a la hora de comportarse socialmente, a la hora de ocupar el lugar que le corresponde en una iglesia o en un comedor, a la hora de vestirse, etc. El propio €scrivá daba criterios de comportamiento distintos para clérigos y para laicos. Insistía mucho, por ejemplo, en el uso de la sotana. Etc. A los diáconos y a los sacristanes corresponde su propia mentalidad. También hay una mentalidad femenina distinta de la masculina. Etc.

El fundador del Opus Dei decía que todos sus hijos debíamos tener alma sacerdotal y mentalidad laical. Dicho con los debidos respetos, tal aserto me parece uno más de esos  camelos, típicos de su fraseología. Los empleaba sobre todo para salir del apuro, cuando no sabía hacia dónde tirar o se sentía acorralado. La mentalidad laical de que hablaba €scrivá nada tiene que ver —entiendo yo— con la espiritualidad del Opus Dei, sino con su espíritu. Son cosas distintas espiritualidad y espíritu. Paso a aclararlo con otros ejemplos. Se ha llamado espíritu del 12 de febrero a un programa, en España, de actuación política protagonizado por Arias Navarro. Salta a la vista que ese programa de actuación en modo alguno puede considerarse una espiritualidad.

El espíritu de la Obra —dice el Reglamento de 1941 es que sus socios varones ocupen cargos oficiales y, en general, puestos de dirección ( nº 28, Espíritu). Eso de procurar que los varones del Opus Dei ocupen puestos importantes es mera táctica, mero programa de actuación. Forma parte del espíritu del Opus Dei, pero no de su espiritualidad. Por espíritu  de una institución hay que entender algo así como el conjunto de sus tácticas y estrategias. El Opus Dei tiene muchas. Relativas incluso a las cosas más nimias.

Eso de dedicarse preferentemente a los intelectuales proviene del citado nº 28 de ese reglamento, que en uno de esos “copia  y pega” ha quedado redactado de esta manera en las constituciones de 1950: trabajar con todas las fuerzas para la clase que se llamada intelectual—que es guía de la sociedad civil, tanto por la instrucción en la que no tiene rival, como por los cargos que ejerce y el prestigio social por el que se distingue —abrace los preceptos de Cristo (Nuestro Señor) y (los) lleve a la práctica (3§2).

{Utilizo la divertida  traducción de Lois Pérez Castro, publicada por Ediciones Tiempo S.A. en julio de 1986. Lo de dedicarse  principalmente a los intelectuales, es considerado en las constituciones de 1950 como formando parte del fin específico del Opus Dei. También en las de 1982. Una idea cualquiera en el Opus Dei puede aparecer en forma de “criterio”, en forma de “meditación”, de “consejo”, de “aviso”, en forma de “carta”, en forma de “estatutos” etc. Yo creo que podría aparecer hasta en forma de “croqueta” o en el roscón de Reyes.}

Acercarse a los intelectuales hoy día resulta “complicado”, como muchas veces suele decirse en sustitución de “difícil”. Hoy día la cosa va principalmente de niños. Son mucho menos ariscos que los intelectuales y los universitarios. No se dejan. Por mucho que les inclines el plano, no se dejan. Los niños, sí.

Lo malo de las tácticas y estrategias es que con frecuencia de pronto, repentinamente o poco a poco quedan o van quedando obsoletas y/o anticuadas. El precepto nº 28 antes mencionado ha quedado  claramente arcaico en la medida en que desconoce el papel de la mujer al día de hoy. Resulta improcedente relegar la mujer al servicio doméstico, a la alta costura y a las tareas del campo y no tenerlas en cuenta para ocupar cargos “de hombre”. Lo propio sucede con “los intelectuales” como finalidad de la institución. Me confiaba un estadounidense  çsu perplejidad respecto al fin específico del Opus Dei, en la medida en que forman parte de él los intelectuales. Such a French word, decía. En Estados Unidos, en su percepción, no hay intelectuales. Es una palabra y concepto propios de la cultura francesa. Además están cayendo o han caído ya en desuso. Algo parecido les ha pasado a los mercedarios, en su finalidad de redimir cautivos.

