Cuando un político dice “aquí no pasa nada”, lógicamente hay que intentar ver qué es lo que pasa exactamente, porque evidentemente esa declaración viene a decir que algo pasa, aunque no se diga de momento qué.

Cuando un político eclesiástico como Ocáriz se apresuró a decir el 19 de marzo pasado, a la hora de haberse publicado Praedicate Evangelium, que no pasaba nada, que nada cambiaba, evidentemente todos (menos los del Opus) concluimos en que algo va a pasar…

Hace poco he llegado a saber que casi desde ese día Ocáriz-Fazio-Pujals empezaron a hacer los preparativos para un congreso general especial en el Opus Dei. No ese simposio que Ocáriz anunció hace meses de cara al centenario que, parafraseando a Escrivá en Camino, “no saben si llegará para ellos”, en el que piensan dedicarse a hablar sobre su propia identidad, quiénes son, a qué vienen y adónde van, etc. No me refiero a ese simposio, sino a un congreso en el que se modifiquen los estatutos, eufemísticamente para un mayor servicio a la Iglesia, bla, bla, bla.

Praedicate Evangelium ha dejado al descubierto que los laicos y laicas del Opus Dei han quedado (desde 1982) en un limbo y hay que bajarles del limbo y ubicarlos en alguna parte.

Parece ser que Ocáriz sabía desde noviembre (o temía) que esa Constitución pontificia estaba al caer y, desde noviembre a marzo empleó toda su labor de pasillo en intentar que la prelatura cayera en el dicasterio de la Nueva Evangelización como mal menor, pero ha triunfado el sentido jurídico al ponerla en su lugar ontológico en vez de en el lugar funcional que hubiera dejado confuso lo que son, un grupo de curas, no más.

El pasado día 5 de junio, domingo de Pentecostés, entró en vigor dicha constitución, y parece que el Papa tiene prisa por ponerla en práctica, pues ya se ha anunciado que, de 20 altos cargos del Vaticano, 8 de ellos van a tener que presentar inmediatamente su renuncia de acuerdo con la nueva constitución, cosa que no hubiera sucedido si esta no existiera.

Esto de renovar cargos es una buena cosa. Así se ventila un poco la vieja guardia, siempre reacia a reformas. Ocáriz debería de aprender y tomar nota, ahora que por innegable necesidad imperiosa demográfica se ven obligados a replegarse unificando regiones y “fusionando centros” para que al menos se puedan juntar en cada centro 8 o 9 numerarios/as.

Ocáriz tiene aquí una gran oportunidad de quitar de en medio a ejemplares destacados de la gerontocracia opusina como medio, no de reforma, sino de remover obstáculos a una reforma que como no la lleve pronto a cabo, se van a ir solitos a paseo antes del deseado centenario.

Otra noticia destacada de las últimas semanas es el anuncio de 21 nuevos cardenales para el próximo 27 de agosto. La gente del Opus no habrá reparado en quienes son los nuevos cardenales, pero a estas alturas, más de los dos tercios del colegio de cardenales son del sentir del Papa. O lo que es lo mismo, que toda esa oración para que Dios se lleve consigo cuanto antes al sucesor actual de san Pedro, parece que va a ser un poco difícil toda vez que un Papa es elegido cuando suma más de los dos tercios de los cardenales electores. O sea, que los del Opus tienen reforma de la Iglesia para rato, tanto si Francisco se va al Cielo como si continúa en este mundo cruel.

Pero aparte de los números, y para ser breve, me fijaré solo en dos de los nuevos cardenales, el prefecto del dicasterio del Clero que acaba de recibir en su seno a las prelaturas personales (o sea, al Opus), y el jesuita Gianfranco Ghirlanda.

Por cierto, a Juan Ignacio Arrieta se le está pasando el arroz.

Cuando Julián Herrán era el presidente del dicasterio para la Interpretación de los Textos Legislativos, Arrieta, numerario como él, era el número dos del dicasterio, perfectamente situado en la rampa para sustituirle en su día y llegar a cardenal.

Pero mira por dónde que fue elegido Papa el cardenal Bergoglio, y cuando hubo que sustituir a Herrán por edad, el Papa nombró a Cocopalmeiro, que pasó de ser el número 3 a número 1, saltando a Arrieta.

