¡Mis muy queridos damnificados!

Comencé a leer el libro de María Angustias Moreno OPUS DEI, ANEXO A UNA HISTORIA. Simplemente extraordinario. Se siente el mismo desgarro que yo siento, pero con un criterio, un equilibro, una ponderación que es manifestación de una gran paz interior y de ausencia de rencor. Se percibe un auténtico anhelo de justicia -beati qui persecutionem patiuntur propter iustitiam!-, y no de venganza, un deseo de mejorar las cosas, de corregir fraternalmente a la institución.

Quizás lo que hace que el texto sea tan brillante es una de sus tesis centrales: el quiebre psíquico y espiritual de los miembros del Opus que aguantan unos años adentro se debe en gran medida a la imposibilidad de vivir con las contradicciones opusinas.

Se declaran defensores de la libertad (hemos de vivir "libre como pájaros"), pero el mecanicismo y las infinitas costumbres, regulae internae y avisos (lo que "está dicho") terminan encorvando la voluntad y la individualidad de cualquiera, haciendo que los miembros sean esclavos de un montón de manías.

Se dice que la fidelidad es fruto del amor ("enamórate y no le dejarás"), que es el acto propio de la voluntad (no se puede amar sin libertad), pero en la práctica se "persevera" por miedo a "perder [la] felicidad terrena y quizá la eterna".

Se dice que cuando uno pita empieza a "ser de casa", pero si el pitado es aspirante hoy se dice (hoy, sólo hoy, claro, porque hace veinte años era otra cosa) que "jurídicamente no pertenece a la Obra", y que la "incorporación" (que etimológicamente significa "ser miembro del cuerpo") solamente se produce después de los 18 años (ahí está la trampa que se hace con el Vaticano para meter menores de edad). Un enredo que casi nadie entiende, pero que queda claro que entran menores de edad y que se difunde que no es así.

Se dice que "no hay ningún secreto", pero sí que hay que ser "discretos" con "ciertas cosas" que "hoy no se entienden", o que "otros con menos formación no van a captar bien", o que "conviene que no se sepan"... y peor aún: hay libros con llave en los centros que no pueden leerse antes de hacer la fidelidad (!).

Contradicciones por doquier, contradicciones que son manifestación de hipocresía colectiva y cuidado de la imagen institucional so pretexto de unidad.

El secretismo permitió a la Obra sobrevivir un buen tiempo escondiendo convenientemente ciertos documentos o datos a la Santa Sede, o ciertos datos, o ciertas praxis y costumbres (hay que tener en cuenta que muchos cambios realizados durante el Pontificado de Francisco -por ejemplo, en las Experiencias locales o en el Catecismo de la Obra- no han tenido una aplicación real y uniforme en todos los centros por el criterio de directores de la "vieja guardia" que ven como legítimas las praxis y costumbres no escritas de siempre). Pues bien, llegó la era digital. ¡Tenemos medios gratuitos para iluminar lo que está oscuro con la luz de Jesucristo, que es la Verdad misma! -Quoniam quae in tenebris dixistis, in lumine dicentur!: et quod in aurem locuti estis in cubiculis, praedicabitur in tectis!

Por mi parte, en conciencia me hice una cuenta en Twitter (@Ex_opusdei). Tenemos que rezar por esto (por el Opus, por sus líderes, por sus miembros), pero también hay que poner los medios humanos para que se restablezca el orden de la justicia: empezar a usar redes sociales para dar a conocer la realidad del Opus, difundirla, apoyar políticamente la causa de las 43NAX, presionar para lo que se viene con el cambio de Estatutos (que parece que no eran tan "santos, perpetuos e inviolables")... ¡Este es nuestro momento! ¡No perdamos la oportunidad!

FranzJagerstatter