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 Tus escritos: La inocente Obdulia y el maestro de una Orden.- Gervasio

125. Iglesia y Opus Dei
Gervasio :

 

La inocente Obdulia y el maestro de una Orden

Gervasio. 2/03/2022

 

            No sé si os acordáis de la Inocente Obdulia. Apareció por vez primera por estas páginas en 17-X-2011 en Diálogos con el Prelado, posteriormente en 11-IV-2014 en una Carta abierta a Pilar Urbano, y también en Ya era hora, de 20-VII-2016. Mi recuerdo de ella es que se trata de una mujer con mucho sentido común, aunque imprecisa y que mezcla mucho unos temas con otros al hablar. Obdulia me dijo que había estado conversando no sé muy bien si con el gran maestre de una Orden religiosa, con el superior  general de una congregación religiosa, con un jefe supremo de algo. No sé con quién estuvo hablando exactamente. Sin duda se trataba de uno de esos superiores  generales que tienen su casa central en Roma y gobiernan desde allí a unos subordinados dispersos por el ancho mundo.

            No sabía cómo presentarme ante aquel señor —me explicó la Inocente Obdulia— y como me han dicho que no vaya diciendo por ahí, al primero que encuentre, que soy supernumeraria, le dije que tengo un hermano sacerdote del Opus Dei. Eso sí se puede decir. Una buena entrada. ¿Verdad? Y él me preguntó: ¿Qué clase de sacerdote del Opus Dei  es su hermano? Y le respondí: es sacerdote numerario, claro. Y me replicó...



—Claro lo estará para usted. Yo no sabía si era un sacerdote del Opus Dei numerario o bien un sacerdote agregado. Nosotros llamamos a estos últimos sacerdotes de la Orden tercera. También los llamamos sacerdotes terciarios, porque no pueden pertenecer ni a nuestra primera Orden ni a la segunda.

—Mi hermano es sacerdote del Opus Dei numerario, por supuesto. Nada de sacerdote agregado. ¿Cómo es eso de ser sacerdote de la Orden tercera?

            —Los sacerdotes diocesanos pueden pertenecer a nuestra Orden tercera. Sin ir más lejos el Fundador del Opus Dei perteneció a la Orden tercera de los Carmelitas. Obdulia, ¿lo entiende usted así mejor? Cada uno de nuestros sacerdotes terciarios pertenece al presbiterio de su propia diócesis. Están incardinados en ella. Son sacerdotes diocesanos, que desean dedicarse a Dios en nuestra Orden tercera, en virtud de una peculiar vocación añadida, para buscar decididamente la santidad en el ejercicio de su ministerio, pero sin que esta dedicación modifique mínimamente su condición diocesana y su plena sumisión al Ordinario de la diócesis donde están incardinados.

    ¡Qué bonito! Dice usted tercera Orden. ¿Cuántas Órdenes tienen ustedes?  

—Tres. La primera está formada por varones —clérigos y laicos— la segunda por mujeres y a la tercera pueden pertenecer tanto casados como casadas, tanto solteros como solteras e incluso sacerdotes diocesanos.

—Pues mire usted, Gran Maestro, a los sacerdotes diocesanos agregados al Opus Dei, mi hermano los llama sacerdotes de la Sociedad de la Santa Cruz. No los llama  sacerdotes de tercera orden. Suena muy mal eso de sacerdotes de tercera. Un poco de tercera son, porque generalmente no tienen estudios de doctorado y están encomendados y tienen por patrono intercesor al Santo Cura de Ars, un sacerdote de pueblo, muy santo, pero más bien cortito de inteligencia. Mi hermano, que es numerario, como ya le dije, tiene en cambio por patronos a San Miguel y a San Pedro. Y, además de sacerdote, tiene estudios universitarios. Es doctor en Ciencias Biológicas.

—Y ¿Dónde cursó  su hermano los  estudios eclesiásticos, Obdulia? ¿En qué seminario?

— En ningún seminario, Gran Maestro. Los numerarios del Opus Dei cursan sus estudios eclesiásticos en un Colegio Mayor o similar, al tiempo que cursan una carrera universitaria. Prefieren llamarlo Colegio Mayor a Seminario. Es las dos cosas.

