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 Libros silenciados: El mal pastor.- E.B.E.

060. Libertad, coacción, control
ebe :

 

El mal pastor

E.B.E., - 12 de abril de 2023

 

 

«[el mal pastor] no se preocupará de la oveja perdida, ni buscará a la extraviada, ni curará a la herida, ni alimentará a la sana, sino que comerá la carne de las más gordas y les arrancará hasta las pezuñas» (Zac 11,16)

 

«…aparecerán falsos mesías y falsos profetas que harán milagros y prodigios asombrosos, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos» (Mt 24, 24)

 

 

MIEMBROFAGIA

 

Una de las características peculiares del Opus Dei que llama la atención es su carácter canibalesco: el que se coma a sus propios miembros, no en sentido literal, pero sí en sentido analógico: si bien no se come la carne de sus miembros, sí se alimenta de lo más valioso de sus vidas: “honra, dinero, progreso profesional, aptitudes, posibilidades de influencia en el ambiente, lazos de sangre; en una palabra, todo lo que suele acompañar la carrera de un hombre en su madurez, todo ha de someterse —así, someterse— a un interés superior” (Escrivá, Carta 14-II-1974, nro.3).

 

El Opus Dei exige una entrega total (incluido testamento, que Escrivá no hizo), hasta el holocausto personal, para luego abandonarte, hasta dejarte si nada, después de haberte exprimido como a un limón y haberte impedido cualquier tipo de ahorro personal: ese es el común denominador de innumerables testimonios de Opuslibros. En este contexto cabe situar al engaño vocacional y los abusos espirituales: el sentido de ambos se enmarca la explotación institucional de sus miembros...



Una institución que se devora a sí misma está llamada a durar poco tiempo, por lo cual es razonable que hoy el Opus Dei este en decadencia.

 

Resulta llamativo que Escrivá dijera que su organización estaba llamada a durar para siempre, «mientras haya hombres sobre la tierra» (Carta, 29-IX-1957, n.17).

 

Tal vez esa manera de hablar formaba parte del engaño con el cual pensaba apacentar a sus ovejas, para luego comerse a las gordas, o simplemente fantaseaba con hacer compatible lo contradictorio, devorarse institucionalmente y al mismo tiempo perdurar para siempre.

 

Cómo no recordar aquí expresiones verdaderamente descarnadas, escritas en documentos de gobierno, que, de manera descuidada -jamás imaginaron que saldrían a la luz-, ponen de manifiesto el carácter anti-evangélico del Opus Dei, donde las personas son un medio y no un fin de la institución:

 

«No admiten coacciones más que los débiles mentales. Y ésos no sirven para la Obra» (“Catecismo de la Prelatura Opus Dei”, edición 1995, nro. 289 y edición 2003, nro. 298)

 

«Resulta inevitable que algunos se vayan. Es una prueba más del vigor sobrenatural, de la salud de espíritu de la Obra. Como todo cuerpo sano, se resiste a asimilar lo que no le conviene y expulsa inmediatamente lo que no asimila. Y no sufre por eso: se robustece» ("Vademecum de los Consejos Locales". Incorporación a la Obra - La perseverancia en la entrega, pág. 48, 19-III-1987).

 

Los exmiembros vendrían a ser el vómito del Opus Dei, dicho de manera sencilla. El problema es que cuando hay demasiado náusea, el problema está en el cuerpo, no en lo que expulsa. Cuando hay demasiados que se van, el problema es el Opus Dei.

 

Sorprende que tanta gente se haya ido, pero no sorprende a la luz de «el mal pastor»: ¿qué podía esperarse de tal pastor sino el que sus ovejas salieran espantadas?

 

Hasta el surgimiento de Opuslibros, el secreto residía en que tal proceso de esquilado se fuera dando lentamente, para que no hubiera estampida y que cada oveja ya inservible, o que se resistiera a seguir siendo esquilada, se fuera en silencio y sin advertir a nadie de nada. Fue con el surgimiento de esta web que se dio una toma colectiva de conciencia acerca del carácter generalizado de los daños causados por el Opus Dei, pues anteriormente muchos pensaban que se trataba de casos aislados.

