Hace 4 meses el Papa publicó su Motu Propio acerca del Opus Dei que todos conocemos. Hasta ahora no ha ocurrido nada oficial. Todo son opiniones y conjeturas. Y lo son, porque el Papa, en lugar de haber hecho él mismo la profundísima reforma que el Opus Dei necesita, prefirió dejarles a ellos la iniciativa de los cambios. Esto puede verse como un acto de sabiduría y misericordia papal pero, de hecho, es darle un balón de oxígeno a una de las instituciones más cerradas, soberbias y aisladas de la Iglesia.

De hecho, el único movimiento publicado por el Opus Dei ha sido el anuncio del Protonotario Apostólico Supernumerario, reverendo monseñor D. Fernando Ocariz, que ha dicho que piensa convocar un Congreso Extraordinario en el primer semestre de 2023. Si Ocariz es hombre de palabra, tiene hasta el mes de junio de 2023 para iniciar el Congreso... y nadie le impide que este dure meses y meses.

Como estamos en el terreno de las conjeturas, la mía es que en ese tiempo Nuestro Señor puede llamar a Su Presencia a Francisco, o enviarle una enfermedad invalidante o presentar Francisco la dimisión. Cualquiera de estas 3 posibilidades suena a campanas de gloria para las autoridades del Opus Dei. Aunque nada de esto ocurriera, el propósito más firme para los mandatarios es la DILACION de cualquier cambio. Y tienen gente muy preparada para este juego. Mucho más preparada que los Curia del Dicasterio para el Clero.

Por otra parte, en nuestra web, la mayoría de los artículos que se publican, además de los casos personales de siempre, se refieren a temas eclesiásticos, teológicos y de Derecho Canónico, muy ilustrativos sobre el pasado, pero con pocas propuestas para el futuro. Eso, y polémica de las Numerarias Auxiliares.

No he leído mucho sobre el futuro de los miembros laicos de la Obra, que se supone que son el NÚCLEO DEL CARISMA FUNDACIONAL DEL OPUS DEI, al cual hay que darle suma preponderancia según el mismo Motu Proprio.

Que pasaría con ellos, por ejemplo:

1. - Si Tuvieran la libertad de confesarse con el sacerdote de su elección fuese o no de la Prelatura, pues están en su derecho

2. - Si habiendo decidido tener un confesor dentro de la Prelatura, pudieran elegir al que más fuera de su gusto.

3.- Si pudieran cambiar de confesor cuando les viniera en gana.

4.- Si no estuvieran obligados a la confesión obligatoria a día a la semana, sino que cada cual se confiese con la periodicidad que su alma le demande.

 5.- Si todo lo anterior fuera exactamente aplicable a los directores espirituales laicos? 6.- Si se prohibiera la asistencia de sacerdotes a los Consejos Locales de los Centros.

7.- Si se aboliera el apostolado de la falsa amistad y confidencia, así como el proselitismo coercitivo.

8.- Si se estableciera que a nadie se le puede hablar para pitar, si no dejar al amigo del miembro de la Prelatura que pidiera espontáneamente la admisión, ¿atraído al ver la santidad y sinceridad de vida del miembro de la Obra?

9.- Si se estableciera como obligación ineludible del presbiterio de la Prelatura un plan muy concreto de evangelización muy activa, especialmente dirigido a los sectores más desfavorecidos de la sociedad; es decir, adoptar la opción preferencial por los pobres y no por los ricos (aunque sin abandonar a estos).

10.- En fin, como antes he dicho, estamos en el terreno de las conjeturas... pero si estas cosas u otras parecidas tuvieran que tragárselas el Consejo y la Asesoría, creo que caerían todos de espaldas víctimas de un colapso colectivo.

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