—Y una vez que han acabado su estancia en el Colegio Mayor, ¿para que les sirve lo que han estudiado?

—Al que tira para cura, los estudios eclesiásticos le sirven para ejercer su ministerio sacerdotal. Al que no se ordena de sacerdote, los estudios universitarios le sirven para ejercer una profesión.

—Nosotros no estamos organizados así. Se estudia primero una cosa y luego  otra. Lleva más tiempo; pero así queda asegurada una mejor formación. Muchos estudian una carrera universitaria —es frecuente estudiar precisamente Biología—, para luego dedicarse a la enseñanza, porque tenemos colegios de segunda enseñanza. ¿Sabe  usted? En vez de tener estudiantes universitarios, de los cuales sólo unos pocos llegan al sacerdocio, tenemos seminaristas y sacerdotes, de los cuales sólo unos pocos cursan estudios universitarios. Porque me imagino que a su hermano sacerdote la carrera de biología que ha cursado  no le sirve para nada.

—Para nada en absoluto. No ejerce la carrera. Si necesitan un biólogo, convencen a un numerario joven de que se matricule de Biología en la Universidad. Mi hermano quería ser egiptólogo, pero, tras hacerse del Opus Dei con quince años, lo convencieron de que estudiase Biología, con la idea de que enseñase Biología en un colegio de Fomento. Pero posteriormente prefirieron que se hiciese sacerdote y se ordenó. Un numerario es una vocación  multiuso. Tiene que tener plena disponibilidad. Ha de estar dispuesto incluso a que lo hagan chófer. Lo que quieran.

—¿Qué sucede en el Opus Dei con quienes no tiene estudios universitarios? ¿Es que no pueden recibir órdenes sagradas?

—Durante mucho tiempo no pudieron. Últimamente, ya fallecido el Fundador, se ha abierto la posibilidad de que quienes no tienen estudios universitarios reciban órdenes sagradas. Una vez ordenados se los conoce como  sacerdotes coadjutores. Hay muy pocos.

—Y ¿de dónde salen esos candidatos al sacerdocio, que no han cursado estudios universitarios? ¿Dónde los encuentran? No creo que los encuentren en la Universidad, ni en los Colegios Mayores.

—Así es. Salen de las filas de los agregados. El Opus Dei no está compuesto sólo por universitarios, sino también por gente de clases sociales distintas a las provenientes de la Universidad. Al Opus Dei también pueden incorporarse quienes no son universitarios. Lo hacen en calidad de agregados. De esos sólo unos pocos, muy pocos, se ordenan sacerdotes. Los llaman sacerdotes coadjutores, aunque sean agregados del Opus Dei. Del nombre de sacerdotes agregados ya se habían apropiado los sacerdotes diocesanos que ustedes llaman sacerdotes de la tercera Orden. Deberían llamarse al revés. Los sacerdotes diocesanos sólo pueden ayudar un poco, porque sus principales energías van a parar a la diócesis. Los que llamamos sacerdotes coadjutores se dedican con todas sus energías al Opus Dei. Son algo más que coadyuvantes. Ahora comprendo mejor la  terminología de ustedes.

—El nombre es lo de menos. Me parece que ya lo he entendido. Equivalen a nuestros legos. No están dotados para los estudios, sean seminarísticos o universitarios. Y por ello sólo excepcionalmente reciben órdenes sagradas.

—Creo que nos vamos entendiendo, Gran Maestro. Ya ve. Usted ya va entendiendo lo que es el Opus Dei, pese a que se lo explica una persona que todo lo que conoce es a través de su hermano sacerdote numerario del Opus Dei.

—Efectivamente. Nunca me habían explicado el Opus Dei tan bien como usted. Explíqueme también qué son los supernumerarios. Siempre me ha sorprendido esa palabra que suena a más que numerario.

