Querido Salvador: Perdona mi tardanza en contestar a lo que me preguntas, pero es que no leí tu correo hasta varios días después de su publicación en 21-I-2022. Sorry!

Agradezco que no me hayas formulado una pregunta personal. Tan sólo tengo que dar razón de por qué tantos, tantos, tantos, nos hemos dejado seducir por €scrivá. Te proporciono una lacónica respuesta: porque €scrivá pertenece a la línea que llamas línea profético-carismática.(Cfr.Salvador 23-XII-2003). Paso a desarrollar un poco más la idea.

Desdoblas a la iglesia de esta manera: La iglesia b, es decir la Jerarquía, ha seguido dos líneas: la profética-carismática (minoritaria) y la "eclesiástica" de modelo "eclesiástico- funcionarial" (mayoritaria) que ya concibió s. Agustín y que ha marcado a la iglesia latina. (Ibid.)

No me parece que hayas trazado del todo bien la divisoria, porque las sitúas ambas líneas en un plano de igualdad. En mi modo de dividir, hay una línea jerárquica —formada por el papa y los obispos, es decir los sucesores de los apóstoles— y una línea profético-carismática, formada por €scrivá y otros cientos de fundadores que dicen haber recibido luces especiales del cielo. Estos últimos suelen acabar en un instituto de vida consagrada, o en una prelatura personal o en un instituto secular u otras figuras afines...

Ciertamente los institutos de vida consagrada tienen su propia jerarquía; pero es muy distinta de la jerarquía formada por papa y obispos. La formada por papa y obispos es la jerarquía pública. La otra no deriva de pertenecer a la Iglesia, a la que uno se incorpora por el bautismo, sino que deriva de un voto o de un contrato o de un juramento o de otro acto de sumisión, en virtud del cual el bautizado pasa por decisión propia a tener unos superiores —una jerarquía— que los demás bautizados no tienen. Pasan a depender y estar sometidos a una jerarquía carismática, que es de naturaleza privada, además de estar sometidos a la pública. Cuando me metí en el Opus pasé a estar sometido, además de a la jerarquía pública, a una jerarquía privada. Suelen ser mucho más férreas. Yo elegí una al frente de la cual estaba €scrivá. Dejé el Opus y dejé de tener por jefes a €scrivá y sus adláteres. ¡Qué alivio! Ahora sólo tengo y dependo de la jerarquía pública.

Me siento muy cómodo dentro de la jerarquía pública. Sólo tengo que ir a misa los domingos e incluso puedo no hacerlo si eso me causa grave incomodidad. En el Opus tenía un montón de obligaciones: dos horas y pico de normas de piedad diarias, 25 días al año recluido en una casa de retiros. Etc. Y el Opus se quedaba con mi dinero. Etc. Casi todos los lectores de OpusLibros habéis pasado por esa experiencia de estar sometidos a una jerarquía eclesiástica privada de origen carismático.

Los carismáticos son peligrosísimos y la jerarquía pública de la Iglesia nos protege frente a ellos. Desde esta web se pide repetidamente que la jerarquía pública meta en vereda al Opus. Algo va haciendo. Más de lo que parece.

El engaño de €scrivá comienza con una llamada “vocación divina” a su montaje carismático, prosigue con una perseverancia en la que €scrivá de apodera de la voluntad de sus seguidores y puede mandar a capricho, porque lo hemos aceptado como representante de Dios para nosotros y camino para llegar a Dios. La jerarquía pública tiene por función protegernos frente a los excesos de las con frecuencia tiránicas jerarquías privadas. Como sabemos, no contento con ser aceptado por la Iglesia en calidad de jerarquía privada, €crivá quiso convertir la jerarquía que él encabezaba en jerarquía pública. Tuvimos que encomendar esa insensata intención desde 1961, sin conocer su contenido. Afortunadamente y como era previsible tal intención especial no prosperó.

Los carismáticos con frecuencia engañan; suelen tener un talante seductor, atrayente y zalamero. En cambio no me siento engañado por la dos veces milenaria Iglesia católica. No me obliga a hacerme del Opus, ni carmelita, ni jesuita, ni etc. Fue decisión mía pedir la admisión en el Opus. Fuera de la Iglesia milenaria no hay salvación; pero fuera de los grupos carismáticos se está, se vive y se respira estupendamente. Hay pleno derecho a zafarse de las jerarquías carismáticas.

No es que todos los institutos de vida consagrada y asimilados a ellos sean malos o den malos resultados Ahí tienes a un San Juan de la Cruz y a una Santa Teresa que son figuras universales. Estando en San Francisco (USA) busqué en una librería ordinaria —no en una librería de libros religiosos— el cántico espiritual de San Juan de la Cruz. Y tenían dos traducciones distintas a mi disposición inmediata, sin necesidad de que tener que esperar  unos días a que el pedido llegase. San Francisco —que es otra figura universal— da nombre a la ciudad.

Tengo prevención contra los institutos de vida consagrada y a los a ellos equiparados, cuando sobresale demasiado quién es su fundador o fundadora, cuando el fundador o fundadora sobresalen tanto que no dejan ver cuál es el cometido de la fundación. Tengo predilección por los que tienen un fundador impreciso, como los carmelitas, por no decir que carecen de fundador. Entre los llamados franciscanos, que los hay de varias clases, la fundación es muy imprecisa también. Lo propio sucede con los cistercienses.  El Opus Dei, en cambio, tiene demasiado fundador. El Opus Dei es fundador todo él. Por fundar hizo fundacional hasta mínimos detalles de conducta, para que no nos pudiésemos descaminar. Fundó en demasía. Convirtió en objeto de fundación todo género de cosas. Eso está llevando el Opus Dei a la autodestrucción. Por eso parece tener una fecha de caducidad que aún no conocemos.

