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 Tus escritos: El discernimiento en el Motu Propio Ad charisma tuendum.- Ventanal

125. Iglesia y Opus Dei
Ventanal :

Estoy leyendo todas las intervenciones de Opuslibros acerca del Motu proprio (MP) Ad charisma tuendum y creo que no se ha insistido en la palabra clave del mismo, que está muy en la línea del papa jesuita Francisco: el discernimiento.

El MP pretende que el Opus Dei realice un discernimiento efectivo sobre su carisma (sensu contrario, entre líneas viene a decir que hay que rectificar el rumbo, porque “algo” no va bien, para reconducirlo por caminos evangélicos). Es decir, que se dé un proceso espiritual que tenga un punto de partida (situación actual del Opus Dei, que el Papa considera que no es deseable, y de ahí el cambio que pide), un camino a recorrer (el Opus Dei como tal y los miembros en cuanto tales, con la iglesia y con el Espíritu Santo) y llegue a un destino (la convergencia de “intereses” propios, eclesiales y de Dios...



Lo característico del “discernimiento” es ponerse a disposición de Dios, sin prejuicios ni inclinaciones previas hacia un lado o hacia el otro (como si se tratase de una “tabula rasa”) e interpretar las diferentes mociones que irán apareciendo (quizás contradictorias entre sí) con ayudas diversas (conocer pensamientos y atracciones naturales, pero también sentimientos y experiencias pasadas, propias y ajenas, sentir con la Iglesia, identificar los signos de los tiempos, asistencia del director-acompañante de los Ejercicios). Como el destino no está prefijado, no existe una hoja de ruta previa ni, por tanto, se sabe cuál será el resultado final.

El papa Francisco ha actuado con el Opus Dei de forma diferente a como lo ha hecho con otros movimientos, que ha considerado que también estaban necesitados de un discernimiento que reorientara su razón de ser y su actuación. En todos los demás casos les ha puesto una persona de su confianza que ordenara y dirigiera ese proceso. Sin embargo, en el Opus Dei no ha puesto a nadie que “tutelara” su discernimiento.

La ausencia de tutela es un dato objetivo. A lo mejor el Papa considera que habría sido una medida desproporcionada para reformar pocas cosas (no creo, porque pienso que el Papa quiere una reforma integral del Opus Dei), que eso se habría interpretado como un castigo inmerecido para una institución que hace gala de su romanidad (creo que algo de eso hay; no veo en el MP actitudes vengativas, sino paternales y medicinales, con la mínima intervención posible y que sea lo menos traumática posible), que el Papa hubiese podido temer un “rebote” inesperado del poderoso Opus Dei (no da la impresión que el Opus Dei, al menos oficialmente, vaya en “mal plan”, a la contra del Papa), etc.

Pudiera ser que el Papa considerase que, a pesar de los errores del Opus Dei, de muy diversa índole, existe buena materia prima para que sus propios miembros, por sí mismos, puedan llevar a cabo ese proceso de discernimiento en sintonía con la Iglesia y con el Espíritu Santo. En esta interpretación, el Papa habría querido valorar lo bueno que ya existe o las semillas que espera que germinen, por encima de los vicios, errores, abusos, etc., que el Papa conoce y no esquiva, de ahí el discernimiento que exige.

En todo caso, la ausencia de tutela me parece una muestra de confianza del Papa que el Opus Dei debe reconocer, agradecer y responder adecuadamente haciendo un discernimiento profundo, de raíz, anteponiendo la fidelidad y lealtad a Dios, a la Iglesia y al carisma propio tal como lo entiende la Iglesia, por delante de fidelidades y lealtades que han tenido hasta ahora y que la Iglesia, por boca del Papa, les está diciendo que no eran auténticamente evangélicas. Que el Papa no les haya nombrado un visitador apostólico significa que confía en su madurez para realizar, por sí y adecuadamente, el discernimiento. Este Papa jesuita tiene una mirada optimista hacia la potencial madurez de los miembros del Opus Dei, probablemente más que hacia la madurez del Opus Dei en cuanto tal.

Unas últimas reflexiones. 1º) El auténtico discernimiento de espíritus debe aprenderse y no basta la lectura de un par de libros sobre la materia. La historia del Opus Dei demuestra que hasta ahora no han discernido adecuadamente: me cuesta entender que las decisiones, aunque se llevaran a la oración, fueran fruto del auténtico discernimiento cristiano y no de la imposición de la férrea obediencia a los superiores, los cuales nunca se equivocaban. Propongo que todos los miembros del Consejo General, Asesoría, inscritos y sacerdotes, al menos, vayan a hacer un mes completo de Ejercicios espirituales, que el Magisterio de la Iglesia (que tan bien defiende el Opus Dei), recomienda reiteradamente en sus documentos. Esto les permitirá descubrir en carne propia cómo el discernimiento transforma a quienes sólo buscan a Dios y su gloria y estarán en la mejor disposición para la tarea que les ha encomendado el Papa. Ya veréis que en el mes de Ejercicios hay pocas meditaciones (que son breves y sus temas difieren de los estándares de los retiros del Opus Dei) y, además, tendréis mucho tiempo para no hacer nada, es decir, para dejar que haga Dios.