Se lo expliqué como pude y asintió:

—Lo he entendido. Lo he entendido. Los supernumerarios son el equivalente a nuestros terciaros y terciarias comunes. Generalmente están casados, salvo cuando son jóvenes. Viven en el mundo. Son seglares. Ejercen cualquier profesión tengan o no estudios universitarios. Su vinculación con la Orden es menor que la de los sacerdotes y los hermanos legos, porque está condicionada por sus actividades seculares y por la dedicación a su familia. No tienen los mismos deberes de obediencia. Su dedicación a tareas seculares se lo impide. No viven nuestra regla ni íntegramente, ni en todo su rigor. Viven las exigencias de la regla pero mitigadas. No se reúnen en el coro cada dos por tres a cantar prima, quinta, tercia y nona, vísperas y completas.

—A las supernumerarias —conozco a unas cuantas— les pasa lo mismo. Ni usan cilicio, ni duermen sobre tabla, ni van a los oratorios del Opus Dei a oír misa o a rezar las Preces de la Obra, o a otras actividades o rezos. Sus cursos anuales duran menos tiempo, sus charlas son quincenales en vez de semanales, no cursan estudios ni de filosofía ni de teología, etc.  Lo de ellas es la secularidad, el estar en el mundo.

—También nuestros terciarias y terciarios. Viven en medio del mundo donde muchos de ellos ocupan puestos de responsabilidad en las instituciones civiles y estatales. Son plenamente seculares.

—Es que yo creía que si una no es seglar, si una es religiosa, ya no puede vivir en medio del mundo.

—Fíjese usted, Obdulia, en el Cardenal Cisneros. No pertenecía a la tercera Orden de los franciscanos, sino a la primera. Fue dos veces regente de España en nombre de la Reina Juana. Tras la muerte de Felipe el Hermoso presidió  la regencia de Castilla. Más en el mundo no pudo estar. No es que fuese un eclesiástico liberado. Al mismo tiempo era Arzobispo de Toledo. Vivía en el palacio arzobispal, pero por ser fraile, en su habitación no dormía en cama, sino en el suelo. La secularidad nada tiene que ver con estar o no sometido a una regla religiosa. No es un caso aislado. Ahí están el Cardenal Mazarino, que no era sacerdote pero sí clérigo, y el Cardenal Richelieu, obispo. Fueron primeros ministros de Francia. Muy apreciados. Nada tiene que ver lo uno con lo otro, Obdulia. Lo normal durante mucho tiempo fue echar mano de eclesiásticos —religiosos o clérigos—para ocupar cargos políticos y de importancia social y cultural. Hasta tenían escaño en el parlamento. En España los echaron del parlamento con la constitución de 1812. En Inglaterra, ahí siguen.

—Llegué a casa —me continuó relatando la Inocente Obdulia—  y cuando le conté a Marisa, que es la que lleva mi charla fraterna, mi conversación con el Gran Maestro no le gustó nada lo que le dije y conversamos. El Opus Dei no se explica así, me regañó. Explícale que el Opus Dei a lo que se parece es a una Administración Apostólica Personal que hay en Brasil. Es lo que dice el Catecismo de la Obra. No te salgas de ahí.

—Es que él no es brasileño. Las cosas hay que explicarlas según la mentalidad y los esquemas mentales del que recibe la explicación. Yo recuerdo las explicaciones que Carlos, un agregado que había sido legionario, daba sobre el Opus Dei, comparándolo con la Legión y a todo el mundo le encantaba su modo de explicarse. En este caso Carlos se explicaba según sus propios esquemas mentales y no los del oyente. Hasta el propio Fundador escuchó pacientemente sus explicaciones sin corregirle en nada. Pero Marisa me ha prohibido explicar lo que es el Opus Dei comparándolo con una Orden religiosa, que es como mejor lo entiende la gente y también yo. Hay cosas de Marisa que la que no las entiende soy yo. A lo mejor, ni ella.

 

—Gervasio, ¿Qué te parece eso que me dijo del Cardenal Cisneros al que puso como ejemplo de secularidad? Era un fraile. ¿Es que un fraile puede dar ejemplo y ser ejemplo de secularidad?

