Me llega la noticia de que en los centros de la sección femenina (sf) se pasa hambre. Cuando me recupero del asombro, la contrasto con mis fuentes in’s. Mi Laura, numeraria ella, permanece en silencio y, al cabo de unos segundos, dice...

            ꟷA ver... hambre, hambre como tal, no se pasa, excepto en países donde, por la situación en general, todo el mundo pasa hambre, pero aquí en España no es el caso. Sí que es cierto, sin embargo, que se come muy mal, se come cada vez peor, y cada vez más la gente se prepara lo que quiere a media mañana o a media tarde. A nivel nutrición, ni te cuento, nada de nada. Es un intentar salir del paso como se pueda, y se nota, y la gente se queja, y mucho.

            ꟷ¿Y la administración?

            ꟷLa administradora cualificada, con preparación, con estudios, profesional, ha desaparecido. Ya no existe. Lo que hay es una administradora que se divide entre varios centros, con lo cual no está en ninguno, y que más que administradora es el río Guadiana, que aparece y desaparece. Añádele que todos los centros, todos sin excepción, emplean a personas de fuera porque ya no hay auxiliares, y las que quedan se hacen mayores. Como el sueldo es el que es, el servicio que obtienes también es el que es. Si dejas en la cocina a una persona que no sabe cocinar, y encima cobra una miseria, y encima le escatimas horas, y encima no la preparas y la dejas a su aire... tienes el resultado que tienes. 

            ꟷ¿Y en las casas de retiro?

            ꟷPues igual. Algunas funcionan mejor que otras, hay casas de retiro donde da vergüenza ver lo que se come, y gente de otras delegaciones se asombra, sé que mucha gente se ha quejado, y se han enviado notas desde otras delegaciones, esto lo sé porque hablo mucho con una oficial de mi delegación, pensamos igual en muchas cosas. Hay otras donde todavía queda una administradora con cierta experiencia y esas están mejor. Y luego están las administraciones ordinarias, donde más o menos se conserva el nivel porque, aunque empleen personal de fuera, en la cocina hay una numeraria o una auxiliar.

            ꟷ¿Y en los centros de auxiliares?

            ꟷEsos sí te reconozco que son los peores. A ver, todas las auxiliares se van a trabajar a los centros de la sección de varones (sv). En el centro queda, quizá, una auxiliar mayor que supervisa la limpieza, y el oratorio, y el planchero, y que da indicaciones de cómo cocinar, pero ya no puede encargarse de la cocina. Cuando llegan las auxiliares a comer, después de trabajar toda la mañana, y en la mesa se encuentran con lo que se encuentran, el mal ambiente se puede cortar con un cuchillo, hay quejas, y hay auxiliares que no van comer y comen en la casa de la sv, porque saben que comerán mucho mejor.

            Pienso que igual exagera, o que es esa delegación, y hablo con mi Inés, nax. Mis amigas no se conocen, viven en delegaciones diferentes y lo único que tienen en común, aparte de pertenecer a la institución a fecha de hoy, es que Inés está cuidando a su hermana mayor, que hizo de madre de sus hermanos cuando la madre murió de parto, y Laura está cuidando a su padre, viudo y mayor.

            ꟷSí, si yo pensé que te lo había dicho... A ver, hambre, hambre, no, pero comer pésimamente sí. Pero claro, es que si lo piensas, en la cocina está una persona de fuera a la que pagas lo mínimo y muchas veces le pides horas extras a modo de favor, sin pagárselas. Si esa persona sabe cocinar, pues vale, pero si no sabe... es que no puede hacer nada más, de donde no hay no se puede sacar. Alguna vez la auxiliar que viene a ver a mi hermana me lo ha comentado, “jo, maja, qué mal comemos... a veces como en la casa pequeña, porque de verdad...”

Yo fui administradora, lector. Estaba orgullosa de cuidar a “la gente de casa”, sí lo estaba, claro que lo estaba. Cobraba media M, no cotizaba en la SS, vacaciones solo para ir al curso anual y al curso de retiro, y trabajaba más horas de las que tiene el reloj, pero estaba orgullosa de cuidar a “la gente de casa” y ponía un esfuerzo especial en la cocina, ya lo creo que lo ponía. Quería que comieran bien.

Es cierto que en la institución nunca se comió gourmet, jamás, porque la media era la que era (y la que es), y contra eso no se puede hacer nada. La media, lector, es lo que puedes gastar en comida por comensal y día, te viene establecido (como todo) y solo tienes que cumplirla. No sé quién la decidía, ni quién la decide, sí sé que es alguien con menos idea de números que yo, y eso es mucho decir, y que jamás, jamás de los jamases, jamás, ni un solo día de su vida, ha estado en un supermercado, o en un mercado, y ha visto los precios reales de las cosas.

No me da vergüenza decir que falseé la media desde el tercer mes de estar en la administración. Añadía comensales hasta que, dividiendo el gasto total en comida de todo el mes entre el número de comensales, salía la malhallada media. Nadie lo controlaba. En los centros y casas de retiro que administré se comió siempre muy bien, dentro de las posibilidades. En el último centro, un centro de numerarias mayores donde había que hacer unos equilibrios con los regímenes que dejaban chiquito al Circo del Sol, llegaron a felicitarme. 

Se come mal en los centros, lector. Se come fatal, la gente se levanta de la mesa con hambre. Hablamos de la administración, la piedra angular, aquello sobre lo que se apoya todo, aquello sin lo cual nada es posible, nada se sostiene, el apostolado de los apostolados, la razón fundamental de ser y existir de la sf en general y de las auxiliares en particular.

Me parece tan inaudito, tan extraordinario, tan imposible, tan irreal... Creo que es la primera vez que me doy cuenta, físicamente, de la longitud, la anchura y la profundidad de la grieta que tiene el barco de la institución.

Y el barco se hunde, se hunde sin remedio, y se hunde porque no están haciendo ningún caso de la grieta y se preocupan solo de que elpadre vea los metales bien pulidos, los cabos recogidos y la cubierta limpísima, sobre todo que elpadre lo vea todo bien. Y mientras lo ponen todo a punto para elpadre, la grieta en la quilla da la bienvenida a toda el agua que quiera entrar.

Sálvese quien pueda, lector. Sálvese quien pueda.

Mediterráneo

“Las cosas que aquí se ven / ni los diablos las pensaron” – José Hernández, “El gaucho Martín Fierro”