Respecto a tu pregunta en tu escrito “Difícil relación con un ex numerario”, no es aconsejable seguir con esa relación.

Tú misma percibes las señales.

No es normal, por muy buena persona que uno sea, clasificar las amistades según la creencia religiosa. Entre los creyentes como entre los increyentes como entre los indiferentes en materia religiosa y católica te puedes encontrar todo tipo de afinidades y desacuerdos. No tiene que ver que, a estas alturas de la película, sin fecha de boda por lo que cuentas, te hable de hijos y de que reduzcas tus actividades “que te quitan tiempo”, ¿de qué te quitan tiempo? ¿A qué se refiere y por qué si te gusta jugar a tenis o ir a la piscina tienes que recortar? Mira bien que te está endilgando la vocación de supernumeraria española de los años 1950.

Los noviazgos están para romperlos, y si ya antes observas todas estas cosas, da gracias al cielo de haberte dado señales que, tras la bendición sacramental del consentimiento por parte del cura, todo es mucho más complicado.

Con lo que nos cuentas, yo iría soltando amarras. Terrible decisión, dura decisión, puede parecer cruel, pero menuda carga da la impresión de querer echarte encima esa bella persona y toda su familia. No sabes la mitad de la mitad de los estragos que el fanatismo religioso hace en las personas.

En principio y con honrosas excepciones, no recomendaría a nadie juntarse con un ex opus que además no ha soltado las amarras por lo que cuentas y te quiere meter a ti también en los centros. Me baso en experiencias que se han contado aquí, de buenos partidos, ex numerarios que salieron “peor imposible”, y eso que antes de la boda no hubo señales tan ciertas como las que tú cuentas, por ejemplo, el de Cristina: “Relaciones enfermizas con la institución”.  

Es solo un consejo y opinión que has pedido, no me gusta nada descubrirle la “vocación” al casamiento o al no casamiento a nadie ni con quién. A tu libre arbitrio queda la decisión. Mucho ánimo con todo.

Saludos

Ana Azanza