2º) Guste o no guste, el Opus Dei debe fumar la pipa de la paz con los jesuitas, que son expertos en el discernimiento. Propongo que el prelado levante el teléfono y llame a la Curia General de los jesuitas para hablar con el padre Sosa, actual General, y le invite a comer a la Casa Prelaticia (que se entere antes de sus gustos culinarios para darle una alegría gastronómica) y, en esa conversación amigable, le pida, con humildad, ayuda en el proceso de discernimiento. Estoy seguro de que el General ofrecerá los más experimentados directores-acompañantes de tandas de Ejercicios para que ayuden, con discreción y gratuitamente, al Opus Dei en este proceso. En primer lugar, seguro que os ayudarán a descubrir lo que se siente y el valor de los buenos sentimientos, sin anularlos sistemáticamente. Estoy seguro que estas colaboraciones, si se prolongan en el futuro, harán que “los de siempre” sean nuevos amigos. Estas amistades serán beneficiosas para ambos grupos y, en definitiva, para la Iglesia misma.

3º) El proceso de discernimiento debe hacerse desde la “sinodalidad” (de abajo arriba) y no desde la imposición de la cabeza (de arriba abajo). No tendría sentido que la Iglesia estuviera ahora iniciando procesos de discernimiento sinodal y el Opus Dei volviera a estar “fuera de juego” con medios inadecuados a la herramienta del discernimiento tal como la entiende la Iglesia actualmente. Ocáriz, tendrás que arbitrar los mecanismos para que todos los miembros, por hijos pequeños que sean e incapaces que parezcan, puedan y deban participar activa y libremente, según las mociones que cada uno “sienta” en su libre interioridad, pasándolas por el tamiz del discernimiento. Sin libertad y sin conocimiento de la herramienta del discernimiento no servirá de nada el proceso que debéis iniciar, porque no llegaréis al puerto evangélico que os propone el Papa. Ocáriz, te animo a que, a cuenta del tiempo del Curso anual, invites a todos los miembros a que pasen una semana larga de Ejercicios con sacerdotes no prelaticios, en silencio, en casas de Ejercicios de alguna Congregación (qué diferencia de estilo y de medios) y comiendo lo que habitualmente se come en esas casas de Ejercicios (qué diferencia de comida). Seguro que muchos miembros harán un gran descubrimiento personal, eclesial y espiritual, que redundará en beneficio del proceso de discernimiento institucional que debéis realizar. Por favor, no organicéis grupos de estudio como si de un Círculo se tratara, dirigidos por el que lo imparte y con el silencio anuente del resto que asienten aunque no asientan y, menos aún, no hagáis la reforma únicamente un reducido grupito de elegidos directores, iluminados con una aparente gracia de estado recibida para realizar esa reforma desde la cabeza del Opus Dei.

4º) Ocáriz, cuando afirmas que el Papa os ha pedido hacer pequeños “retoques” en los Estatutos, en la parte que se corresponde a su relación con la Santa Sede, creo que vas errado. Lo propio del discernimiento es que no se sabe de antemano a dónde conducirá el proceso ni qué conclusiones se alcanzarán. Si ya desde ahora dices que queréis introducir pequeños retoques, estás queriendo decir que no te tomas en serio el discernimiento que os propone el Papa ni que erais dignos de la confianza que el Papa os ha tenido al no poneros un visitador, confiando en vuestra madurez. Por favor, olvídate de retoques y no pienses en lo que pasará al final y céntrate en lo que está en tu mano, que es crear las condiciones adecuadas para que el proceso de discernimiento pueda realizarse con la mayor autenticidad posible al ritmo del Espíritu y no de tus prejuicios o previsiones que distorsionan el proceso.

5º) Con cariño, te animo, Ocáriz, a que pienses seriamente si tú y tu auxiliar Fazio deberíais dimitir o renunciar, no porque seáis un estorbo o lo hayáis hecho mal, sino porque eso sería un signo importante para los miembros de la prelatura que les daría mayor libertad, en muchos sentidos, en el proceso de discernimiento “sinodal” que deben iniciar. Así lo hizo el padre Julián Carrión, presidente de Comunión y Liberación, y así lo han hecho, por renuncia o por destitución impuesta de Roma, otros responsables de movimientos que  están tutelados por Roma.

6º) Aunque los Estatutos son de 1982, 34 años después, en la web oficial del Opus Dei se colgó en 2016 una traducción no oficial al español. Sería necesario que tradujerais oficialmente los Estatutos al menos a las 4 o 5 lenguas más habladas, y que los enviarais a todos y a cada uno de los miembros del Opus Dei, para que los conozcan, estudien, mediten, recen y disciernan. ¿Cuántos miembros se llevarán la sorpresa de saber que “existen” dichos Estatutos, al tenerlos en sus manos por 1ª vez en su vida?

Os deseo lo mejor en vuestro discernimiento.

Ventanal




Publicado el Wednesday, 24 August 2022



 
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