Los colegios mayores, los clubs de niños, las academias —con una  se empezó—las salas de estudio, las visitas a los pobres, etc., se van quedando algo desfasados dentro del mundo que nos rodea. No del todo. El Padre nos consolaba con consideraciones como esta: el Opus Dei no necesita ni necesitará nunca ponerse al día, no necesitará nunca aggiornamento. Lo nuestro es la santificación de trabajo ordinario por lo que siempre estamos y estaremos al día. Cabe objetar: San Isidro labrador y su esposa Santa María de la Cabeza —también labradora— se santificaron en su trabajo diario, pero en cuanto a instrumentos de labranza, si viviesen hoy, seguro que  necesitarían ponerse al día. O quizá no, por aquello del ecologismo y movimientos así, que aprecian mucho la agricultura tradicional. A lo mejor se acaba poniendo de moda arar con una mula y un arado de reja.

Con arados antiguos o modernos, lo de santificarse en la propia profesión puede hacerse de dos maneras: estando sometido a una regla y no estando sometido a regla alguna. San Isidro y su esposa no estaban sometidos a regla alguna. Al comienzo de los vigentes estatutos se lee que el Opus Dei tiene por finalidad la santificación de sus fieles, según las normas de su derecho particular, mediante el ejercicio de las virtudes cristianas en el estado, profesión y circunstancias propios de cada uno (2§1). Esta segunda afirmación —la de santificarse cada uno en su propio estado, profesión y circunstancias— está en contradicción con la  anterior: la de que los del Opus Dei han de estar sometidos a derecho especial, a un ius peculiare. Los del Opus Dei se convierten con ello en personas peculiares. No son iguales a los demás. Estar sometido a una regla no es propio de seglares, sino del clero “regular” —que por eso se llama así— y de los institutos de vida consagrada. A los numerarios se les nota a la legua que son “personas sometidas a una regla”, que son peculiares. Lo más que les cabe es disimularlo todo lo que pueden.

 Los del Opus Dei han de santificarse —como labradores, pongamos por caso— pero como labradores sometidos a un prelado y a unas reglas de conducta que no son aplicadas ni propias de los demás católicos. Los del Opus Dei deben pedir asesoramiento, permiso, venia, etc., para todo; y en todo han de obedecer a unos superiores. Por ejemplo, a mí un supernumerario me consultó qué desodorante debía utilizar. Esa sujeción no la tienen los demás católicos. Estar sometido a un derecho peculiar y a un prelado no menos peculiar, lo que hace es cambiar el status subiectionis.

{Con eso del status subiectionis me refiero a este famoso concepto de Jellinek que acuñó para señalar parte de la posición jurídica de los ciudadanos frente al Estado. Ese “estado de sujeción” deriva y corre parejo con la nacionalidad. Por nacionalidad estamos obligados a hacer el servicio militar, a ponernos una vacuna, a pagar impuestos, a lo que se les ocurra.}

Los dirigentes del Opus Dei pretenden que la posición constitucional del fiel cambie el estado de sujeción constitucional de “sus  fieles”. Y es que el Opus Dei considera que tiene fieles propios, bautizados propios. No es así. El Opus carece de capacidad de incorporar mediante el bautismo. Ahí está en error. Divide a los fieles en dos categorías: fieles pertenecientes Opus Dei y resto de fieles. No se conforman con estar exentos de la potestad del obispo en casi todo, tal como acontece con las órdenes y congregaciones exentas. Quieren detentar ellos mismos la potestad eclesiástica. No se conforman con estar exentos de esa potestad. Lo que desean es convertirse en una iglesia particular más. Una iglesia particular pero no limitada a operar en un determinado territorio llamado diócesis. Quieren operar en los mismos territorios que las iglesias particulares diocesanas. En suma, estar en las diócesis pero en calidad de extradiocesanos, de adiocesanos. Las diócesis son demasiado poco seculares para ellos. No saben meterse en el mundo.