Más tarde Cocopalmeiro ha renunciado por edad, pero esta vez Arrieta ha vuelto a perder el tren, porque el número 3, Filipo Iannone, se le ha vuelto a poner por delante, con lo que Arrieta, a sus 71 años, ve que se le van acabando los colacaos en la curia, y con la renuncia a la vista dentro de 4 años y sin estar ahora en la lista de nuevos cardenales.

¡Qué tiempos aquellos en los que los del Opus se paseaban por el Vaticano con aplomo, conquistando cargos y, por tanto, poder!

Pero sigamos. ¿Quién es Gianfranco Ghirlanda? Lo diré brevemente. Es un jesuita. Es el mejor experto y el mejor profesor, ya emérito, de Derecho de la Iglesia.

Un dato.

Como todos sabemos, el Papa Benedicto XVI suprimió los Legionarios de Cristo y los volvió a refundar. Estuvo a punto de hacer algo parecido con el Opus, pero los del Opus tuvieron algo más suerte, porque aunque eran (y son) una institución igualmente sectaria y vulneradora sistemática del fuero interno de sus miembros (no en vano los Legionarios elaboraron sus estatutos a partir de los del Opus Dei), se dio la coincidencia de que en los Legionarios pesó bastante la figura del perturbado Marcial Maciel (el perturbado Escrivá, para bien del Opus, hacía años que había fallecido), de modo que la supresión de los Legionarios y su refundación se atribuyó a Marcial Maciel, cuando en realidad el motivo era el modo inadmisible de gobernar que tenían, igual que el Opus Dei.

Todos conocemos lo que pasó con esa refundación. Los Legionarios que siguieron estrenaron nuevos estatutos. Pero tener nuevos estatutos no basta. Hay que tener buenas prácticas de gobierno, saber gobernar con un estilo compatible con el Evangelio. El Papa Francisco les ofreció ayuda en ese sentido y ellos lo aceptaron.

Entonces el Papa les puso a Gianfranco Ghirlanda para acompañarlos en el gobierno de esta nueva etapa, para que aprendan a gobernar.

Les ha venido muy bien.

Pues este Gianfranco Ghirlanda es el que ahora el Papa ha elegido para ser cardenal. No será elector ni elegible porque para el próximo 27 de agosto ya tendrá 80 años. Pero es un personaje importante. Yo tengo su manual de derecho de la Iglesia. Es extraordinario.

Por cierto, Gianfranco Ghirlanda es el autor del texto de Praedicate Evangelium. Es el mayor experto actualmente sobre cuestiones relativas a los ministros sagrados, y en concreto, a las prelaturas personales…

Más cosas. El Papa ha anunciado que los días 28 y 29 de agosto próximo, va a tener con los nuevos cardenales dos días de reflexión sobre Praedicate Evangelium.

En el Opus, que vieron como un vendaval dicha constitución en el pasado mes de marzo, ahora, en su revista Omnes (antigua revista Palabra, a la que terminaron por cambiarle el nombre debido al creciente desprestigio del Opus Dei en medios eclesiásticos españoles) se dedican camaleónicamente a elogiar Praedicate Evangelium y a hacer glosas baratas para lectores de encefalograma plano. Si no puedes con tu enemigo, únete a él.

Lo mismo que Escrivá, que tras poner a parir al Papa y al Concilio Vaticano II durante años, a partir de 1968 dio un giro y empezó a aparecer como el gran “precursor” del Concilio y, en definitiva, a apropiarse de él, aunque ni entonces ni ahora el Opus ha aceptado las propuestas del Concilio y ahora les escuece tener un Papa que parece que va a rescatar o está rescatando el Concilio que ellos creían ya sepultado.

Decía al principio que sí pasan cosas. ¿Dónde quedan los laicos tras la Praedicate Evangelium?

En el Código de Derecho Canónico se establece que en los Estatutos de las prelaturas personales se ha de establecer CÓMO ha de ser la cooperación orgánica en el supuesto de que haya laicos que cooperen con esa prelatura personal.

Sin embargo, los Estatutos de la prelatura personal de la Santa Cruz van más allá del mandato legal, pues además de indicar el “cómo cooperar” se mete a algo que no le compete, que es el organigrama interno de esa asociación de laicos/as que cooperan orgánicamente con la prelatura.

