A menudo se ha comentado en estas páginas la alegría que supuso descubrir que no estábamos solos, que muchas personas pensaban como nosotros aunque no lo dijeran, que nuestro caso era mucho más habitual de lo que nos hicieron creer dentro. En una palabra, que no éramos los únicos...

Y este es el motivo de este post: encontrar voces disidentes. In’s que me leéis, sabéis que no sois los únicos que veis que esto no funciona ni empujando. Sabéis que no es cuestión de un congreso o de cien, tampoco es cuestión de que muera el papa, no es eso. Lo que sucede es que la institución fijó un rumbo de colisión hace muchos años y, como nunca se ha corregido, se ha producido el choque, y el barco como lo conocimos hace aguas por todas partes. La orquesta sigue tocando para dar sensación de que no pasa nada, pero la escora es pronunciada, la gente mira los botes salvavidas y se pregunta si habrá para todos, y más de uno piensa “ojalá hubiera hecho caso a mi presentimiento y me hubiera bajado en la última escala”.

Ayudemos a la Iglesia, in’s que me leéis. Haced oír vuestras voces para decir que no es cierto que dentro todo vaya como la seda. Decid que no estáis de acuerdo en cómo se están llevando las cosas, decid que estáis hartos de que se os trate como críos que no pueden comprender, decid que ya está bien de poner en cargos de gobierno, con capacidad de decidir sobre las vidas de las personas, a gente cuya única virtud es saber obedecer. Cero capacidad de liderazgo, cero empatía, cero experiencia, cero todo... solo saben obedecer. Decid basta a campañas económicas para hacer obras en centros y residencias que se cierran al año siguiente. Decid basta a tanto despropósito. ¡Decid basta!

A la institución no le interesa que sepáis que no sois los únicos. A la institución le interesa manteneros aislados para que no podáis hacer nada, para que vuestras voces no se escuchen y, por tanto, parezca que no existís, y esto es lo que hay que evitar. Unid vuestras voces, hablad unos con otros, poned en común lo que pensáis que puede ser una solución. No tengáis miedo. Nadie tiene porqué saber que estáis en contacto un@s con otr@s, no temáis las represalias porque, si no se sabe que estáis hablando, no podrán haceros nada.

Esto es lo que os sugiero que hagáis:

1)    Abrid una cuenta de correo en gmail, no seáis imaginativos y no intentéis que el nombre hable, evitad cosas del estilo flyingfree, freetalking, siemprenelibertad, veritasliberavitvos, etc. Lo mejor es que sea una ristra de números (el código postal de vuestros padres, el móvil de ese hermano al que no veis desde hace diez años porque no está de acuerdo con vuestro estilo de vida alternado con sus iniciales, por ejemplo 666j444s555p), no facilitéis ningún dato personal y protegedla con una contraseña que no hayáis utilizado antes y que, al mismo tiempo, os sea tan sencilla de recordar que no necesitéis apuntarla en ninguna parte. Por ejemplo: papa seguido de la fecha de cumpleaños de vuestro padre, o MAMA seguido del cumpleaños de vuestra madre, o papamama y la fecha de su boda, algo muy simple, que sepáis de memoria y a lo que nadie más tenga acceso. Olvidaos del día que pitasteis, del día que fallecieron vuestros padres, de vuestro cumpleaños, del cumpleaños de vuestros sobrinos, de la ciudad donde nacisteis, del principio de la labor en Kyrgyzstan que coincidió con..., olvidaos de todo eso. Algo que solo sepáis vosotros y que os sea fácil de recordar aunque pase el tiempo.

2)    Cerrad la sesión de gmail siempre, siempre, siempre y no vinculéis esa cuenta a ninguna otra que tengáis, ni a vuestro teléfono móvil. Corréis el riesgo de no poder acceder a ella si olvidáis la contraseña, pero el otro riesgo, el riesgo de que os descubran y os hagan la vida a cuadritos, es mayor, así que asumiremos el menor.

3)    Desde esa nueva cuenta de correo, escribidme a sellingheritage@gmail.com

4)    A partir de ahí, dejadlo en mis manos y tendréis noticias mías. Si queréis, solo si queréis, os pondré en contacto con miembros de la institución que piensan como vosotros y, a partir de ahí, el cielo es el límite.

            Señores de S.O.S OpusDei en la sombra: escribidme. Hay más gente de la que imagináis queriendo ponerse en contacto con vosotros, pero habéis tomado tantas precauciones, lo habéis blindado todo tanto, que no habéis dejado ninguna puerta abierta a la comunicación y, después de tanto tiempo, se empieza a pensar que sois o un anzuelo de dentro para cazar disidentes (la imposibilidad de comunicarse con vosotros habla muy a favor de esa posibilidad), o ficción, o cobardicas.

Mediterráneo

"Las cosas que aquí se ven / ni los diablos las pensaron" - José Hernández, "El gaucho Martín Fierro"