 

EL BUEN PASTOR

 

«Los que no son de nuestra familia, no son buenos pastores de mis ovejas, aunque sean muy buenos pastores de las suyas (…) Si tú hicieras esto [acudir a un sacerdote que no es de la Obra], tendrías mal espíritu, serías un desgraciado. Por ese acto no pecarías, pero ¡ay de ti!, habrías comenzado a errar, a equivocarte. Habrías comenzado a oír la voz del mal pastor, al no querer curarte, al no querer poner los medios. Estarías, además, perjudicando a los demás. Ese confesor guardará el sigilo sacramental, desde luego: todos los sacerdotes lo cuidan celosamente, siempre. Pero cuando se le presente otra alma a pedirle consejo, y le manifieste que está pensando en solicitar la admisión en el Opus Dei, quizá se lo quitara de la cabeza. Aquel confesor no podrá evitar el pensamiento: ¿ir al sitio donde está aquel miserable, aquel canceroso que no se quería curar?» (Escrivá, meditación "El Buen Pastor", 12-III-1961, en “Mientras nos hablaba en el camino”, páginas 143-155, Roma, 2000, la negrita no es del original).

 

Este texto revela muchas cosas: una de ellas es el modo retorcido y enmarañado de pensar en que da a conocer su doctrina de «el buen pastor»: a través de una casuística extrema y un confesor malpensado que prejuzga lo que oye, además de dar a entender Escrivá que los del Opus Dei usualmente se confiesan de cosas terribles. ¡Qué manera tan despectiva –por no decir rústica- para referirse a cualquiera de "sus hijos" como cancerosos!

 

Pero más preocupante aún es que Escrivá argumentara que -llegado el caso- nadie debía saber que su organización estaba llena de “cancerosos”. Hay aquí un indicio de que a Escrivá le preocupaba sobremanera ocultar los aspectos negativos de su organización. ¿Cuántas cosas se habrán ocultado para lograr su canonización?

 

Escrivá no quería que nadie de afuera conociera la verdadera intimidad del Opus Dei. El problema no eran los cancerosos imaginarios que planteaba Escrivá -como efecto de distracción-, sino que algún buen pastor real se enterara del secreto de que al Opus Dei lo dirigía un mal pastor que vivía de sus ovejas. Aquel canceroso que no se quería curar era el mismo Escrivá, canceroso que sería puesto en evidencia por lo que pudieran confesar sus dirigidos a un sacerdote de afuera. El cáncer que Escrivá proyectaba en otros, en realidad hablaba más bien de él mismo.

 

La psicología que Escrivá manifiesta, en este tipo de textos, no es la de una persona sencilla y transparente, sino la propia de un manipulador, que recurre a diversos artilugios -engaños y confusiones- para ocultar profundamente la naturaleza dañina de su organización y de su liderazgo como mal pastor.

 

Otra cosa que revela aquél texto citado es el modo en que se rompe el sigilo sacramental en el Opus Dei, no de manera directa sino circunvalando el obstáculo del secreto y abriéndole una puerta para que se escape: haciendo del secreto una herramienta útil. Y da a entender que así procederán los demás sacerdotes que "no son de la Obra". Piensa el ladrón que son todos de su condición, podríamos decir aquí.

 

Por otro lado, deja en claro que Escrivá sabía que si se llegaba a conocer cómo funcionaba el Opus Dei, sus ovejas –advertidas por los buenos pastores- se alejarían.

 

Revela a su vez la gran hipocresía de Escrivá al hablar -más aun, "advertir del peligro"- de malos pastores, para referirse a los demás clérigos (sacerdotes u obispos), cuando en realidad el mal pastor era él -el lobo vestido de pastor-, aunque estratégicamente resultaba lógico que así lo hiciera: si las ovejas se iban a otro pastor, Escrivá no las iba a poder esquilar. El buen pastor de Escrivá era –y sigue siendo- una coartada para el mal pastor de Escrivá.

 

El hecho de que el fundador denunciara al mal pastor, hacía creer automáticamente que jamás podría él ser quien abusara de las ovejas. Su denuncia era una implícita prohibición a sospechar de él.

 

Una perfecta maniobra de distracción. Y una situación extremadamente angustiosa para quienes sufrían los abusos espirituales sin saber de dónde procedían. Si alguna oveja se quejaba, anulaban su queja infantilizándola. Escrivá fue quien implemento el bullying espiritual institucionalizado, que luego imitarían los directores (en la misma línea de la coacción proselitista):

 

«Cuando uno no se ha dado por completo, a la primera dificultad la inteligencia se enreda, y cuesta comprender lo que entiende una criatura de diez años, y viene el pensamiento de que no se nos entiende. Hijo, habla, y verás cómo sí te comprenden. ¿No será que a ti, por las circunstancias de un momento, porque tu soberbia quiere saltarse una limitación, no te interesa que se te entienda?» (Escrivá, revista interna Crónica, 1972, p. 637 y ss).

