Empiezo diciendo que C.S. Lewis es uno de mis autores preferidos... quizá es mi autor preferido sin más. Leí Cartas del diablo a su sobrino cuando aún me encontraba en el Opus Dei, pero seguí descubriéndolo en mi vida sucesiva. Tengo dificultad para citar los títulos pues no los conozco en español, pero me encantan sus ensayos y, sobre todo, sus cuentos: A viso scoperto, es el título en italiano, que revisita el mito de Amor y Psique empapándolo de honda espiritualidad, pero sobre todo su trilogía, un cuento de teo-ciencia ficción que intenta revisitar la presencia del pecado original y de la lucha entre bien y mal dentro de la creación, lográndolo de forma apasionante y que no se puede dejar de leer hasta llegar al final. Sonlibros que sigo volviendo a leer de cuando en cuando.

Esto para decir que cuando, el pasado lunes, me encontré con la intervención de Dax: Abusos institucionales - Carta del diablo a su sobrino, la cosa me supuso cierta excitación. Fuí a leerla de inmediato, y tengo que decir que la lectura no me decepcionó en absoluto, como quizá tenía temor al ver aludido a un autor, para mí, inalcanzable en su humorismo lleno de hondura.

Me gustó el estilo de la escritura, que encontré digna del modelo al que se había inspirado, pero sobre todo la eficacia de esta forma de argumentar acerca de lo acertado y desacertado del supuesto espíritu del Opus Dei. Subrayar como tantos criterios y costumbres, tantos aspectos de los criterios que llenan las practicas opusinas, puedan revelarse una ventaja para el trabajo de un diablo custodio que actúa para ganar un alma a su causa, me pareció que completará eficazmente la eficacia de tantos análisis hondos, directos y muy pertinentes que han salido en estos veinte años en esta página.

Desconfiar del propio juicio y de la propia naturaleza, convertir la Fé en fanatismo, llevar a actuar como si los fines justificaran los medios, fomentar el secretismo y la endogamia, menguar la confianza en la Gracia y reemplazarla con el voluntarismo para vivir según unos criterios supuestamente sobrenaturales, sustituir la voluntad de Dios con la de quien dirige... todas esas cosas para conseguir no dejar rastro en el “paciente” ni de Fe, ni de Esperanza, ni de Caridad... Ese resumen de los aspectos críticos del Opus Dei me pareció muy acertado y eficaz, por ser sintético (virtud que admiro tanto en los demás, por faltarme totalmente a mí), y por la sonrisa, el humorismo que quitan esa sensación de amargura que, aunque justificada, a veces resulta inevitable en nuestras criticas.

Como hago a menudo cuando algun escrito me afecta especialmente sin que haya aún situado a su autor, me cogió la curiosidad de irme a releer los escritos de Dax. He logrado reconstruir un poco de su experiencia, y me he fijado especialmente en su No se va de mi memoria (XI) en el que profundiza el tema de la imagen equivocada de Dios y de su voluntad que nos deja nuestro paso por el Opus, y que tanto trabajo puede costar desaprender:

“No se me había ocurrido... que la Voluntad de Dios viene, antes que nada, a través de la realidad que se nos impone”.

“Sobre todo, destruye la imagen de Dios en la que has creído. Ese, en el que has creído, no es Jesús, es un ídolo de barro. Deja entrar a Dios en tu vida. De Él viene la paz, el sosiego, la alegría. Todo lo contrario es del Maligno”.

Me permito señalarlo a la atención de quien pueda interesarle, al mismo tiempo que le agradezco a Dax esa intervención suya que tanto me ha gustado.

Deseo a tod@s un feliz 2022!

Elena