—Pues sí. Sin duda alguna. Al fundador del Opus Dei lo que le tocó vivir fueron tiempos de un anticlericalismo y un anticatolicismo feroces. Te mataban, desde el poder incluso, por ser sacerdote, monja o católico. Reaccionó poniendo en su Reglamento de 1941: El espíritu de la Obra es que sus socios varones ocupen cargos oficiales y, en general, puestos de dirección. Era su táctica para defenderse. Para él la secularidad consiste en ocupar cargos oficiales y en general puestos de dirección. Nada de huir del mundo, como los monjes, sino todo lo contrario: meterse en él. Para lograrlo parte de la premisa de que tal tarea ha de ser llevada a cabo por laicos, por seglares, es decir, por quienes no son ni clérigos ni religiosos. Tal premisa me parece incorrecta. No es un error personal de €scrivá, sino de la época. Llamo error de época, por ejemplo, a creer que es el sol el que gira alrededor de la tierra. Tal error es de época; dura hasta Copérnico (1473-1543).

 

Los sacerdotes y los religiosos pueden ocupar cargos oficiales y puestos de dirección tanto como los laicos. ¿Por qué no? No hicieron otra cosa a lo largo de la Historia, hasta que un movimiento secularizador, también llamado laicista, que acompañó a la llamada Revolución Francesa, se esparce por todos los países católicos de Europa y América. Ese movimiento se propone desterrar a los sacerdotes católicos,  a los religiosos católicos  y a la religión católica de la vida política, de la cultura y de todo cuanto puedan.  Ese movimiento da lugar al Estado laico, también llamado secularizado. En EEUU donde nunca cuajó ese anticlericalismo. Ocupó el cargo de presidente de los EEUU no hace mucho Jimmy Carter, que era diácono. Y los presidentes de los EEUU terminan muchos de sus discursos invocando la bendición de Dios. No es posible, ni se da esa actitud en los países secularizados.

 

Frente al Estado laicista, €scrivá  preconiza que los laicos católicos —cada uno con libertad para optar por distintas soluciones y desde distintas posiciones— están llamados a acabar con el Estado secularizado y ocupar puestos de importancia política, social, cultural, etc. Excluye, en cambio, de tal tarea a los sacerdotes y a los religiosos. En suma, parte de la premisa —que considero un error de época— de que no corresponde a los sacerdotes ni a los religiosos ocupar puestos de dirección en la vida política y social. Se solidariza indebidamente con los anticlericales al aceptar como punto de partida y regla de juego que los sacerdotes y los religiosos deben de estar ausentes de la vida política, social, cultural, etc. Se proclama “anticlerical” en ese sentido. El Opus Dei se considera a sí mismo, en consecuencia, como una iniciativa laical. Una iniciativa de laicos y para laicos.

 

—Y todo eso ¿Qué tiene que ver con la Administración Apostólica Personal de Brasil?

—Nada. Lo de Brasil no tiene nada que ver con lo que estábamos hablando de estar metido en actividades mundanas, seculares, políticas, culturales, etc. Se refiere, no a cómo el Opus Dei se inserta en el mundo, sino al modo de inserción del Opus Dei en la Iglesia: si se inserta al modo de los religiosos o al modo de los que no lo son. La secularidad en este caso se predica tanto de los clérigos como de los laicos. Sus laicos no han de ser considerados religiosos laicos por vivir conforme a una regla de conducta —estatutos— aprobada en 1982. Sus sacerdotes han de ser considerados sacerdotes seculares, que son los que ocupan y pueden ocupar los principales cargos de la jerarquía eclesiástica. Los laicos del Opus Dei han de ocupar puestos importantes en la vida política social; los sacerdotes del Opus Dei, dentro de la jerarquía de la Iglesia.

 

—No sigas por ahí que como se entere Marisa, me va a volver a reñir y a decirme que para explicar la secularidad de la Obra —meterse bien en el mundo y en la política y en la cultura— lo que tengo que hacer es comparar el Opus Dei con esa Administración Apostólica Personal que hay en Brasil.

 

Gervasio

 




Publicado el Wednesday, 02 March 2022



 
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