Esta extralimitación estatutaria en una organización que es de curas y que NO TIENE COMPETENCIA ORGANIZATIVA SOBRE LOS LAICOS hay que corregirla por ser una intromisión inadmisible, de modo que el prelado ha de dejar de tener de facto y de derecho jurisdicción organizativa sobre esa asociación de laicos/as que cooperan orgánicamente con la prelatura.

En una palabra: Han de establecerse dos asociaciones, una de hombres y otra de mujeres INDEPENDIENTES orgánicamente de la prelatura, de modo que tanto ellos como ellas elijan sus propios órganos de gobierno sin injerencias del prelado y de sus curas. Los estatutos de la prelatura SOLO deben regular CÓMO ha de ser esa cooperación orgánica de esas dos asociaciones de hombres y de mujeres, es decir, una regulación FUNCIONAL, no orgánica, puesto que los laicos/as no pertenecen a esa asociación de curas llamada prelatura personal, y como muy bien dicen los estatutos, el prelado solo tiene sobre ellos una jurisdicción de fuero externo y solo en lo relativo a los fines de la prelatura, es decir, a esa colaboración, pero el prelado, a partir de ahora, no va a poder meter las narices en asuntos internos de los laicos en lo relativo a su organización interna.

Esto es lo que tiene por delante ese congreso general especial.

Por poner nombres, pensemos en Isabel, la Secretaria Central del Opus, esa chica tan feminista y tan poderosa que hace dos años se paseaba por España presentando su libro en sociedad. A esa chica, hasta ahora la nombra el prelado. Pero a partir de la reforma de estatutos que se avecina, la nombrarán las mujeres de la sección femenina del Opus Dei, asociación independiente orgánicamente de la prelatura, aunque funcionalmente se establezcan en los estatutos de dicha prelatura el CÓMO ha de cooperar Isabelita con el prelado.

Un tema que también tendrán que ver en ese congreso es cómo quedan los laicos célibes. ¿Quedarán como laicos consagrados?

Y cómo van a quedar los numerarios, que a todos los efectos llevan vida como los religiosos, en conventículos urbanos. ¿Quedarán como seminaristas de la prelatura? ¿Terminarán siendo la mayoría de los centros de numerarios extensiones del seminario internacional de Cavabianca? ¿Cómo se va a solucionar la fuente de donde se surta de curas la prelatura?

Aunque tengo una fuente limitada en este punto, parece que una posibilidad es fusionar numerarios y agregados en un único tipo de miembros, de modo que se aproveche tal reforma para cerrar masivamente muchos centros que son actualmente una carga de edificios semivacíos.

En una palabra, que desaparezcan los numerarios y se vayan poco a poco haciendo cuasi agregados (los numerarios que no es preciso que vivan en centros de la carta de Ocáriz de octubre de 2021).

Tengo noticia de que, por lo menos en Madrid, en el último año, han pitado más agregados que numerarios, y que estos no llegan a la docena, cuando en mis tiempos pitábamos en Madrid unos 400 numerarios al año.

Buena ocasión para hacer un reajuste…

Por supuesto, las numerarias auxiliares son casi como los brontosaurios, en extinción total. Ya no quedan sirviendo numerarias auxiliares ni en la Asesoría Central. El hecho de que están empezando a hacer cursos de retiro y convivencias a las que vayan indistintamente numerarias y numerarias auxiliares y de que les de vergüenza decir que las numerarias auxiliares se dedican DE POR VIDA al servicio doméstico son indicios de que poco a poco piensan llevar a cabo una imperceptible mutación tendente a fusionar en un único tipo a las numerarias, las agregadas y las numerarias auxiliares.

Se ve que lo de los hermanos legos y las hermanas legas no les ha salido muy bien a la vuelta de los años, y a la vista de la denuncia de las 43 exnumerarias auxiliares, la idea de “mis hijas pequeñas” (como quien dice “mis hijas tontas”) no tiene mucho futuro en la Iglesia y en el mundo en que vivimos.

Bueno, lo dejo. Como se ve, sí pasan cosas, aunque Ocáriz diga otra cosa. John Lennon decía que la vida es lo que te pasa mientras piensas en otras cosas.

Antonio Moya Somolinos.