El Opus Dei como prelatura personal

Gervasio, 23/02/2022

            A mi modo de ver el Opus Dei no se sabe presentar a sí mismo, lo que redunda en detrimento de su imagen. Su mejor presentación, a mi entender, la proporciona la Declaración de la Sagrada Congregación para los Obispos. Se trata de un documento emanado de la propia Santa Sede, no emana del Opus Dei.

            Presentar el Opus Dei como prelatura personal es dificultoso porque el Opus Dei es único en su género —no hay otras prelaturas personales— y en consecuencia es más conocida la especie “Opus Dei” que el género “prelatura personal”. Para dar a conocer algo, las reglas pedagógicas exigen que se proceda de lo más conocido a lo menos conocido. Los malentendidos pueden prorrogarse indefinidamente sin que se llegue a saber la conexión que tienen las prelaturas personales con el Opus Dei...

            En un Catecismo de la Obra —instrumento pedagógico allá donde los haya— para explicar lo que el Opus Dei es, se recurre a compararlo con una administración apostólica personal existente en Brasil, cerca de Río de Janeiro. Y uno se pregunta ¿si somos tan escasos y raritos, por qué no estamos hermanados? Yo diría que porque el sentimiento de hermandad no es recíproco; es decir, el Opus Dei se declara hermano de las administraciones apostólicas personales, pero éstas no quieren formar hermandad con el Opus Dei. Hasta han adoptado un nombre distinto —ordinariados personales— para evitar confusiones. Javier Echevarría, en no recuerdo qué discurso o carta, también buscaba hermandad del Opus Dei con las entidades eclesiásticas dedicadas a la atención pastoral de inmigrantes; pero éstas no han dado la más mínima muestra de querer hermanarse.

            Ante la dificultad que el Opus Dei tiene de presentarse a sí mismo dentro del marco eclesial en que está encuadrado, lo ha hecho autorizadamente la Sagrada Congregación para los Obispos, que es a quien le corresponde hacerlo. Qué es el Opus Dei dentro de la Iglesia le corresponde decirlo a la Santa Sede; no al Opus Dei. En esto ya el Fundador había perdido los papeles.

El Fundador puede decir lo que su fundación es o quiere, pero clasificar y dar un estatuto jurídico concreto a una determinada fundación no es atribución de los fundadores. La figura prelatura personal es creación de la Santa Sede. La habrá propiciado y promovido don Álvaro y sus muchachos; pero es creación de la Santa Sede. A ella le corresponde indicar qué es el Opus Dei en cuanto prelatura personal. No le corresponde al Opus Dei. Al Opus Dei sólo le cabe —y me parece que lleva camino de ello— abandonar esa figura, si es que no le gusta, como tampoco le acabó gustando ser considerado instituto secular. Es posible que incluso desee situarse fuera de la Iglesia por no encontrar acomodo dentro de ella.

La citada Declaración parte de la base y reconoce que el “Opus Dei” es una estructura secular (n. II). Ciertamente lo es. Sin embargo, lo de que somos cristianos corrientes —añadiría yo— vale para los supernumerarios, pero no para los numerarios, cual era mi caso. Todos mis amigos y colegas sabían que yo vivía en una casa fuera de lo corriente. Era una casa habitada exclusivamente por hombres y con un oratorio. Un amigo mío lo llamaba la iglesita esa que hay en tu casa. Tal cosa sucede solamente en los conventos. El obispo tiene que dar la venia para que se erija la casa en la que uno vive (n.V 4). No es nada habitual que esto suceda en la vida de los cristianos corrientes. Nadie pide permiso al Obispo para vivir en su propia casa. Tampoco se preocupan de que la casa haya sido previamente erigida. Viven tan felices en casas sin erigir.

A mi modo de ver, no debe insistirse demasiado en que somos cristianos corrientes. De nuestra posición eclesial  —de seglares indudablemente— no se deduce que seamos cristianos corrientes. Lo mejor es llevar la cornamenta de no ser un cristiano corriente, como uno mejor pueda. No está mal sacar a relucir que uno tienes ciertas obligaciones que otros no tienen, como estudiar filosofía y teología, ir a cursos anuales, etc. Eso se entiende. Cosas así. No conviene mentir demasiado. Tampoco exhibir demasiado las diferencias.

Con los sacerdotes del Opus Dei sucede lo mismo. Son sin duda sacerdotes pertenecientes al clero secular, tal como señala tajantemente la Declaración (II a), pero no pertenecen al clero de la diócesis. Insistir demasiado en la secularidad de los sacerdotes del Opus Dei presenta las mismas dificultades que insistir en la secularidad de los laicos.

También es explícita la Declaración al calificar la potestad del régimen del Prelado como ordinaria. No añade, como fuentes próximas al Opus Dei hacen, que su potestad sea además de ordinaria propia (Ibid.). La estructura de régimen de la prelatura la denomina estructura jurisdiccional secular. Somos seglares, pero no seglares corrientes. ¡Qué le vamos a hacer!

Respecto al vínculo que une a los del Opus Dei con el Opus Dei lo califica de vínculo contractual, sin especificar de qué clase de contrato proviene ese vínculo. Excluye expresamente que se trate de un voto (I c). También lo llama vínculo de dedicación (2 c), evitando la palabra consagración. 

Utiliza la palabra miembros (2 d) para referirse a las personas vinculadas por contrato al Opus Dei. Nunca utiliza la palabra  fieles para referirse a los que pertenecen  al Opus Dei, sino sólo para referirse a los pertenecientes  a una diócesis.

A lo largo de todo el documento queda claro que el Opus Dei, lejos de estar equiparado a una Iglesia diocesana, está  sometido a las Iglesias diocesanas.

El Opus Dei pretende ser tomado, ante propios y extraños, como lo que no es, ni desde el punto de vista eclesial, ni desde el punto de vista social. Creo que decir la verdad no daría malos, sino óptimos resultados. No se puede hacer consistir el llamado Apostolado de la Opinión Pública en largar mentira tras mentira, como modo de dar una buena imagen del Opus Dei. Tampoco los Catecismos de la Obra debieran mentir para explicar lo que es el Opus Dei como prelatura personal.

A veces se culpa a la Santa Sede de no intervenir más al Opus Dei y atarlo más corto; pero la Santa Sede hace lo que puede. La dejamos sola. Falta el apoyo de algunos que se rebelen legítimamente, santamente contra el ninguneo de los Directores del Opus Dei a las enseñanzas y disposiciones de la Santa Sede.

Gervasio