Al  Fundador le molestaba mucho esas pequeñas cosas que no caen dentro de la exención. El Ordinario diocesano tiene el derecho y el deber de inspeccionar los oratorios de las casas del Opus Dei. Recuerdo al Fundador dando instrucciones al respecto. Se abre la puerta al Ordinario o a su delegado. Se le indica dónde está el oratorio y punto pelota. Terminada la inspección, se le indica la puerta para que se vaya por donde ha venido. Nada de obsequiarlo con algo de comer o beber con ocasión de la visita. Nada de organizar con tal motivo una cordial tertulia. No se aprovecha el momento para enseñarles el resto de la casa y sus habitantes. No es ese el momento de la cordialidad. Con el obispo hay que ser cordial y hacerle la pelota, pero no en esa situación, porque se trata de un momento en el que está ejerciendo su potestad eclesiástica sobre el Opus Dei. Y eso los mandamases del Opus Dei lo llevan muy mal. Los  obispos y aun el Papa son los que deberían pedir la admisión en la sss+. A por ellos.

Cambiar el status subiectionis constitucional del bautizado que se incorpora al Opus Dei —la esencia de la fallida intención especial— es la aspiración estrella del Opus Dei por el momento. Conseguido esto, ya se dará otro pasito más. Actualmente tienen que seguir conformándose con la exención. Con la transformación del Opus Dei en prelatura poco se ha conseguido, aunque se diga directores en vez de superiores y se utilice mucho, aunque impropiamente la palabra vicario, para designar los altos cargos del Opus Dei. Soy el vicario del vicario que vengo a vicariear a esta vicaría. No obstante tanta vicariedad y directoriedad, el Opus Dei continúa con el mismo status subiectionis que tenía antes de ser prelatura personal, que es el propio de las órdenes y congregaciones exentas. Mi gozo en un pozo.

Es propio de muchas  espiritualidades buscar la santidad mediante la práctica de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia. El Opus Dei adoptó en su momento y con entusiasmo esa espiritualidad. Es más, pretendían ser ellos los que mejor la vivían, los campeones en perfección cristiana. Pero durante los años sesenta comenzó a ser descalificada por inadecuada por los propios jefes del Opus Dei. Votos, botas, botines y botones. Y otras befas. Eso muestra que el Opus Dei nunca tuvo espiritualidad propia. €scrivá ha dado muestras de que cualquier espiritualidad se la refanfinfla. La espiritualidad la tenía en nada. Si es necesario se cambia. Como decía Groucho Marx: Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros. De ahí que sea usual asignar la dirección espiritual a cualquier chiquilicuatre y llamar dirección “espiritual” a cualquier cosa. Al Opus Dei no le interesa ni le importa que el dirigido espiritualmente practique o no la virtud de la obediencia, sino que logre las metas que le pone. Confunde obedecer con conseguir algo —que piten equis número, por ejemplo—, con la eficacia. Como en una empresa, como en el ejército. Hay unos que “obedecen” mejor que otros. En tal región obedecen muy bien; en la otra mal. Eso no significa que sean más virtuosos, sino más eficaces. Por eso a los “eficaces” se les consiente de todo. Leíen OpusLibros —siento no poder proporcionar la cita— que el Opus Dei carece de espiritualidad propia. Sólo tiene tácticas propias.

El Fundador —o quien fuese— pensó que abandonando la espiritualidad del status perfectionis, podría conseguir lo que quería. Pero no resultó así, ni tenía por qué.  El status subiectionis de los religiosos —los hay exentos y no exentos— no proviene de que su espiritualidad incluya los consejos evangélicos. La prueba se encuentra en la configuración jurídica actual del Opus Dei. Sin consejos evangélicos ni votos, tiene el mismo status subiectionis que los religiosos exentos, un status que por lo demás no está nada mal. Confiere la máxima autonomía e independencia de la jerarquía a quienes no son jerarquía.

Y para concluir, me voy por donde comencé. La traducción correcta —la espiritualidad del Opus Dei es plenamente secular— tampoco es aceptable. En este caso lo incorrecto no es la traducción, sino la afirmación de que el Opus Dei tiene una espiritualidad “secular”. Por no tener no tiene ni espiritualidad. Secularidad tiene mucha. Diocesanidad, poca o ninguna.

Gervasio

 




Publicado el Monday, 10 January 2022



 
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