ABonet :
En 2007 me trasladé a vivir a Los Tilos, centro de numerarias auxiliares (nax) anexo al Colegio Los tilos. No había estado nunca en centro de nax y la verdad me hacía mucha ilusión convivir con ellas, trabajar con ellas. Aunque yo era funcionaria y me iba muy pronto al trabajo, las tardes las pasaba en el centro.
Vivían alrededor de 20 nax, puede que este dato no sea muy preciso, y 5 o 6 numerarias. La inmersión en ese mundo fue total, no tiene nada que ver con lo que se vive en los centros de numerarias. Un gran porcentaje eran mayores, y me di cuenta del bajo nivel cultural que tenían, no se les había dado ninguna formación. La brecha entre las numerarias y nax era muy profunda, por eso comíamos en comedores distintos. Habían venido de sus pueblos y no se las había promocionado, pero eran expertas en trabajos del hogar, con una media de 18 o 20 personas dependiendo de ellas: magníficas reposteras, expertas en plancha, limpieza etc., todo hecho por amor de Dios y de la Iglesia.
Quiero tocar uno de los momentos que viví y que me afectaron bastante.
El ambiente era especialmente tenso, por cualquier cosa saltaba la chispa, se notaba enrarecido, amargo y el consejo local pasaba olímpicamente de ellas y de sus problemas.
Una de las nax que traté era joven, estaba con tratamiento por depresión y esto le impedía trabajar en la administración. A mí se me partía el alma de verla así tan joven. No le gustaba su trabajo y no se veía en otro futuro.
Propuse al consejo local un cambio de orientación profesional, un trabajo que no tuviera que ver con la administración.
La respuesta vino a los pocos días por parte de una directora muy conocida por ser experta en estas cuestiones que me dijo: te vas a otro centro, no entiendes la vocación de numeraria auxiliar.
Es verdad mi planteamiento era distinto, me importaba la persona como persona y no como si fuera un soldadito de plomo.
Gracias a esas 43 ex nax, todo mi apoyo y cariño.
ABONET
Publicado el Wednesday, 13 July 2022
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