Comisión de acoso y difamación del Opus Dei
Opuslibros.org – 13 de julio de 2022

«Ahogar el [propio] mal en abundancia de [aparente] bien»
Escrivá

«Es innegable (…) que existen muchas personas que se dedican deliberadamente a oscurecer las inteligencias, a enturbiar las conciencias. Se presentan como siempre se ha presentado el demonio: fingiendo. Aparecen, a veces, incluso con manifestaciones ficticias de respeto y comprensión, y hasta de piedad, escondiendo debajo el veneno mortal» (Escrivá, citado en “Meditaciones” III, pág. 715.)

Vale la pena citar este texto de Escrivá nuevamente, porque es revelador de su propia organización.

Como era de esperarse, el Opus Dei ha reaccionado previsiblemente. Lejos de ser una comisión de escucha, es de difamación y lejos de ser de estudio, es de acoso.

No es que esto lo vaya a hacer Mr. Transparencia y sus cómplices, no, no se van a ensuciar las manos con esas tareas.

Los superiores –ya desde Roma, incluso el mismo fundador desde la tumba- mandan a sus acólitas y esbirros a realizar las tareas sucias, porque es importante mantener las apariencias de santidad, la piel blanca de oveja  y esconder el veneno mortal, en palabras de Escrivá, que tan bien describe el funcionamiento de su organización a la luz de todos y de manera escondida al mismo tiempo...

Los que predican la conversión muchas veces son los que -lejos de convertirse ellos mismos- se transforman en perseguidores, buscan convertir a otros a la fuerza, no a ellos mismos (no es casual que, en su intolerancia, Escrivá diga que «el proselitismo es la mejor manifestación de caridad con las almas»; si hubiera dicho apostolado habría sido otra cosa). Ellos son los puros, los perfectos. Creen que por recitar unas normas de piedad como cotorras van a ir al Cielo, por el simple hecho de que su fundador se los prometió (¿Quién era Escrivá para prometer semejante cosa?).

Sin conversión no habrá Cielo que valga, y el cumplir normas de piedad no les va a servir de nada, salvo para creerse personas perfectitas delante de su propio espejo, como los fariseos y publicanos del Evangelio.

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Por más que el abogado les ha advertido por carta documento que no se acercaran a sus representadas, ellos van y lo hacen.

Empiezan enviando soldaditas fanatizadas a que acosen de manera amistosa –pidiendo amistades en Facebook y por Whatsapp- a las ex numerarias auxiliares, ya sea de las 42 o no, acá no se salva nadie con tal de salvar a la Comisión de su naufragio, que no se hunda, que no sea un papelón internacional, especialmente frente a la Santa Sede.

Luego, si no han tenido éxito, van por los familiares, padre, primos, tíos, el perro y el gato, para angustiarlos y así sean ellos los que hagan presión sobre las ex numerarias auxiliares.

Por último, difamaban al abogado sin conocerlo, dicen de todo de él y esparcen un panorama de fracaso para sembrar el miedo, el terror y así las ex numerarias auxiliares acudan a la entrevista con la comisión (además ya con muy bajas expectativas y autoestima, como para conformarse con la miseria que les ofrecería dicha comisión).

La misión de esta semana es viajar a Paraguay: como no han tenido éxito en Buenos Aires, se dirigen ahora a Asunción del Paraguay, cual expedicionarios, para acosar a las ex numeras auxiliares paraguayas y a sus familiares hasta logra que confiesen frente a la Comisión, cual si fuera un tribunal.

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Es increíble, pleno siglo XXI. ¡Siguen igual que en 1940! ¡No han cambiado nada!

¿Tanto miedo tienen en Villa Tevere de que fracase la comisión, que llegan a estos extremos? El Opus Dei mismo está dando pistas de lo que puede pasar si fracasa. Gracias por avisarnos.

De paso, vale la pena decirles que están haciendo todo como para que fracase, si es que ya no fracasó. No le echen la culpa a nadie más: ustedes, superiores del Opus Dei, son los únicos culpables del daño causado a estas ex numerarias auxiliares como del daño que les están causando ahora con el acoso al cual las están sometiendo.

Lo que les puede dar un poco de tranquilidad es que ustedes siguen siendo fieles a Escrivá. Eso no lo duden nunca.

Los vicios no cambian solos sino que empeoran con el paso del tiempo, a lo sumo se debilitan por la vejez de la institución, que va perdiendo vigor.

El Opus Dei no sólo que no ha cambiado, sino que continua con los métodos de los años 40, 50 y 70 (basta leer en Opuslibros los testimonios de Fisac para comparar), bien fundacionales, de la escuela de Escrivá, con sus maldiciones del rejalgar, echando gente al infierno si es preciso e insultándola como Escrivá hizo con Carmen Tapia llamándola puta, así de simple. Si lo hizo el fundador, ¿por qué no lo habrán de hacer sus discípulas más fieles contra "las infieles"?

Es cierto, ahora el Opus Dei publica las cartas de su fundador en varios tomos muy vistosos (aunque sigue falsificando las fechas), el prelado actual las suyas, parece todo más transparente, pero debajo de esa transparencia se oculta el monstruo de siempre. Seria penoso que ese proceso de falsa transparencia tuviera éxito y nuevas víctimas cayeran en su trampa.

Es necesario que Roma los intervenga ya.

Al menos para que quede claro que necesitan reformarse profundamente de sus peores vicios (más allá de que luego lo hagan o no) pero que sea una advertencia para los despistados que puedan caer en las garras de una organización que en los más profundo sigue siendo un abismo.

Si, nuevamente Escrivá es el que al hablar de abismos (si se sale de la barca del Opus Dei) no hace más que describir a su propia organización pero al revés: ingresar al Opus Dei es ingresar a un pozo del cual no es fácil salir (especialmente en el caso de los célibes, que al darlo todo se quedan sin herramientas para salir por sus propios medios).

Es de esperar que esta comisión de acoso y difamación termine en un rotundo fracaso.

E.B.E.