La Iglesia milenaria ha aportado mucho a la civilización. Tú que eres tan devoto del trascendental Pulchrum, date una vuelta por cualquier pueblo o ciudad y encontrarás que casi siempre el edificio más bello y visitado es un templo católico. Son edificios impresionantes. Verás que la Iglesia es la que preservó y nos transmitió las culturas griega y romana. Y también las modestas culturas de los indios de América Latina. En los Estados Unidos no se hizo nada de eso. Tradujeron el catecismo a su idioma materno, para poder así enseñárselo. Y lo hicieron también con el caló. Comprobarás que el estudio científico nace en el seno de la Iglesia en el siglo XII con las Universidades, las Universitates Studiorum. Y luego la Iglesia católica es la institución que más sentido tiene de la fiesta. Para la Iglesia católica todos los días, salvo el periodo de cuaresma, son festivos. Los pueblos con mayoría católica son alegres; pero no porque tengan por “norma de siempre” la alegría. De verdad, fuera de la Iglesia católica no encuentro a dónde ir. El aserto de que fuera de la Iglesia no hay salvación, que suele formularse en latín —extra Ecclesia nulla salus— tiene el alcance de que la salvación hay que buscarla  y está dentro de la Iglesia, a través de sus sacramentos y sacramentales, etc. Tal aserto no es negar que la gente no bautizada también vaya al cielo.

Después de haber predicado Jesús en la sinagoga de Cafarnaum, muchos de sus discípulos lo abandonaron y ya no andaban con él. Jesús les dijo a los doce: ¿es que vosotros queréis abandonarme también? Simón Pedro le respondió: Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros ya hemos creído y conocido que tú eres el ungido de Dios. Jesús les respondió: ¿acaso yo nos he elegido a vosotros doce? (Juan VI 66-70). Jesucristo es de comienzos del siglo primero y San Agustín (345-430) de cuando la Iglesia ya llevaba varios siglos de andadura. La Iglesia tiene por jerarquía a los sucesores de los apóstoles con San Pedro a la cabeza; no a iluminados y visionarios que se adornan generalmente con devociones y fervores piadosos.

Los argumentos para no salir de la barca del Opus Dei son de orden psicológico: encontrarás rejalgar, serás un desgraciado, pondrás en peligro la salvación de tu alma, etc. Al causar baja en el Opus Dei u otra institución de origen carismático, el dimisionario simplemente deja de estar comprometido a seguir ese camino para llegar al cielo. Hasta contraer matrimonio puede ser causa legítima de abandono. Exclamar ¡Cambió a Dios por una mujer! ¡Qué traición! ¡Qué libidinoso es! Tal exclamación es injusta. Me recuerda a cuando unas Adventistas del Séptimo Día estaban empeñadas en que les dedicase una hora de mi tiempo. ¿Es que se niega usted a dedicar una hora a Dios, vamos a hablarle de Dios? Procuré ser educado en mi respuesta. Con el Opus me pasó lo mismo. Abandonar el Opus no es abandonar a Dios. También fui educado y no di portazo.

Concluyo con algo personal. En el momento de pedir la admisión en el Opus Dei, sabía tan bien como hoy que mi ingreso era un acto revocable, aunque en modo alguno tenía intención de revocarlo. Pero tuve la corazonada de que en un futuro dimitiría. Algo parecido cuenta E.B.E. en “Los días contados”. Y así fue. ¿Cómo no va a ser un acto revocable, si está previsto y regulado dejar de pertenecer al Opus Dei? Pueden echarte del Opus Dei incluso con la fidelidad hecha. Ergo se está reconociendo la naturaleza disoluble de la vinculación incluso perpetua al Opus Dei. También puedo yo solicitar la dispensa de los compromisos, votos o de lo que sea por los que estoy vinculado. Y entonces me los dispensan. Se trata de un vínculo fácilmente disoluble. Termina con frecuencia por el mero lapso del tiempo: al no renovarse los compromisos o lo que sean. Y luego si uno llega a obispo, también queda desvinculado de todas las obligaciones derivadas de pertenecer a un instituto de vida consagrada, prelatura personal o institución asimilada (Cfr. CIC cc. 705-707). Un obispo, en cambio, no por acceder al episcopado queda dispensado de las obligaciones derivadas de ser católico. Todo lo contrario. Entonces es cuando aumentan y mucho. (Cfr. CIC 381-402)

Con el bautismo, ídem del lienzo,  porque incorporarse a la Iglesia mediante el bautismo no es fruto de una declaración de voluntad, sino de un hecho. Uno no se bautiza a sí mismo. Tiene que ser bautizado por otro. Es un sacramento. No está previsto desbautizarse. No cabe que me dispensen de ser católico. Es imposible.

Los vínculos con la jerarquía  pública y con la privada son de distinta naturaleza. En el Opus nos adoctrinaban diciéndonos que la pertenencia al Opus Dei es irreversible e irrevocable. Son cosas distintas.

Salvador, he hecho lo que he podido por responder a tu pregunta. Te abraza, a pesar del covid,

Gervasio