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 Correos: 7 años y medio de vida adolescente en el Opus Dei.- Rosarigasino

020. Irse de la Obra
Rosarigasino :

Hace varios años que visito la página Opuslibros y esta es la primera vez que me decido a hacer una colaboración. Estoy muy agradecido a Agustina por mantener este website funcionando y a todos los que comparten sus vivencias, pasadas y presentes, tan importantes para la salud del alma, y para darle sentido a lo vivido.

Estuve involucrado en el Opus Dei desde el segundo semestre del 83 (hace casi 40 años) hasta, digamos, marzo del 91. Comencé yendo invitado por un compañero de secundaria a un club en el que se jugaba al ping-pong y donde se organizaban campamentos, al año pedí la admisión y, como dije, en marzo del 91 quedé desobligado al no renovar la oblación. (más sobre mi ingreso y salida en otra colaboración)…



Estrictamente los últimos días de 1990 me indicaron que como ya había tomado una decisión y estaba decidido a no reverla (esto lo dijeron textualmente), me indicaron que no fuera al curso anual sino que me volviera a mi ciudad a casa de mis padres. En ese momento estaba absolutamente conforme con mi decisión de irme, e incluso ya me ilusionaba con lo que iba a ser mi vida pos-numerario, lo cual obviamente en mi caso incluía salir con chicas, noviar y más (cosa que, gracias a Dios, no faltó). Siempre tuve muy en claro que si algo me gustaba en esta vida eran las mujeres y las de mi edad, mucho más.

Seguramente mi actitud los directores la veían como riesgosa para tenerme un mes con otros numerarios, más sobre las conversaciones sobre mi “crisis vocacional”, o mejor calificado como mi resolución de salida con el dúo Pbro. que encabezaba la delegación Buenos Aires y jugaba al comprensivo y el vocal de San Miguel y que jugaba a meter presión y encerrarme. (Tema para otra colaboración). Pues bien, en los años que siguieron prácticamente no tuve contacto con nadie, ni de adentro ni de los que se habían ido a pesar de permanecer yo en la misma ciudad a la que me había mudado para hacer el centro de estudios. Se ve que se había tomado bien en serio lo de no cultivar amistades particulares. Sólo me crucé en la calle por casualidad con un par de exnumerarios, a uno de los cuales le habían pasado un teléfono donde yo me había mudado diciéndole que era de mi abuela, una mentira que no sé de dónde la sacaron, ya que era el teléfono de la dueña de la pensión donde terminé viviendo en el 91, porque de ninguna manera pensaba meterme en el rollo de pedir cambio de universidad a mi ciudad natal. Así que terminadas las vacaciones de verano me volví a la ciudad donde hacía mi carrera universitaria y terminé viviendo por unos meses en esa pensión patética. Pero por lo demás respirando hondo para disfrutar plenamente de la libertad que había anhelado tanto.

Atando cabos, el sentido de esa mentira lo explico porque así podían desentenderse de mí: si yo estaba viviendo con un familiar, un problema menos, y así el Opus Dei y los directores podían desentenderse de la responsabilidad de la Obra en la decisión de mudarme de ciudad para hacer el centro de estudios, y todos los costos y complicaciones personales en que eso resultó para mí una vez que me salí.

La primera vez que leí algo realmente objetivo, crítico del Opus Dei fue en junio de 1993, una publicación que se llamaba "La Maga", como el personaje de "Rayuela" del escritor Julio Cortázar. Era una entrevista a Monseñor Justo Laguna, obispo de Morón, Argentina. Pues bien, el obispo, jesuita entiendo, hablaba de Gustavo Béliz y decía "Con Gustavo Béliz no estoy muy de acuerdo, su actitud le hace un gran daño a la Iglesia. No digo que sea un mal tipo ni un corrupto, pero forma parte de lo peor de la Iglesia." Es decir que calificaba al Opus Dei frontalmente como "lo peor de la iglesia"; hacía mención de cómo el OD estaba metido en la política de Argentina, se mencionaba a tres personas que ya había conocido personalmente en los centros donde había vivido, dos jueces de la corte suprema, uno un supernumerario y otro un colaborador; ambos destituidos por mal desempeño 10 años después en otro gobierno.

Esa nota a mí me abrió los ojos; no era solamente yo el que en el año y pico desde que me había ido, había caído en la cuenta de que el Opus Dei era todo lo opuesto al cielo en la tierra, sino que el obispo con más prestigio de la Argentina lo decía sin miramientos... Está claro que no fui yo el único que leyó esa nota. Días después se cumplía otro 26 de junio y uno de la comisión regional me llamó a mi teléfono, con unos modos de lo más superficiales, frívolos diría, para entusiasmarme con que fuera a la próxima misa en la catedral. Intuyo que la idea era hacer una demostración de fuerza con una concurrencia multitudinaria, en respuesta a lo declarado por Monseñor Justo Laguna, en el aniversario de la muerte del no-santo-de-mi-devoción Escrivá. Obviamente que no fui. [Más sobre el distante seguimiento que me hicieron esos años en otra colaboración]

Desde fuera se veía al Opus Dei en una cuesta claramente ascendente durante el papado de JPII, y sobre todo en Argentina con la apertura de la universidad y era difícil hasta hablar con alguien de lo que yo había vivido adentro y de los sentimientos que habían terminado por decantar en mí. En ese tiempo encaucé mis ganas de pertenecer en un grupo parroquial; el cura, hoy ex-cura, un genio, súper carismático, gran predicador y consejero espiritual, tenía muy en claro lo oscuro que era el Opus Dei. En ese grupo además conocí a una chica que me gustó mucho y con la que me casé y con la que tenemos una linda familia hasta hoy.

Lo bueno es que al final de la década tuve la posibilidad de ir a estudiar y vivir 3 años en San Francisco, California. Ahí sí que me sentí tan a gusto, en un lugar donde la gente ni idea tenía de que existía una cosa como el Opus, sin gente del Opus en puestos de poder que sabías que iban con otra agenda de pesadilla oculta para casi todo el mundo. Pues bien, lo siguiente relativo a encontrar una fuente de alivio a lo que yo sabía que era el Opus fue la lectura del libro de María del Carmen Tapia, "Tras el umbral. Una vida en el Opus Dei." una obra muy importante para mí para poder poner las cosas en su lugar, o mejor dicho para confirmar que el problema no era yo sino la naturaleza oscura del Opus y de su fundador.

Por ese tiempo también leí cosas de Alberto Moncada, un análisis que ya empezaba a develar la pérdida de impulso que estaba sufriendo la institución, la alta deserción de miembros numerarios, las contradicciones de que quienes pensaban que iban a santificarse como profesionales ejerciendo una profesión amada, terminaban en labores internas y con toda probabilidad como curas, el giro corporativo hacia la apertura de colegios, actividad por demás cubierta por un sinnúmero de otras organizaciones católicas... y finalmente la web Opuslibros, y sus webs amigas que son un salto cualitativo, ya que a diferencia de un libro el contenido se va generando continuamente, retroalimentando y llenando huecos, vacíos y silencios que bien quisiera el Opus Dei que fueran definitivos,

Cierro esta mi primera colaboración felicitando a Agustina y agradeciendo a todos por lo importante que sus voces están siendo para darle sentido a esos mis tempranos 7 años y medio de vida adolescente en el Opus Dei...

Rosarigasino

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Publicado el Friday, 22 April 2022



 
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