Se preguntaba perplejo Condiciones el miércoles pasado, si lo del "acompañamiento espiritual" iba en serio... Pues sí, va en serio, tan en serio como cualquier cosa que, en las actuales circunstancias, pueda hacer el Opus Dei, que quizá en esto va también de "conceder sin ceder con ánimo de recuperar", esperando mejores tiempos.

Y es que resulta, que a Francisco no le gusta el término dirección espiritual y prefiere el "acompañamiento espiritual". Y es que lo que no le gusta a Francisco es mejor que no le guste a nadie, no vaya a ser que le caiga la pontificia indignación, el definitivo ostracismo o lo que casi es peor, una intervención en toda regla.

"El acompañante espiritual, al que llamamos director espiritual —no me gusta este término, prefiero acompañante espiritual, es mejor—, es el que te dice: “Muy bien, pero mira aquí, mira aquí”..." (Francisco, Audiencia General 4.01.2023).

Al tal "acompañamiento", del que ya viene hablando desde tiempo atrás, ha dedicado el Papa la decimocuarta y última catequesis semanal sobre el tema del "Discernimiento", otro término de la jerga jesuítica, muy querido a Francisco y que también se está poniendo de moda en el Opus Dei, donde ya no "ven" la vocación en los que se acercan a sus apostolados, sino que la "disciernen".

El mismo día en que el Papa habló del "acompañamiento" en la audiencia general, el Opus Dey en su web publicaba el texto íntegro, con una entradilla que dice:

"... Dijo que “confrontar nuestra vida con otra persona que tenga experiencia es de gran ayuda para conocernos a nosotros mismos”"

Lo que en buen romance significa para ellos algo así como el mismísimo Papa avala la charla fraterna.

No quiero ni pensar en los escozores que debe estar sintiendo el santo fundador al escuchar a sus hijos e hijas hablar de esa manera tan moderna y con tufilllo a religiosos, un tanto de andar en mangas de camisa, aunque también me imagino que le vendrá a la mente aquello de que esas aguas pasarán y las cosas volverán a sus cauces.

Lo que si doy por sentado es que, en los Estatutos reformados de la prelatura, junto con dejar muy claro que los miembros (miembros de qué, está por verse) deben rezar una parte del Rosario y meditar las otras tres, se hablará de acompañamiento espiritual y de discernimiento vocacional.

No es nada extraño pues, que la cúpula del Opus Dei, oliendo por donde vienen los tiros, haya organizado esa semana de estudio, que sin embargo no está dirigida al acompañamiento espiritual en general, sino el específico para "movimientos y nuevas comunidades", lo que deja deliberadamente fuera de discusión, el "acompañamiento" en las prelaturas personales, por decirlo de alguna manera ya que solo hay una, porque desde luego ellos no se sienten ni "movimiento" ni "comunidad", sino una Prelatura Personal, gobernada por un protonotario apostólico supernumerario. No va con ellos.

Y curioso es también que esta vez los ponentes del Opus Dei sean una llamativa minoría y canonistas los tres, así que no se mojarán mucho sobre los aspectos teológicos, sociológicos y antropológicos del acompañamiento espiritual.

Haenobarbo