 

De este sistema de "el mal pastor", que esquilma a sus ovejas, vivieron Escrivá, Del Portillo y Echevarría, quien rascó lo último de la olla. A Ocariz le ha tocado chupar de los huesos y en todo caso hacerse un caldito, o lo sumo un puchero, pues pocas ovejas han quedado en el redil como para seguir con el sistema de esquilado y  carneado.

 

¿De qué pensarán alimentarse los futuros prelados? No sería raro que se alimenten de los supernumerarios, y para ello, pasar de un Opus Dei basado en esquilar numerarios y agregados a uno basado en esquilar supernumerarios y por lo tanto un Opus Dei que necesite menos disciplina, menos documentos de gobierno y sea mucho más light, más etéreo, irreconocible en cierto sentido. Más parecido a la imagen light que transmiten sus sitios web, presentándose como un distribuidor de contenidos espirituales para consumo minorista.

 

Posiblemente por eso sea, entre otros motivos, el que no se hable más de milicia al referirse a la vocación al Opus Dei (cfr. El otro fraude vocacional), algo que era aplicable propiamente a los numerarios y agregados. A los supernumerarios hay que hablarles de familia y de ahí que el Opus Dei ya no sea más milicia sino sobre todo familia.

 

Corporativamente considerados, los numerarios y agregados fueron históricamente las ovejas gordas que sistemáticamente el Opus Dei esquiló en el pasado y a ese pasado es mejor enterrarlo para siempre. Es cierto que también el Opus Dei esquilo a supernumerarios (en algún caso incluso más que a muchos numerarios), pero no en la forma uniforme e intensiva con que lo hizo con los miembros célibes, cuya disponibilidad debía ser ilimitada.

 

CAMBIOS QUE NO SON PROGRESO

 

Si bien el sistema se extendía a gran parte de las ovejas, queda patente en el caso de las numerarias auxiliares, a las cuales se las esquilaba al máximo hasta esquilmarlas, al tiempo que se nos daba a entender (al menos en la sección de varones) que eran de las ovejas a las que el Opus Dei más cuidaba.

 

Se ha venido diciendo que el Opus Dei ha ido cambiando en los últimos años, pero más bien parecería que dichos cambios se deben a que el mal pastor se ha quedado sin ovejas y, por lo tanto, no se puede ya dar el lujo de comerse a las gordas.

 

Al haber pocas ovejas, el sistema no puede seguir funcionando de la misma forma. Las numerarias auxiliares que actualmente viven dentro del Opus Dei aparentemente llevan una vida muy distinta a las de hace unos años. Pues que sepan que se lo tienen que agradecer a todas aquellas que el Opus Dei esquiló hasta quitarles toda la energía que podían dar (sigan adentro o se hayan ido, pues no todas, a las que el Opus Dei explotó laboralmente, pudieron escaparse).

 

Los cambios no han sido ni producto del progreso ni de una conversión -ya que el Opus Dei no reconoce su pasado caníbal- sino producto de la falta de ovejas y de la decadencia (se ha relajado la disciplina interna, ya no pueden exigir lo que exigían antes porque sencillamente... ¡ya no hay numerari@s a quienes exigirles nada! y los que quedan no están dispuestos a ser exigidos sino a regatear en todo caso su obediencia). Ahora toca la época de vacas flacas y, por lo tanto, ya no es sustentable el sistema del pasado.

 

FUTURO

 

Los que son viejos aún pueden vivir de los jóvenes que quedan, pero los jóvenes que aún quedan, ¿cómo piensan vivir a futuro? Porque el sistema de comerse a las propias ovejas no va más, no van a tener a quien comerse ni esquilar.

 

Es posible que piensen que se puede sustituir las ovejas por el dinero y que ahora se mantengan con poca gente y alimentándose de rentas, ya que bienes materiales no les faltan. Un Opus Dei materialista, sin el espíritu de sacrificio que lo mantuvo con vigor, porque no hay ya quien se sacrifique ni a quien sacrificar. Un Opus Dei burocrático donde, l@s poc@s numerari@s que haya, hagan tareas "apostólico-administrativas" pero nada de milicia ni de sacrificio.

 

La etapa del sacrificio heroico habrá sido sólo para las ovejas que debían darse en holocausto para poner de pie la organización -sacarla adelante "dichosísimamente", como alentaba Escrivá en su instrucción-.

 

«os sentiréis dichosísimos sacrificándoos para que se realice» (Instrucción, 19-III-1934, n. 49).

 

Superada esa etapa heroica, vendrá la del vivir al mejor estilo burgués, sin sacrificio y viviendo de rentas, o a lo sumo, haciendo tareas en la burocracia prelaticia.

 




Publicado el Wednesday, 12 April 2023



 
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